Jorge siempre dudaba. La pregunta que se hacía era, ¿puede ser que la realidad sea ficción y la ficción realidad?
Era contable, pero siempre que tenía un momento libre iba al cine. Su gran sueño era rodar una película.
Para Jorge lo que veía en la gran pantalla tenía más sentido que los números con los que se peleaba ocho horas diarias.
Tenía una gran amiga, Laura, era una mujer algo mayor que él, cuarenta y nueve años, que sufría depresiones constantes.
Cada vez que Laura caía en el infierno de una de sus depresiones, Jorge se acercaba a su casa y pasaban la noche juntos. Era el momento en el que Jorge debía lucir toda su creatividad. Pasaba horas explicándole relatos positivos.
¿Quizás era otra cosa más carnal lo que deseaba Laura?
Jorge un día por la mañana llamó a su empresa y dijo que estaba enfermo. Pasó horas durante el día escribiendo, hasta que finalizó su guión. Después propuso a conocidos y desconocidos su proyecto de filmar el guión, quizás alguno se animaba a ayudarle.
Un poco de luz llegaba a su vida de cuentas, deberes y haberes económicos.
Laura, se metió de lleno en el proyecto artístico de Jorge. Hasta el punto en que el trabajo y el amor se confundieron.
Un año después la película estaba filmada. El resultado fue mejor de lo que creían algunos. Jorge y Laura formalizando su relación se dieron cuenta que el otro era lo que necesitaba su vida. Laura ya no tuvo más depresiones, aunque sí algún lanzamiento de vaso contra el suelo. Y mucho sexo…
Jorge seguía con la misma pregunta de siempre, la realización de la película no se la había podido contestar:
¿Puede ser que la realidad sea ficción y la ficción realidad?
Pensamiento Irracional 