Calle Tallers. Ella camina distraída, mirando las tiendas y a la gente que pasa. Grabación de dos minutos, la cámara siguiéndola a diez metros. En un momento que está mirando una tienda de ropa. Se le acerca él.
Él le habla. Es una escena vista desde la calle hacia el interior de la tienda. La cámara enfoca a los dos que están dialogando dando el perfil de sus rostros a la cámara. Grabación de dos minutos.
Él- Hola, ¿qué tal estás?, soy poeta y a todas las mujeres atractivas que me encuentro les regalo unos versos.
Ella coge un papelito que le da Él y se pone a leer en voz alta.
Ella- Como bombilla… brillas.
Tú piel… mi tacto.
Tus ojos… sin abstinencia.
Tus besos… qué utopía.
Gracias por estar aquí… resolución.
Empatía, cómo si la vida
fuese únicamente eso.
Se quedan diez segundos en silencio mirándose y sonriéndose.
Él- Gracias por aceptarlo, y… que tengas un poético día.
Ella mira unos vestidos, ausente, le ignora, de repente dice:
Ella- ¿Te gusta? Además de versos podrías regalarme algún material. Por ejemplo… este vestido.
Él- Te doy algo de corazón y pides más. No es de muy buena educación. Pero ya que tienes tanto desparpajo y veo que el vestido no es muy caro, ten, treinta euros para uq te lo compres.
Ella asombrada se queda mirando el dinero diez segundos. Le nace una sonrisa.
Ella- Gracias. Iba a tomarme un Martiny Rosso, ¿Vienes? Vivo cerca.
Él- ¿Estás segura? No me conoces… podría ser un asesino.
Ella- Lo último que podrías ser es un asesino. ¿Vienes o ya te he dado miedo? La que te puede hacer daño creo que soy yo.
Él- Un poco de miedo sí que tengo, pero acepto, vamos.
Ella- ¿Es que aún existen hombres valientes hoy en día…?
La cámara a unos diez metros les va siguiendo por la calle. La secuencia dura unos dos minutos. Hay una voz en off.
Voz en off- Ella, mujer moderna, que no le tiene miedo a los hombres ni al sexo, sueña con atrapar a aquél poeta callejero. Él, poeta de éxito, en sus más recónditos pensamientos siente que su virilidad ha ganado en autoestima, es la primera mujer a la que le regala uno de sus poemas y ya va a su casa, pero aterrorizado no siente la capacidad de hacer nada. Ella, mujer promiscua, le ha dado la llave para un rato de sexo sin compromiso y cree que de calidad. Él sabe que está cometiendo un error. No tiene la capacidad de salir de este callejón sin salida. La tensión entre ambos se manifiesta. La inseguridad de un profesor universitario y poeta, frente al conocimiento de lo que quiere y la decisión de una mujer cosmopolita, moderna y decidida. Mezcla de pareceres, de capacidades, de intenciones. Los asesinatos más atroces e increíbles, quizás han ocurrido en climax parecidos. ¿Se llevará una decepción ella? ¿O él, un Lord Byron contemporáneo dará la talla?
Entran en la casa: plano de la sala de unos diez segundos. Plano de Ella sirviendo los dos Martinys. 15 segundos. Plano de Ella poniendo música, cinco segundos. Suena “La Mer” de Claude Debussy. Se sienta Él a un lado del sofá y Ella al otro. Enfrente hay una mesita donde dejan los vasos. Plano de los dos bebiendo y hablando de unos dos minutos.
Ella- ¿Desde cuándo tienes la costumbre de regalar poemas a las mujeres por la calle? ¿Todavía no me has dicho lo que te tengo que dar a cambio?
Él- Ya me has dado más de lo que debías. No necesito vender poemas por la calle. Soy un poeta de éxito y doy clases de literatura en la Pompeu Fabra.
Ella- ¡No jodas!
Cinco segundos de silencio, ella coge el vaso y bebe.
Él- Lo que pasa es que el 29 de mayo es un día mágico para mí. Ese día perdí la virginidad, gané mi primer concurso de poesía y lo más importante, me di cuenta de que no necesito a nadie. Qué soy feliz solo y emocionalmente necesito poco.
Ella- ¿Cómo puedes ser poeta sintiendo eso?
Él- Ratos como este me gustan pero no los necesito. Puedo estar mucho tiempo sin contacto afectivo. No me importa.
Cinco segundos de fondo musical, sin diálogo. Él mueve las manos nervioso.
Ella- Pero si has venido aquí, sabrás… bueno… ¡vamos a follar! ¿No?
Él- No sé. No estoy preparado, no quiero. Me gustan las mujeres… pero… hace tanto tiempo… ¿sabes? La primera vez que follé no aguanté ni 15 segundos. No creo que sea el amante ideal.
Ella- Menudo poeta del amor, ¿y el poema que me has regalado?
Plano a un metro de los dos que se han puesto de pie. Dura unos dos minutos. Ella se le acerca le quita la americana, le acaricia los hombros e intenta darle un masaje. Va susurrando cosas al oído. Le acaricia el pecho dándoel un beso en la boca. Se quita la camiseta que lleva. Le coge la mano y se la pone en su pecho. Se quedan un rato abrazados moviéndose al ritmo de la música de Debussy. Después de 15 segundos bailando ella le besa profundo. Entonces Él la retira bruscamente.
Él- ¡No puedo!, ¡qué no lo entiendes!
Otra vez están sentados en el sofá. Se quedan unos 10 segundos bebiendo y escuchando la pieza. Primer plano de la cara de Ella enfadada, cinco segundos. Luego, primer plano de él con cara de preocupación, cinco segundos. Luego plano de los dos desde tres metros de distancia diez segundos.
Ella coge el vaso de Martiny que le queda y se lo tira a él a la cara. Desencajado se levanta. Ella le pega un empujón hacia la puerta gritándole.
Ella- ¡Fuera de mi casa impostor!
Le tira el papel con el poema a la cara. Él se da la vuelta y se dirige hacia la puerta de salida de la casa diciendo en voz baja.
Él- La poesía es mucho más trascendental que todo esto.
Me ha gustado mucho, pero mucho tu «corto» El poeta desubicado, David. No he podido poner los 3 o 4 errores de acentos ni corregir las tres o cuatro erratas.
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Lo de arriba lo he escrito yo, Rafa. Mi mail: rafa.bar@movitar.es
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