Las flores
Las flores eran blancas,
opuestas a mí,
caían sobre el asfalto
sin golpearse, y si
soplaba una ráfaga de viento quizás volaban.
¿Se me diferencian?
Las flores eran solo flores y
yo soy solo yo,
las flores con y sin los otros,
yo con y sin los otros.
A las flores las puedo ver marchitar,
yo sufro mi marchitar,
lo ideal sería no experimentar el proceso,
sino que de golpe no ser,
ahora sí, luego oscuridad.
Vida caliente o fría
¿Y si no me gustase
el café?
¿Y si la vida tanto caliente
como fría me pareciera
prescindible?
¿Y si mi familia estuviese
y luego se fuera?
¿Y si el color me difuminara
la vista tanto que ya no pudiese ver
contornos claros?
¿Y mis oídos casi no oyeran?
¿Dónde escaparía?
O quizás, ¿dónde
no me gustaría estar?
Seguro en un mundo
de felicidad por azar,
ya que significaría que soy débil no siendo
y siendo…
Significaría que mi extirpe
antes de sucumbir sucumbiría.
Y ahora buscando optimismo,
nada de lo dicho ha pasado
y soy, por no decir estoy,
sonriendo y llorando.
Vivo sufriendo y amando.
¿Quién hay?
¿Quién hay?
El libro me acompaña
mas no me ama,
y yo leyendo y como si oyera
versos con ritmo podría
perecer.
Y el verso en cuestión me
recuerda el olor
a madera húmeda
por no llamarla leña,
ya que por mis ausencias
poca huelo.
Ausencias de chimeneas
donde quizás se me diese
bien meditar
o conversar
o simplemente asar alimentos en momentos
innecesarios por sobrepasar
mis necesidades. Ahora, el alimento
del amor nunca es sobrante
y bajo el fuego puede incluso
saciar más, saciar como un color
que te deja anímicamente según su fuerza,
según su contraste con el de
al lado, quizás es eso,
la vida consiste en contrastes,
a veces inasimilables contrastes.
Páginas
Páginas borrosas,
verdes inimitables, la
savia corre por la
arquitectura
del todo y de lo mínimo.
Savia reconfortante, savia motor,
savia individualizadora.
Labios
Labios sonoros bajo luces
mínimas, mientras la
melodía ya escuchada
penetra en mi estado letárgico.
Simplemente estado.
Sonoras luces
Sonoras luces impregnan
lo objetivo, y si me llegan
las intento ignorar. Como
debe ignorar un animal
u otro la publicidad.
Entre textos
Entre textos, ideas y
contornos de posibles
dibujos mentales,
me pierdo, me
pierdo en mis ignorancias
vitales, en mis estímulos
evolutivos, y como diría
el que no suele hablar,
vive el presente, cuando
el presente se aleja de ese
mismo instante.
Zigzagueando
Como zigzagueando,
el lápiz sigue un curso
aleatorio, y como una vida cualquiera
que explica situaciones
intrascendentales:
¿Y si el círculo se completase?
El remordimiento, ¿si no se necesitase?
¿Por qué?, ¿para qué?
La vida, su logos.
La locura, sus argumentos.
Todo es nada, y la nada
está repleta de sentimientos.
Como unos versos insignificantes.
Como estos versos insignificantes.
Letras mezcladas
Letras mezcladas
con sonidos mas
ininteligibles.
Carraspeando una
melodía, faltando
la lírica de un buen tono
o una palabra apropiada,
y mientras, distraído, arrojo al verso,
parte de mis entrañas,
que se revuelven y duelen
afectadas por la vida
permisiva,
por la vida sorpresiva,
por la vida vivida pero
invivible.
Claridades
Si la claridad fuese divina,
¿qué sería apropiado pedirle?:
No me dejes ni en momentos inestables
que tú eres mi arma a veces
no encontrada,
por ti veo y me veo,
por ti me imprimo
y me expulso al otro,
por ti intento tener
menos errores sobre mí,
me observo distraídamente,
cuando lo hago concentrado
solo encuentro heridas,
deformes heridas.
Devenires
Devenires por tus
cabellos lisos… y tropiezo.
Cuando me creo seguro
el mundo cojea,
cuando me siento inseguro la
firmeza del mundo es abrumante.
Y lo otro sigue su curso,
y lo otro como tijeras de barbero,
cortantes pero precisas. Y brilla,
quizás a veces brillo y no de limpieza,
quizás sí de frotarme, cuando el lápiz, quizás
conserve su función, la de negar o limpiar al papel
De su blancura.
¿Sí?
¿No?
¿Puede ser?
Me despido de mí mismo
en momentos claros,
y sigo conmigo en las asperezas.
Respondo sin articular
letra alguna. Consumiendo
líquidos por si no es verdad
que somos básicamente agua,
poder humedecerme un poco.
el secreto de la vida,
no existe tan solo se vive,
bien, mal, del revés.
Apoyado y sentado, brazo y cuerpo
en este sofá, voy andando mi camino
estando estático. Que rarezas.
Como el cantar de un pájaro que se
parece o no al colorido de su plumaje.
Como importa más el ruido
y el colorido que el bienestar
en la gran ciudad, por ello los
psicólogos no han de pasar
penas económicas. Por eso.
Me relajo entre maleza.
Me relajo entre maleza,
y habiendo tejados cerca
no los pretendo. No soporto
los límites. Pintando nadas,
escuchando locuras armónicas
los versos fluyen
descubiertos de la posible lluvia.
Mañana blanca.
Mañana blanca,
horas inmóviles,
perecederas o imperecederas,
y mucho más entre este orden y mi lugar,
el que desconozco,
y si no sé dónde me encuentro,
debido a mi propia pérdida, por
momentos me reconozco menos.
La línea imaginaria de
división, por un lado
la sinrazón, por el
otro el contenido
ideal y yo del uno
al otro como ebrio como de
entre angustia y plenitud.
Y me digo anda, corre,
no mires a los lados,
casi no se ha de mirar ni adelante,
pues el futuro presente será, y el
presente intento de olvido quizás querrá
ser.
Paso tras paso
quisiera poner una bombilla
delante de mis ojos,
y que la claridad inunde mí
cabeza, mi discurso, mi razón.
Incluso mi irracional.
Como busto helénico
Como busto helénico
todo aquél que asiente
debiera ser.
Con dedos torpes la gubia no me
obedece y mi interior sigue
asintiendo. Sí, quiero.
¿Qué es realmente lo querido?
Seguro, mi familia. Y mis otras
bordeantes circunstancias
me hacen doler
con espejo al frente
y sin hacer muecas,
que la risa conviene pero
difícil es que me atrape.
Esculpiendo y respirando,
soñar es mi vida, material poca hay,
o poca importancia delimita a mi persona.
Todo por las ideas.
Solo las ideas.
Veo lomos de libros
atractivos, aunque indiferentes
respecto a mí.
Y las letras al juntarse en
lírica se convierten, con
más acierto, y simplemente
recortando, en exactitud
vital. Como arquitectos,
fundamentando las obras,
fundamentando mi psique,
queriendo que la melodía de
palabras y silencios, me
reconforte, ante
la angustia confort.
Viento suave
Viento suave, viento
rasposo, y yo me mezco.
¡No estoy en un bote!
Y parecería que el mareo
persiste al descenso del barco.
Quizás es el bamboleo
de la vida que te empuja
y te agarra casi a su antojo.
Y uno lucha contra ello
casi sangrando
Con lágrimas por el cuerpo. Y cuando
se consigue ser dueño du uno mismo,
asoma por la mente la pregunta:
¿Qué es de la realidad
lo verdaderamente valioso?
El orden, la armonía
El orden, la armonía,
me detengo ante ello
y solo puedo suspirar.
Tomo una taza de café,
quizás para olvidar,
o para no pensar en mí,
paralelismo a caos,
semejante a caos.
Y cuando escucho un cuarteto,
podría ser barroco
o vanguardista, nada cambia.
El cambio se da en el mundo
Terrenal
y las melodías me
elevan de él.
Collages, rodeado de colores,
y dependencia sobre los colores,
colores de risa y de miedo, buscando
que sean algo cercano a la
felicidad, y la cucharilla mojada
por estar sumergida en el café
debe quemar, como ser, como soñar,
Como esperar.
Y mientras, así se levantan los
extremos de mis labios en
forma de mueca positiva.
Tristemente, mueca alejada
de la realidad objetiva.
La desesperanza
La desesperanza es
como el oxígeno:
está en el aire.
Quizás también sirva
para seguir viviendo,
pero percatándose de ella.
El asa de una taza,
suave, curva, hermosa,
me hace por momentos enfrentar
esa desesperanza
que habita entre otros
sitios en la atmósfera.
Y nos cala, cala al
individuo, cala
incluso al más osado,
que no le cuesta reír de verdad
sintiéndola,
la desesperanza,
reír.
Una voz superior,
desde el afuera
me llega, no sé
si me gusta, mas la escucho,
sin comprender,
no me dice nada.
Quizás no quiere decir
nada, tan solo quiere
llegarme. Y yo
confundiéndome espero respuestas
a preguntas que pueden estar
mal formuladas, o no
formuladas,
pero sentidas, ante
todo sentidas.
La voz sin identificar cantaba.
Cantaba melodías ya
escuchadas, en un principio no
reconocidas, después
rejuvenecedoras,
por los recuerdos que me daban,
por los recuerdos a los que
me transportaban.
El humo es leve
El humo es leve,
más leve que el aire.
No me agrada mas me agrado.
Lo pintaría de colores, así
la polución tendría más vida.
Y dicen que la vida mata,
aquí la tesis no quedaría refutada.
Asientos para levantarse,
Bebidas para ser rechazadas.
¿Dónde quedan las necesidades?
Tan lejos y tan cerca
de mí. Cuando una cosa
por un lado se aleja
por el otro se acerca.
Siempre que estemos donde estemos,
en la circularidad del mundo.
Circularidad o eterno retorno.
Concreción
Concreción, moverse
por el punto que se quiera, y
caminar junto a él, hasta
que la melodía temeraria
de Shostakovich te haga dejar
la atención en el punto en concreto.
Para sentir intensamente
junto a notas para la mayoría incognoscibles.
Las notas de la percepción sensorial.
Como ojos de distinto color, cuya
visión tan solo fuese una representación
de la realidad. Así miro el mundo,
la vida, mis personas amadas, mis penas,
mis traumas, mis dichas, a mí mismo.
Y para ello no existen lentes
apropiadas que curen el mal.
Café con leche
Café con leche
más antiversos.
O te moruno
y arena sin tratar.
Sin tratar de tenerla.
Y cuando chocas con el
que quizás ves mejor, como
mínimo los poros se pueden
limpiar de piel muerta. Porque
morir morimos en todo momento. Y
vivir siempre hay vida. O eso
algunos opinan, o creen, ya que para
creer no hace falta opinar, y menos saber.
Y mientras, el café con leche no es café con leche,
es café americano, amargo,
sin probarlo debe ser amargo, como siempre,
como cuando me deleito con ese sabor que es el
sinsabor de los dulces.
Crujiente despertar
Crujiente despertar,
y tras un rato de vida
y unas lecturas, soy,
estoy, imagino.
Cumpliendo destinos, compro ruidos.
Y mi sensación es la misma sensación.
¿Realmente existir es
lo importante?
¿O lo importante sería amar
el minuto?
¿O amar lo inanimado?
Como el sofá, como la obra.
Aunque esta quizás tenga ánima.
Dedicando versos, vida y muerte
a la mujer deseada, amada, canto
a la poesía inacabada
pero perfecta, quizás
porque está inacabada.
El punto, la puntualidad,
el ser perfecto.
Sin identificar puntualidad
con ser perfecto, el punto
lo identifico con placeres,
perfecciones, coloridos y melodías,
siempre sorprendentes.
Y aunque innumerables veces
vueltas a sentir, solo me tocan
un punto, el de la pasión.
Luces son vida,
energías pululan,
yo intento atraparlas,
para ver a través de ellas,
sin saber, sin conocer.
Había una silueta en mi habitación.
La sombra de lo invisible. Y quizás
yo la pude ver mas no conocer,
sí interrogar, con mi piel,
con tu piel, con nuestra piel.
Corredor improvisado,
y no vislumbro el fin,
sudo, me canso,
duermo casi corriendo, pues
mi mente no para de tejer,
no para de desear, sin rumbo,
pero en una dirección.
Ángulo recto,
el mejor giro,
a una vida, a muchas vidas.
Y mientras me paro,
sigo avanzando, ya
que el no pensar también puede
ser aprender.
Como un cajón pero
sin candado camino.
Ocultándome del polvo.
¿Quizás tú te consideras mota de polvo?
¿Quizás la mota de polvo
sirva para algo?
Para enterrar. Para dar
paso a la fuerza.
Para dar paso al siguiente.
Aprendiendo,
Respirando irremediablemente.
¿Dónde queda mi/la lucidez?
En la víspera de la
gran fiesta elíptica.
Declinar positivo.
Declinar sustantivo.
Mientras moldeo
el objeto
me responde.
Mas no lo acabo de comprender.
Cortocircuito de impresiones.
El amor.
Sintaxis sentimental.
Hasta el post mortem quiero
dialogar.
Aquí y ahora.
Aquí y en este segundo.
Despertares,
después de sueños caóticos,
olvidados como imagen,
la nada, como sonido,
el grito de alguien.
Cercano o lejano
cuya faz desconozco.
Cuya faz amedrenta.
Humanidad
imprevisible,
¡No hay humanidad!
¡Hay individuos
que viven o malviven!
Que se juntan
mas están solos.
El martillo de la soledad
les une.
La concupiscencia une
y separa.
Placer de todos.
Placer de nadie.
Templanza inundada
de intemperie entre
controlada y desbordante.
A continuación un gran chillido.
Me estiro hacia
arriba, y no sé
donde llegaré.
Luego me encojo
como cucaracha
perdida.
Para volverme a
estirar repleto.
Y como Dios, con la palabra.
Control instintual,
por mis impulsos
sobrevivo.
¿Dónde está mi razón
si solo estoy hecho
de versos?
Metáfora andante.
Metáfora objetivadora.
Conjunto en dirección
única.
Deambular pausado
mas no personal.
Contradicciones con
el existir.
Sujetos sin retorno a sí
mismos.
Concretar aspectos
colindantes en
una vida compuesta
de circunstancias.
Amar, coger
la vida con
los sentimientos.
Encuentro causal.
Vamos a hacer
el amor en el lecho
de la eternidad.
Mi poiesis:
elaboración material
del espíritu inmanente.
Salto, saltos, salta,
al líquido reparador
de óxidos interiores.
¿Cae del cielo?
Entra en las células
como simiente reproductora.
Estruendo, golpes, ruido,
sinónimos, quizás.
Mientras vivo me
alimento de vida.
Mientras, voy muriendo
poco a poco.
Hasta llegar, ¿a dónde?
a las puertas del ocaso.
Mi cuerpo se calienta.
¡Y no es verano?
Curvas alternas,
noches grises,
sensualidad en demasía,
pocas noches compartidas.
A la venta está
mi espíritu.
Quizás no lo quiero.
A lo mejor sí.
Voluptuosa,
tu sensualidad
despierta pétalos marchitos.
Y tus arrugas surcadas
por esfuerzos de oro
te masturban el cutis
de respetabilidad.
Siempre siendo una.
Siempre siendo tú.
Tú simple.
Tú compleja.
Las contradicciones valen la pena.
Corrección conceptual.
Las palabras ya no
me sirven para
describir el éxtasis
emocional.
El orgasmo facial que
me provocan tus
caricias en mi cabellera
casi virgen.
Casi siempre será década
tras década.
Por los siglos de los siglos.
El piano.
Cuerda,
tono,
tranquilidad.
El piano,
absorbido
por la intemperie
de su radicalidad
atrayente.
Entre actos
Entre actos
y se me ocurre
asomar la cabeza.
Entonces quizás
duele.
O el cosquilleo
es como el de
la hormiga en
la planta del pie.
Y sin dejar de pasear.
Leí,
absorbiendo.
Los versos
lo expresaban todo.
Quizás yo ya, después
de esto, no pueda expresar.
¿Tú lo intentarías…?
Thanks, lo intentaré.
Corrigiéndome
intento dialogar.
A veces el brochazo me habla
otras no.
Mas siempre quiero
en color.
Aunque el blanco y negro
también me sirve.
Diálogos inter comunicativos.
Palabras inocuas,
inservibles mas
controlables.
Silbando dialogo
y paseo conmigo mismo.
La imagen inunda mi mente.
Voy en dirección al
contraste entre el yo
y el super-yo
Humedad doliente.
Recorro tu sonrojo al ritmo
sordo del placer.
¿Quién es sordo, el placer
o los amantes?
Quizás la agitación no habla
aunque se siente.
Racimos de seres imperfectos
Imágenes que golpean
como racimos de seres
imperfectos.
Y recorriendo el círculo
que es una vida siniestra
mas placentera,
vuelvo a mí.
Ruin ociosidad
imprescindible,
el cultivo del alma.
Intransigencia ante
las ineptitudes de
mi cuerpo,
que siente sin
prisas, con pausas pero sin
desearlas (las pausas).
Incresciendo…
como la sinfonía
que me cautivó,
entre tragos,
besos, e indiferencia
ante la vida.
Abstracción de ideas,
como si mi razonar
fuese como una
pintura de Pollock
= a locura.
Y si una flor…
y si un suspiro…
y si dejar de vivir…
al ritmo del deambular
en cuerpo y alma
una totalidad insignificante
por su complejidad…
imaginad el mal o el bien
interpretado en el cosmos.
La vida quizás son
correcciones no
morales,
sino epistemológicas.
la muerte quizás es una estética
no por su belleza,
sino del silencio
del color.
Entre curvas
y líneas rectas
trazo.
entre sabores y
repulsiones
se existe.
Conjunciones
son el camino,
conjunciones de
impresiones.
Leí a Verlaine,
y sentí.
Comí queso cremoso
y quedé satisfecho.
amé sin restricciones
y me quise más.
Iluminación que
da contrastes aconsejables
entre un blanco
demoniaco y un
negro celestial.
¿Dónde fue el mensajero
entre Dios y los hombres
que nunca me lo he encontrado?
Aquí está en imaginaciones empíricas portentosas.
Cremoso ungüento
instrumental.
Todos somos
instrumentos de y para
la vida, aunque
acabe faltándonos.
Como un lamentable
lamento de lo que querríamos
que fuese.
Va y se escondió.
Tú presencia,
como esclavo me…
y al deambular,
expresión en ese caso
equívoca,
ya que deambulo por tu
cuerpo, oloroso como
melocotón maduro,
intocable como imaginación
en el huidizo mar.
Exactitud, cuando la concentración
abarca el climax
de la conjunción
de carne y espíritu, donde
recíprocamente
uno otorga placer
al otro.
Sediento, sudando
por los poros
de mi imaginación
por los que salen
imágenes de colores,
abstracción donde
su realidad es mí
realidad.
Como diría un pensador
inconcreto, las proyecciones
del alma se proyectan en el
alma misma.
Pensamiento de pensamiento.
Retahílas,
versos
melódicos mientras
bebo el coctel
de la madurez inmadura.
Sangre de mi sangre.
Como descendiente
creador de la ilusión
carnal.
Estoy estático,
y parecido a un muerto ando sin andar.
y el hedor
entra por mis
fosas nasales.
O lo que es lo mismo.
Siento placer o displacer,
luego mi yo responde
por mis sentidos.
¿El pensar es un sentido?
Incorruptibles
como seres que no degeneran
ante las más profundas
adversidades
y comemos y crecemos
sin moral y rechazando
políticas adversas.
Como comunidades
entre individuos cómplices.
Cruz,
y mis espaldas
livianas.
Punto, la continuación
se da naturalmente.
Es la existencia.
Es el pasar.
La línea recta
nunca llega a estar
derecha.
Yo la piso
y me tuerzo.
Yo la piso y como
en un sueño
me sobresalto.
Conjunto
Conjunto,
concentridades
irresueltas.
Yo igual a tu tú.
Persona.
Pasión.
Y sigo.
Caigo.
Estrujo.
Compongo
y perezco.
Santísimo
incognoscible,
deletreo soluciones
a problemas
trascendentales.
La X.
La Y.
Igualdad diferenciada.
Por la forma ya que
el contenido es
el mismo.
Ejemplos,
complejidades históricas
y étnicas.
Somos la
tribu mundial,
la del verde y
el mar.
Ruindad
en las aceras,
no existen sombras,
portento de impermeabilidad,
siguiendo,
sin conocer mas siendo
sabio.
Olores parsimoniosos.
Deletreando el infinito.
Adjunto,
fichero insustituible,
incrustado en mí
sentir
y como contradicción,
odio tener
odio,
aunque también
es sentir,
con números
negativos.
Por ese camino se deja
la vida.
Coacción,
existir por una causa.
Deletrear la vida
como si fueras
la carta inquebrantable.
La que te explicase
el entramado
de una relación
sin incógnitas.
Verdes,
tonos,
preámbulos
al placer sensorial.
Jauría de sentimientos
incontrolables,
urgentes,
inconciliables.
Con una subjetividad
sin límites.
Corrosión sinónimo
de fechoría.
¿Objetiva o subjetiva?
La experiencia en proximidades
lejanas responderá.
Vestido como si fuese
lunes,
siempre festivo.
Siempre al límite.
¿Cuándo dejaré mi adolescencia
en mi querer y mi sentir?
Visión vital,
corroída por la
pasión,
necesaria e insustituible.
Llamar aunque
estemos con nosotros
mismos.
Contestar incluso
cuando la pregunta
venga de nosotros.
Entonces, contestar
es de vital importancia.
Poema clásico.
Soy como el viento,
libre, fresco o
caliente.
A gusto con su propio estar.
Poniéndose la vida.
Lentamente,
me inquieta,
me absorbe
este avanzar
o retroceder.
Puntos de vista,
aflicción ante
desconocidos.
Oscuridades como
la vida misma.
Ríos de incertidumbre,
mientras,
(con todo el
significado que
conlleva),
soy, entre líneas,
de una historia singular.
Si me
asemejase
en sabiduría
a Leonardo,
no vería el mundo,
sería el mundo.
Indisciplinado,
caótico e
insustituible.
Correcciones, aunque
sea
pura contradicción,
pensamientos que
conforman, ¡no!,
que extraen
mi sentir.
Melodía,
camino hacia
el vacío.
Como tiempos de
teleología
me retuerzo
por mi destino
improbable.
Crujir,
bálsamo
del placer
entre suspiros
y roturas.
¿Dolor?
¿Placer?
Equivalencia entre
la historia y
la realidad,
todo ello
meramente subjetivo.
Tu realidad.
Su realidad.
Vuestra realidad.
Amén.
Resbalo por la vida.
Mi vida,
deambulante,
sustituible,
trascendente ni
para mí.
Mi vida,
pura disconformidad
en la carencia de lo
global.
Estamos,
como las lunas
que no vemos,
seguramente
brillantes mas
con ausencia de
cognoscibilidad.
Melodía.
Mar próximo,
huelo a humedad,
alimento.
Bienestar tumbado
sobre púas.
Dolor vs placer.
Placer vs dolor.
No hay ganador,
se complementan.
Di una vuelta,
y todavía sobre
la cama
mas medio cuerpo
flotando sobre el abismo,
me sigo sintiendo,
impertérrito.
Me obligo a sentir
como me siento,
sin escaparme, y aun
así a veces sin encontrarme.
Ruido,
ruidos.
A veces poco
importa si utilizo
el singular o el
plural,
si el dolor de cabeza es global.
Belleza,
crepúsculo,
se piden sensibilidades
modernas.
La belleza de lo áspero,
equivalente a la belleza
de la vida, marrón
o incolora,
y siempre en su trayectoria.
Tecla in crescendo,
nota.
Silencio,
vital,
en una melodía.
En la existencia de un
tono musical.
Soplando,
atraigo vida,
sediento bajo el jugo
de la mesura.
Creando. Inspirando
calor, extraigo
y expulso instintos
desprovistos de
neutralidad.
Vida en forma
de brasas,
que ponen el cuerpo
como hierro
moldeable.
Cuerpo no mente.
La mente debe ser siempre
Singular,
crítica y sabrosa,
en cuanto a la relatividad.
Discurriendo,
si eso es aun lícito
en el siglo XXI.
Llego a la no conclusión.
Soy un ser
estético,
y como es ciencia,
todas las hipótesis
son refutables.
Dejo otra opción,
soy simplemente sexualidad,
y aquí quizás
se nota que he leído
a Freud, y para
ser algo más original,
soy creador desde la nada,
y sin parecerme a Dios.
O eso espero.
Amén.
Rodear.
Cintura, tacto,
pieles escalofriantes.
Me siento, te siento,
espero que tú también sientas.
Entre crisis dialogantes,
entre crisis financieras,
somos,
y el verbo
nos pertenece.
Creador,
metáforas que son imágenes.
Imágenes sin tiempo,
con espacio ficticio.
Mente abstracta donde
el verde no existe,
donde el sentir es pura reacción.
Abemus contradicción.
Sangre y tacto,
placer e inconsciencia,
naturaleza de cemento,
yo sin mí.
No me reconozco.
No estoy en mi lugar.
No quiero dolor.
Ni más ni menos,
sentir como si siempre
sonase aquella melodía.
Viajes, vueltas
para no recordar,
o no dejar de vivir.
La memoria sobre
algo que acabó.
Siempre muerto.
Siempre pasado.
Canto al aire y a la vida,
como si un Nietzsche creador
corriese y se quedase
irracionalmente por
mi sentir.
Silueta,
mi perfil.
El bueno,
no hay un igual malo,
mas mi óptimo estado
acaba siempre en algo
parecido a la decadencia
entre laureles,
entre espinos.
Sangro y dejo sangrar,
corrijo y dejo corregir
y si añado a ese corregir
los pronombres me o te
la palabra gana en concreción.
Algo que quizás me falta.
Providencia,
si hay dioses
quizás no me respondan.
Corriendo,
absorbiendo impresiones
en forma de sombras
detalladas de rostros.
Me hablan no respondo.
Deltreando sílabas eróticas,
me to cas, me mu er des,
me des con tro las.
Idealidad de comunidad.
Comunidad de dos, entre dos.
Equivalencia entre 1 y 1.
Falsedades recíprocas.
Línea, curva ascendente.
Sudores que elevan
la autoestima.
No hacen falta camas,
no hace falta amor
para vivir.
¿Y si los cielos retumbaran
como sinfonía inacabada?
¿Dónde vamos?
¿Humanidades en el prado?
Humedad fértil.
Incolora reacción.
Las manchas del olvido.