Despertar,
mientras… el río humano.
No tengo tiempo.
Deletreo pausado.
Subway.
A veces el salto vale la pena.
Y yo provocador, leo,
disimulo, y mi
discurso deferente
se maravilla.
Que conste que el
último piso toca el cielo.
No hay paz,
a pesar de Ono y Lennon.
Escarbo pero es cemento,
irritación.
La vida, algo
agitada.
El mundo,
¿es esto de aquí?
Creando,
hundido.
Cómo ser especial mas
Sustituible.
Todo es hormigón.
Que conste que se puede
tomar el sol.
Las hormigas humanas….
Unas detrás de otras,
intentan hacer arte de
sus vidas.
Derrota.
Satisfacción.
Paradoja,
insolvencia.
Yo y tú.
Nosotros y vosotros.
Serpenteante figura.
De lo trascendente pasa a lo
erótico.
Al comprar, sudo.
Entre diseños
deambulo.
Cromatismo.
Colores primarios para una vida,
mi vida de aprendizaje.
¿Cómo iba a ser?, ¿depende?
Desencajado,
Ante el silencio desgarrador.
Que conste que no eres John Cage.
Diminutas ondas me llegan
en forma de placer sensorial.
Más trompeta, Jerry,
más trompeta.
Entre conmigo
y siga.
Batallar,
entre edificios como juncos.
¿De ríos se trata?
¡Qué sensibilidad!
Quiero más arte y más libros.
Tú me los das ciudad en el cielo.
Ciudad inhóspita.
Ciudad eterna.
Conjunto de individuos.
Vivo.
Solo el fluir imperecedero
observo.
Estando, corrupto
mas fiel a mi sensibilidad,
valga la paradoja.
Mientras, downtawn, por favor.
Piso fuerte, pero mis piernas débiles
tiemblan. Y por fin veo la obra.
La dionisiaca ejecución de un abrupto
irracional también imperecedero.
Y ahora sí se puede exclamar:
“Marchen en paz.”
Despertar…
siempre seré un transeúnte.
Remuevo mi dolencia.
¡Qué acrobacias!
Entre tanto,
¿y después?
Como creador,
como insolvente creador al
margen de la vida.
Y como dijeron de un artista:
con la vida no basta.
Como una mancha.
Qué nunca fallezca la geometría.
Cuánta abstracción.
Gentes de todos los
lugares.
Entre penumbras y accesos
a intimidades diversas.
Nadie conoce a nadie.
Suma de individualidades
entre placeres.
Intereses contemporáneos en la historia
de la humanidad.
Entré, y metido
en la urbe…
Locura.
Paranoia.
Y mientras por la
5ª AV.
O viendo
algo de Pollock.
Las piernas cansadas,
el pensamiento activo.
¿Qué importancia ocupa
el descansar?
Salto,
decisión.
Crece y falta la sabiduría,
icono de la modernidad.
¿Ciudad cosmopolita?
Cosmos=armonía,
en griego clásico.
¿Se puede describir NY como
ciudad armónica?
Creería en algo si…
el caminar intransigente
viendo las alturas,
con imaginación cool,
como sensibilidad descansada.
El asfalto a veces quema.
Lluvia de energía positiva.
Al mirar por el
visor aprendo.
Como sabio medieval.
Como conjunto de realidades.
Las impresiones
queman mis sentimientos.
Cómo estímulo.
Cómo cosmópolis.
Dentro de sus arterias
de todos los colores.
Sin desahucio.
Trabajando por mi sensibilidad.
Sensacionalismo sensual
entre largos edificios.
Camino entre luces
pero nunca llegaré a la claridad.
Adiós, me digo.
No soy. No estoy.
Enfrascado.
Limitado.
Mientras la gran circulación…
Venas y arterias salvadoras entre
tanto ruido.
Sé.
No me puedo explicar.
La verdad quizás está en un lienzo
sobre la ciudad, NY,
¿subjetivo y expresivo!
Vi la película.
Me dijo lo que me dijo.
La ciudad era la que era.
Después se reanudó
mi absurda vida
lejos de la gran urbe.
Color gris.
Siempre neutro,
menos cuando mi parecer
y yo mismo
con mi buen gusto
y mi miseria, tan solo opino.
Mientras, incontables personas,
Presentes, pero que no son regalos.
Y mientras yo, solo yo,
Con los míos.
Solo yo y mis circunstancias
Y hábitos.
Como cada cual con cada quien.
Como hablar de algo y acabar
abarcando
a más personas de las sospechadas.
Esto es NY, muchos y todos solos.
Crueldad.
Sentir irracional que casi
lleva al asesinato de la razón.
Urbe habitada y habitable por
nosotros.
Cada uno en un mundo.
Cada uno tiene su ciudad ideal.
La vida rechinante.
Anonimato.
¿Correr, andar, morder?
Crepúsculo, colores inquietantes.
Deambular fijo entre exclamaciones y algo
de pesar.
Excentricidades… imput entre
el ahora y el estar.
Creciendo desde la ruptura corpórea.
Líneas…
no todos los adoquines…
Son iguales.
Creer, entre las miradas de
la ilusión.
¿Por dónde,
Hasta cuándo,
Hacer qué?
Nubes cercanas.
Y las basuras con las que
me tropiezo
no son de oro.
Mejor el ruido.
Silencio sonoro.
Sombra intraspasable,
Vvdrios opacos.
No logro vislumbrar mi rostro.
Cuánto realismo
cinematográfico.
Un chino aquí
se reencontró.
Esa silueta me suena.
¿Es la mía?
¿Cuál si no?
El horizonte
inalcanzable.
La altura irremediablemente
Da realidad a la visión.
Cuánta diablura
en mis andares.
Subway, uptown.
Qué más da up que down.
La cuestión es estar
en el momento adecuado.
¿Cuál es ese momento?
Choque de ideas,
acompañadas de sentimientos e intenciones.
¿Cómo?
Todo puede ser verdad,
y más por estas calles
con tanta sombra,
que pueden ofrecer estos metros
gigantescos. Nunca he visto y vivido
una conexión tan íntima y fructífera
entre verticalidad y horizontalidad.
Quiero,
creo,
busco.
La calle acecha.
La gente atrae.
La ciudad es mucho
más de lo que parece ser.
Metros cuadrados,
como imagen, pintura.
Metros cúbicos como
recuerdo.
O quizás una nueva dimensión, la
de la ilusión, la de la añoranza.
Y mientras, mi mente funciona
a buena velocidad,
oigo una exquisita trompeta.
¿No será Jerry González?
Es Jerry González haciendonos
delirar en el Blue Note.
En la cima.
¡Qué trazos!
Incluso y sobre todo, el hombre es
corrupto cuando pasea.
Velocidad.
Un alto voltaje de energía
me guía por tus rincones
sorprendentes.
¿Yo también soy corrupto?
No sé, pero un hombre sí soy.
Hombre en la ciudad.
Ciudad en el hombre.
Paso lento,
o rápido,
siempre armonioso.
Entre…
Desde…
Hacia…
Cómo el pasar.
Aunque las impresiones se
asienten.
Den sus frutos.
El sabor.
el color,
y mientras la melodía…
Diáfano,
estructura geométrica.
Una ciudad con sello propio.
Que se ve y se vuelve
inolvidable.
Al menos para la parte irracional.
Para el grito, la pasión y el desengaño.
Roces estructuradores,
¡Cuántas sonrisas!
Palabras por todas partes.
Ciudad del logos.
Discurso e individualidad.
¡Qué paradójico!
Mientras descanso en la fuente
de la belleza contingente.
A veces pasa que lo feo es bello
y lo bello es feo.
El atractivo es lo terrenal.
Como mujer excitada dándote,
Dándose.
Como ciudad que está más allá
del bien y del mal.
¡Qué nietzscheano!
Corrección deambulante.
Ni soy… ni me gustaría
que la perfección se me acercase.
La basura también
puede ser bella
comparada con mi
reacción práctica,
en un mundo que
cabe en una ciudad.
La urbe sirenial,
que proviene de sirenas,
y no del amor.
Todo ruido,
ondas punzantes.
Hasta el ruido puede hacer
callar a las fieras.
Y más siendo ínfimos,
enanos y bochornosos.
Olor gris.
Neutralidad en las comisuras labiales.
Mientras, lo que vendrá
después.
La noche acecha.
Las escalas empiezan a sonar.
Un Manhattan y tanta, tanta buena
Música.
Nos esperan más luces de neón.
Como atrapados, pero siempre, siempre,
sin querer salir.
Nueva intención,
Más familia que nunca
cuando la ciudad nos habla.
Como transigir en tiempos difíciles.
Como la felicidad llena de contrariedades.
Descripción bilateral,
entre el amor y el amor.
Deseo, comería cocina internacional +
A mi mujer, sobre el Empire State…
Después relegar
mis experiencias a otros
paseantes de la ciudad.
Polvorientos, maltrechos
anímicamente. Seducidos por la
espontaneidad y la
desenvoltura.
Toma y daca.
Ahora yo
y después nosotros.
Declinar diario,
paulatino, descendente,
del centro…
De mi centro.
Como sombras de pensamiento,
de impresiones artísticas,
viscerales,
quizás jungianas.
Todo esto y más.
NY de fondo,
y mi recorrer por la vida.
Aprendizaje.
¿Es cierto el dicho de que
la mejor universidad es la de
la vida?
Límites incomprensibles.
Entre sílabas hiper sonoras.
Conversaciones que además
son alusiones al pensamiento pasado.
Todo buen arte es pensamiento.
Todo buen arte pasa por el buen
gusto de unos y el mal gusto de otros.
Y mientras galerías y más
galerías en el barrio de Chelsea-NY.
La concreción de la innovación.
El valor de los sentidos.
Bueno, bonito y caro.
Es la norma.
Pero las normas existen para quebrantarlas.
La excepción confirma la regla.
La calidad sale económica.
Dura más el buen recuerdo.
Como mínimo es más fresco.
Qué grandes momentos.
Siempre era de día.
Siempre era de noche.
Las veinticuatro horas con una
actividad frenética.
Envidia para los cansados
de vivir.
Ejemplo para los que ya
no pueden más.
Increíble,
he caminado tus calles,
junto al Hudson,
entre olores y colores.
Pero donde innumerables hombres han
pisado ya.
En un determinado momento se
convirtieron en mis calles,
impregnadas de mi aliento
y sudor.
¿Cuánto debe costar
improvisar un buen frasco
de jazz?
Aunque el ambiente de una
urbe como esta debe ayudar.
Recorro,
entre suspiros.
¿Es esto la vida
verdadera?
Dependerá de a quién le pregunten.
Dependerá de lo que te esperes
de ella.
De la dama que mira hacia arriba.
De la URBE en mayúsculas.
De NY.
Como aria callada
en si bemol.
Reparto de papeles en el
juego de los juegos.
¿Qué pueden interpretar de ti?
Mientras rocas, ladrillos, martillos,
la vida.
¿Qué dices?
¿No te sorprenden los rascacielos?
De aquí, del más allá,
que tan solo está al
salir por la puerta de mi/tú
casa.
¿Hasta dónde?
Hasta luego.
Velocidad tranquila.
Como el transcurrir,
como a veces el pensar…
entre muros.
La decepción no existe.
Yo y yo ante la relevancia.
Extinción de algún espacio
o de algún individuo.
A la vez de la muerte hay nacimiento,
siempre en el sentir
por el concepto.
Cómo… por ejemplo…
el luchar por…
la ilusión del estado ideal.
¡OH!, no hay un solo concepto…
Me han acompañado muchos
de ellos…
Y que conste que mi corazón se
ha quedado en NY.
Reiniciar.
Pensamiento vs sentimiento.
Límites entre el contento y el descontento.
La cuestión…
la exclamación.
Mientras, los predicadores siempre
conectarán con el sujeto.
Por ejemplo…
La ciudad de los sueños
y la libertad siempre
va a ser mía.
Crónica de un itinerario…
entre el pasado y el presente.
al mejor ritmo.
El de una persona…
o lo debería decir en mayúsculas y quizás
completar la frase.
EL DE UNA PERSONA Y LA CIUDAD.
Metros verticales,
a veces con sol.
No nacen flores…
nacen individuos.
Recogimiento interior.
Lo otro… lo otro.
Como patada sin control,
me siento, se siente…
camino.
Mientras camino, sueño.
Los sueños son mi realidad.
Hoy aquí, como ser diminuto,
por las venas de esta isla…
Manhattan impregnada de sangre,
con recuerdos.
Quizás con una sonrisa en nuestra
futura reminiscencia.
Entre…
mis piernas movibles…
¿Por quién?
¿Acaso soy un motor?
Pero… camino y camino.
Veo y veo.
Y sorprendido e impresionado
descanso en la
Columbia University.
Regalos.
Clímax prometedor.
Cuando cada uno es cada uno
es cuando se ha de acabar el relato.
Yo soy yo.
NY es NY…
basta de fusiones.
Cómo emblema personalizado…
Reacción ante
impresiones ambientales.
Como dijo el artista:
“la ilusión de la realidad”.
Qué se puede buscar en una
existencia castigada por innumerables
tormentas.
El caminar despacio,
sin tropiezos.
Al ritmo de esa viola de Haydn o de
la voz de Carmen en el Metropolitan
Theatre.
A la luz de personas que contagian con su especialidad,
sobre todo a la hora de sentir
lo inusual.
Como por ejemplo…
una suma de sensibilidades…
como por ejemplo…
etc, etc.
Rutina.
Esfuerzo.
Alturas que asombran.
Entre innumerables
personas siento.
Y cuando la X verdaderamente
es una incógnita es cuando
estoy tranquilo.
Breve cuestionario.
¿Cuántas veces, después de soñar, has
hecho realidad tus sueños?
No hay respuesta.
La simple respuesta es, ¿cómo
soñar otra vez?
Deletreo,
avenida abreviadamente.
Los pasos,
levantar la cabeza,
hay algo que se asemeja al cielo,
no, al paraíso.
Me paro.
¿Más gente?
¿Amigos o enemigos?
Tan solo gente.
Yo. Individuo.
A veces pensante.
Siento cada kilómetro de la ciudad
recorriendo mis venas.
Sin destino el corazón.
Sin destino los capilares.
Tan solo estar al cubo.
Como en tres dimensiones falsas.
Aunque quizás aquí nos lleguen nuevas dimensiones.
Decorado geométrico.
Gases.
Algo de salsa en la vida.
Reminiscencias vitales,
al ritmo de un fraseo de trompeta.
Al ritmo de una noche,
no de cualquier noche.
¿Por qué?
Todos iguales
y cada uno diferente.
Paradoja.
¿Es que quizás has visto
dos individuos calcados?
Miro gente por la calle.
No conecto con nadie
y eso que NY es super poblada.
Pero yo, como cada uno, irrepetible.
Me concentro en mis ideas, y…
¿qué difícil es salir de ellas?
Soy reiterativo.
En la ciudad de las luces es fácil iluminarse.
Ración de sol, luego de nubes.
Y andando me encuentro
con una librería exquisita.
¿Por qué tengo que irme de aquí?
Ojeo un libro de…
De Don DeLillo o…
¡de cuántos escritores puede ser!
Cuánto de todo
y cuánta necesidad.
A más logros más deseo.
¿Cómo se le llama a esto?
Instinto de supervivencia
o avaricia.
Con lo fácil que sería
plantar un árbol frutal y
obtener sus vitaminas,
siempre
necesarias.
Se requeriría otra forma de creatividad para
inventar sabores sobre absurdidades.
Parecido a un plato
en un restaurante de autor en el
que estuve.
“Crema de ceps con ceps”.
Ciudad de NY en NY.
¡Qué dulce su fruto!
¡Qué rechinar de dientes!, debido a
la sorpresa por tanta actualidad.
Lugares.
Tragos de limón.
El dulzor de la buena
compañía.
Ya no veo ni ladrillos.
¡Cuánto amor!
Sentir, odiar y presumir y allí
el Empire State.
Proponme un brindis,
¿por qué lo hacemos?
Por una vida completada por la pasión
de estos diez días.
NY y familia.
Recuerdos presentes
que pasarán a ser recuerdos futuros.
Esta noche no es otra noche.
Pensamientos.
¡Qué nalgas!
Y mañana quizá algo
de Moma.
Y quizás bistec al punto.
Compras, gozo y caminar.
Recrear en soledad.
Ver, correr y asimilar.
Yo quiero si tú quieres
y nunca se puede pensar en el último beso.
Agradecimiento
por el vivir sin vida.
Por el sentir extasiado,
gozo elevado exponencialmente a…
retiro.
Mujeres.
Una dama sin dormir.
Nunca es suficiente.
¡Cuánta calma!
Revoltijo.
Algo de estabilidad.
Algo de descontrol al pasar
por el pasar.
¿Existe el mal?
Permiso.
Aquí viene la metáfora.
¡Hierbas urbanas
en la ciudad del macerar
individual!
Cretino,
deambular limítrofe.
Cuántas vueltas por la
ciudad.
Como si estuviéramos
en el lecho o los
lechos del descanso.
Ella y yo.
Regido por mi bienestar.
Enrarecido.
Anidado entre los muros
del mundo.
Puteado por las plumas de la opresión.
En, con, sobre.
Y la ciudad a mis pies.
Recreación,
copia de la impresión pasada,
siempre en forma de sentimientos.
¡Qué energía!
Esquivo un detrito.
Salto.
Jadeo sin llegar al orgasmo.
¡Qué ciudad!
Un simposio sobre el burgo
moderno.
Y yo siempre un urbanitas.
Pero la ciudad con algún parque, por favor.
He aquí el trabajo del urbanista.
He aquí donde se forma el subconsciente
colectivo de la ciudad
y sus habitantes.
Atardeceres,
cuando brilla la
espontaneidad,
¡cuántas luces!
Mi ceguera.
Algo se obtiene…
Me cuesta comprender
racionalmente tantas
impresiones.
Emocionalmente abarco
mundos.
Y al dar un paso, mas
siempre regido por
un futuro de mayor
bienestar.
Como en cualquier vida
ideal.
¿Cualquier y vida irreal
podrían ser términos paradójicos?
Quizás no en la gran ciudad.
Quizás no en NY.
Reanudar.
Repetición.
El eterno retorno.
¿Quizás sea volver a otro sitio,
Otra calle, otro detalle?
Captación.
Qué bien se me da saborear.
Entre, por, depende.
La misma calle,
las mismas pisadas.
Roto, mas reconciliado.
Como la metáfora,
tumbado como “pitroig”
borracho…
de pasión
por la ciudad de los diez días.
Donde los deseos
se convierten en acciones,
y las acciones en emociones.
Como petirrojo.
Realzarse tras la propuesta…
ánimos con un frescor
eterno de saxo.
En el ir y venir llego al Subway.
Uptown por favor.
Velocidad en las decisiones.
Subir y bajar del infierno
al paraíso, siempre terrenal.
Siempre pisando cemento.
Réquiem por sensibilidades
pasadas.
Voto por la ciudad moderna
y el cosmopolitismo.
Sumas y restas…
mayormente sumas,
exponiendo una geometría
racional e imperativa.
¡Qué conjugación de colores!
¡Qué fraseo de trompeta!
Cómo el ir y siempre sin
vuelta atrás.
Al ritmo de unas vidas
armónicas, más o menos
melódicas.
Paisaje convencional.
Cuando la convención está compuesta
por una minoría
que se supone es bien pensante,
siempre bajo el sabor
de la posible locura.
Sopa.
Pintura.
Caldo colorido.
Mientras, hay momentos…
Reality,
cuestión de gustos.
¡Qué interesante es Manhattan!
Rehabilitación.
Como una tarde de domingo.
Sofás, abrazos y rascacielos.
Como entender y creer.
Es lo único que tengo.
Fe en las paradojas.
Medito y mientras lo hago,
patino, ¡qué zapato tan desgastado de
tanto cansancio! Aun así sigo caminando
y viendo arte, en la ciudad sensual donde
el meditar viene al caso.
¿Qué otra cosa puedo hacer en NY?
Nada más, ni amar con
la intensidad del pensar.
Réquiem a mis pesares.
Luz y sonrisas.
En el extremo opuesto,
defecar y soltar materia.
Cuánta más sueltas, más cerca
estás del dolor.
¿Materia o espíritu?
Qué más da a los pies del
Metropolitan Museum o del
Guggenheim de NY.
Obra de Frank Lloyd Wright.
Corrigiendo,
esquivo malestares.
Ante la confusión, un poco
De black cofee.
Ante el optimismo algo
de hambre.
Nada perpetuo.
Como salvar individuos antes
de saltar
para llegar a la cima del
Rockefeller Center.
Como una vida surrealista,
O mejor rayando la abstracción
absoluta.
¡Qué locura!
Corto de corteza.
Miga de amigazo.
Cuánta paradoja.
Se vive del instinto.
Entre una Odisea y homero.
Entre la historia y la tierra
de las oportunidades.
Creencia.
Credencial.
Estereotipo.
Y a modo de retrato,
líneas claras,
realzando un posible carácter
cosmopolita.
¿Existen las ciudades abiertas al mundo?
¿O tan solo se quedan en intenciones?
Estornudo y mis
microbios recorren
cuerpos, vidas.
Siempre experimentando la
amoralidad.
Entre el bien y el mal.
Como dijo el sabio loco.
Propugnación imperecedera.
Como arquetipo
pero sin idea fija.
La mente.
El camino.
La locura.
Paseando observo,
y las impresiones de ese observar
poco a poco se van convirtiendo
en fundamentos.
Teóricamente míos.
Idealmente míos también.
¿Y si el caminar es por Broadway?
¡Qué riqueza!
¡Qué suspense!
El desear y a la vez estar.
Como la vida.
Como si de una
novela de Saul Bellow
surgiese.
El hombre.
El intelecto creativo,
y por favor,
Algo de erudición.
Pasea cansado.
Come pensando.
Corre y se relaja.
La mayor parte de las horas da
a luz partes de él.
Partes de la vida donada.
Partes de su resiliencia.
Y el marco propicio, ¿cuál es?
NY,
Y bebiendo un Manhattan.
O queriéndolo beber.
Junto a su amada.
Escuchando a Jerry González and the Apache Band,
En el West Village.
En el Blue Note.
¡Qué borrachera de sensibilidades!
Luz,
¿quizás aún no se ha puesto
el sol?
Borrachera de sensiblería.
Qué dureza la ciudad y sus calles…
Qué bello.
El momento: un instante
en el tiempo.
El momento: una dama
entrando a un edificio de
cien plantas.
¡Qué pequeños!
¡Qué ingenio!
¡Qué banales!