Hacía días como veía una película en el cine. No tenía tiempo para nada. Pero lo de ir al cine, a las sesiones nocturnas, era una costumbre que no quería perder.

Jaime trabajaba de locutor de radio. Presentaba un programa cultural, analizando las novedades musicales que salían cada semana en Barcelona. El contenido del programa, lo iban a ampliar a exposiciones de arte, teatro y cine.

Sin embargo, su vida cada vez era más complicada, tenía dos hijos,  su mujer follaba con otro desde hacía un año. Y él, sumergido en el trabajo, intentando acabar de redactar una novela que llevaba escribiendo cinco años y sumergido en el programa radiofónico, no podía poner racionalidad a su vida emocional.

Una mañana, que estaba corriendo como hacía cada día, se puso a su lado una mujer que le pareció muy atractiva. Entablaron conversación, ella le conocía desde hacía meses, lo observaba en su ir y venir diario por el barrio. También se había dado cuenta de la infidelidad de su mujer. Le dijo que se sentía atraída por él.

Acabaron esa mañana en casa de ella en la cama. Se llamaba Clara. Formalizaron su relación y Jaime acabó dejando su casa para irse a vivir a casa de Clara.

La madrea de sus hijos, desesperada, se deprimió. Casi no podía hacerse cargo de los hijos, que cambiaron de domicilio para irse a casa de Clara  con su padre.

Jaime, a veces pensaba, si mí mujer no me hubiese sido infiel ahora estaría con ella y no nos hubiese cambiado tanto la vida. Se acostaba con otro y sin embargo me amaba, sino, no hubiese cogido la depresión. ¿Cómo es posible?

La ex mujer de Jaime, gracias a la medicación estabilizó su estado anímico. Las niñas estaban una semana con uno y la siguiente con el otro.

La vida continuó con la previsible normalidad que es el cambio constante de las cosas. Las dos partes del matrimonio separado, comprendieron, que las cosas no son mejores o peores, que eso es muy subjetivo, sino que solamente cambian.

Y cómo todos conocemos, el cambio es vida…

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