Rerum natura

A Julio había un pregunta que le inquietaba hasta la angustia. ¿Quizás el ser humano ha dejado la etapa animal? Le daba vueltas y más vueltas sin obtener una respuesta satisfactoria.

La obsesión se fue incrementando. Cuando conocía a una nueva mujer que estaba dispuesta a ser su amante, introducía el diálogo sobre la naturaleza en la especie humana, para obtener una respuesta que le dejara satisfecho. Las mujeres, lógicamente, se aburrían, fumaban demasiado en la cama, cosa que él odiaba y acababan marchándose de su lado con la intención de no volver a verlo.

Durante una siesta, tranquilo en su casa, tuvo un apacible sueño. Consistía en una vida apacible, con mujer y dos hijos o hijas, no lo recordaba bien. De repente, llegó a su lado un hombre, con un cartel en el que estaba escrito: soy un hombre sabio. Y le dijo: lo importante son las preguntas, no las respuestas. Pero lo que deja satisfecho son las respuestas, no las preguntas. Tú tienes en tu poder la pregunta, la respuesta ya la has soñado.

A partir del encuentro con el hombre sabio supo cuál era su respuesta. Una mujer que le diera hijos. Los hijos iban hacer evidente su respuesta.

Los niños están tan cerca de la naturaleza que su angustia existencial seguro que obtendría una respuesta.

A partir de entonces, no paró de buscar su objetivo. Hasta que encontró a una mujer que le dio dos hijos, o hijas, qué más da.

 

 

 

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