Veo un sillón,
mi sillón.
Aunque no sé si es
cómodo o incómodo.
Siempre dependerá
de cómo me siente.
Lo recomendable es no
sentarse con media nalga fuera
y media dentro.
Concreción,
límites auto impuestos.
Voy, ¿sé a dónde?
Corrijo el camino
cien veces, para
acabar andando
el primer camino.
¿Quizás no debería hacer
caso al primer impulso?
¿Creo querer?
¡No! Quiero
como la almeja
al almejo,
Con pasión.
¿Dame tu amar?
Y elevándonos
caigamos entrelazados
hasta un éxtasis
individual y compartido.
¿Parece sin sentido?
No busques sentido al amor.
Veo,
imagen extrasensorial.
¿Dibujo o foto?
Imagen en movimiento,
que no quiere contar ninguna historia.
Como el místico que
solo quiere sentir.
Y quizás más que
percibir
adentrarse en la luz del
amor.
Compaginarse, que
por cierto viene
de página,
y una página debería tener
relación con la siguiente,
aunque tampoco cuente nada,
como la imagen en movimiento,
como la vida extrasensorial.
No te cuenta, es. No
lo percibes, no es.
Todo depende del
punto de vista.
Somos homos
mamantes,
solo pensamos
en alimentarnos
de PECHO en
mayúsculas.
Que no es otro
que el de la mujer querida
y probablemente problemática.
Es mujer.
Cuando amas
ciegamente
la irracionalidad
llega a doler.
Si no que le
pregunten a mí
subconsciente.
Fallecer a los ojos
de la vitalidad
en forma de niño
preabundante de
sensaciones
a veces reales,
a veces irreales.
Escuchando a
Billy Holliday en vivo.
¡Estoy soñando o
es que mis percepciones están trastocadas!
A veces percepción
es igual a ilusión.
Creación, interior
que sale a un exterior
inhóspito e intransigente.
Como la nueva vida.
Como el nacimiento de una emoción.
Pasa,
corre,
medita en movimiento.
Mientras yo,
Estático,
autoengraso
mi espíritu,
perdido en el
claro,
en la llanura de los extremos.
Que acaban siempre
en algún centro.
Creatividad,
sinónimo de
locura.
Vegetal: estado
de alguien que no se
quiere reinventar.
Para vivir y permanecer
es obligatorio
reinventarse,
o sea, ser
creativo.
Concretarse:
Ser en la actualidad.
O sea, en estado de
crisis.
O sea,
¿sin o con
decencia?
¿Alguna forma de progreso es
posible?
¿Alguna combinación
es posible?
Lentamente, sin descanso,
deshidratación,
zumo de limón,
mientras, mi mente nutrida
de oxígeno,
y a punto de oxidarse,
se va congelando,
en vez de ideas móviles,
cambiantes, tengo
ideas fijas, fotos,
pero totalmente interpretables.
Menos mal.
¿He de ser yo el
que las interprete?
Cartas,
juego inconcluso
entre árboles
y sociedad.
¿Alguien querría ser otro
del que es?
Requiem,
la vida ha muerto,
dirá un único
superviviente a la
locura colectiva.
No hace falta un
futuro para afirmarlo.
¿Quién vive
si hoy en día se
malvive?
¿Quién está contento con la
recta interpretación que nos
dan de la realidad?
La realidad no es esa.
Entonces la realidad oficial
no existe,
por lo tanto la realidad ha muerto,
o sea la vida ha muerto.
Muertos en vida,
carcomiéndonos a nosotros
mismos nuestras propias vísceras.
Inconformidad,
Insulto,
destrucción,
amén.
Un bello día
creció una hortensia
al lado de mi pie
que estaba descansando,
y le dijo:
- Qué alimento son este sol y
esta humedad para un ser oloroso
como yo.
A lo que mi pie contestó:
- Sí, pueden crecer hongos
en cualquier sitio,
y todos olemos, y como
alguien que dijo,
de gustos no hay nada
escrito,
yo digo,
de olores no hay nada escrito.
Un día… y el siguiente.
Producto, e ir más veloz
correctamente.
Sigo andando y me
encuentro una resta
a mis pies:
de las tres hojas secas, un trozo de una
sale volando.
¿Cuántas quedan?
Es vital para saber a que
altura estamos del otoño,
o eso creo.
Contenido de una botella
a medias, cuyo
interior no llego
a conocer.
Quizás este disuelto en el
líquido mi corazón,
y lo expande o encoje
según el clima,
la luna y el sol,
y las demás circunstancias,
que también afectan,
pues son afectivas.
Sonidos,
electricidad,
parejas reencontrándose
en la distancia.
Concreción.
La vida mundana.
El dulzor en forma de clave.
Gotas de metáforas
en notas salpicadas
de azul.
Como agua sulfurosa.
Como sonrisa tenue.
Escuchando parte de la vida.
Pentagramas,
nebulosas,
como la noche.
Descomposición,
y la comida espera,
mientras notas indescifrables
mas sencillas llegan
como vuelo,
como caída,
como electrón perdido que
quiere decir algo
y no es capaz de decirlo.
Mientras vislumbre,
diapasón oxidado,
pues la baquetas ya no
te necesitan.
Ruido en forma de notas
hirvientes de sangre
transparente,
viniendo y volviendo
a melodías huérfanas
de notas.
Como un conjunto de sordos
escuchando baladas, como
la vida delante de un
atril y sin alma.
Como la vida.
Distracción.
De paso me alimento de versos.
Contando hojas,
instruyéndome de amaneceres.
El devenir.
Saliendo de ningún
sitio, mas siempre salgo
y a veces entro,
como si fuera una mujer.
Con ritmo mas sin notas.
Ritmo con compases.
Los dictan mis pulsaciones.
Curva,
punto,
mesura,
contraste,
olvido
y esperanza.
Croar,
definitivo ruido olvidadizo,
como tecla de nota si.
Como chillido con tono mi mas
sin melodía
Crujiendo sensaciones,
oigo un si-í,
no sé si es afirmativo.
La melodía sigue
aunque ya no suena.
Impoluto,
solvente.
¿Trompeta, contrabajo?
Restaurar sensaciones,
inquisición a la hora
de no exclamar.
Silencios,
repartidos entre
pasos melódicos.
Deambular de ritmos arrítmicos.
Como vida coartada
por inquietudes suculentas.
Piel melódica.
Insigne respecto al devenir.
Cuerdas insignias,
vibrando, pálidas,
sinónimas a versos
candentes.
Entre el diluir
de risas y líquido
dorado.
Pensar, armonía,
diapasón que marca el
ritmo de vidas,
como extraños en teclas
con manos autónomas.
What? So.
¿Hacia dónde me encamino
junto a notas más o menos
comprensibles?
Creer en la importancia de
interpretar interacciones:
cómo el de los intérpretes y los oídos,
más o menos oxidados, mas
siempre vibrantes,
erógenos y cautivadores.
Estridencia solapada
de sensualidad.
¿Quizá es medianoche?
Las notas indican el tiempo.
El tiempo de las inquietudes
y sinsabores melódicos.
¿Quizá es medianoche?
Entre tiempos,
entre luces,
en los sonidos.
Inmersos.
Locura,
Interacción individualizada,
y todos en el mismo todo.
Decrece la atmósfera,
¿y el saxo?
Notas discordes,
recursos espirituales.
Hacia dentro con
intransigencia.
Gozar, y relamerse
entre inquietudes diversas.
Como la música.
Empieza y perdura.
Empieza y se acaba…
Como la vida imperecedera.
Concreción natural.
Mi ausencia básica,
como el deletrear
la cosa exacta.
Tan solo expresión.
Faz, crema hiperdesarrollada
para conseguir
la arruga pasional,
como una Eva eterna.
Como el sexo indiscriminado.
Polvo al viento,
ratos de calma.
Mujeres con oficio.
Cabezas pensantes.
La sal, la proteína,
la vitamina.
La energía de la vida.
Insignificante vida.
Sentimientos al cubo,
por alegrías
y tristezas al cuadrado,
viene a ser igual al suicidio
de mi sensibilidad.
Subidas y bajadas para acabar mareado
como en un parque de atracciones.
La melodía,
la arritmia,
la incomprensión convertida
en conocimiento.
La piel tiene que notar
su sensibilidad.
Si uno está estable su piel es suave.
También tienen que ver
las músicas atonales.
Normalmente músicas contemporáneas.
Ser y tiempo,
escribió Heidegger.
Lamento y final,
sin rima pero igualmente
siendo verso, escribo yo.
Lamento como condición de ser.
Y todo tiempo tiene su final.
Quizás tiene más que ver mi verso con El ser y la nada
de Sartre.
No lo sé.
Y no me importa no saberlo.
O quizá quiero hacer como que no lo sé.
¿mmmmmm?
Concreción, creación,
inspiración, liturgia.
¿Quién da lo no dado?
¿Quién recibe lo inconcluso?
Merodeando caminos sombreados.
Realizando poemas inesperados.
Creación,
concreción de conceptos,
¿pintados o escritos?
Realidad subjetiva
compuesta de manchas.
Aire comprimido,
que mis pulmones quieren expulsar
como una pistola,
como el dolor de no estar en el
momento preciso,
aquí o allá.
¿Aquí o allá?
La palabra divinida,
exacta, que lo abarca
todo
en el plano de los
sentimientos humanos,
Mierdagloriosamasificación.
Arquitecto de mi sentir.
Siempre el número preciso,
la palabra exacta,
el color conveniente,
el sonido inaudible
más perfecto.
Arquitecto de mi sentir.
Teclas,
aire sonoro,
entre lamentos.
Medición
entre mi paz y tú
sonrisa,
vertical,
licuada,
protuberante.
Como la vida,
como la melodía
eiempre encontrada.
Siempre es a veces.
Más o menos.
Mejor o peor.
Crear a nadie,
el viento te oye.
Yo, sordo, disfruto.
Como punto, como
línea tras línea
hasta formar el triángulo
más útil, vas tejiendo notas.
Vocación inolvidable.
Vocación sensual.
Como la orgía de pareceres
entre las trabajadoras
de una casa de huéspedes.
Tejedoras de melodías.
Desagüe energético,
como la sombra,
como en la sombra.
Para después en la
espera,
quizás un leve movimiento
sin dirección,
sobre el eje,
recreando la respuesta,
siempre sin importancia.
Seguro sin importancia.
London,
hace demasiado tiempo.
Ese gotear del cielo
entre nuestros pasos,
esa recreación de los ojos
sin fijarse en detalles
insignificantes,
tan solo en los vitales,
ciudad vida.
Ciudad movimiento.