Triada amorosa

Protagonistas.

Marido    —   Manuel.

Mujer      —   Sofía.

Amiga de los dos   — Ruth.

Enfermeros

 

Acto 1- Manuel y Sofía están en el salón de su casa, sobre un sofá de cuero negro. Encima de él hay una gran obra de arte abstracto. En la mesilla delante del sofá hay un hielera donde tienen introducida una botella de cava. Beben una copa cada uno a medio llenar. Suena de fondo unos fraseos de saxo de John Coltrane.

 

Manuel- Esta es la mejor hora del día. Toda la jornada solo en casa. Intentando adelantar algo de mi texto. Lo tengo que entregar dentro de dos semanas. Luego llegas, y como cada noche el preámbulo a la cena. Una botella de cava, acompañado de buen jazz.

Sofía- Estoy hasta arriba.

Manuel- ¿Qué te pasa?

Sofía- ¿Que qué me pasa? No aguanto a la gente que trabaja en mi estudio. Me gustaría estar sola todo el día, como tú… y te quejas.

Manuel-  Cada uno sufre en su propia medida. Dependiendo de sus circunstancias.

Sofía- No quiero trabajar más en estas condiciones. Si no nos podemos permitir esta casa la dejamos, nos buscamos un alquiler más barato y ya está.

Manuel- Tenemos esta conversación una vez al mes. No puedo más con tus menstruaciones. Porque es eso lo que te pasa, ¿no?

Sofía- ¡Qué te den por el culo!

Sofía sale de la sala de estar negando con la cabeza y soltando un sonoro joder. Manuel se queda solo acabándose la botella de cava.

Monólogo de Manuel ante la ausencia de Sofía. Moviéndose por la sala, y llenándose repetidas veces la copa de cava.

Manuel- Es insostenible, no quiero más, estoy hasta los cojones, cada noche acaba en conflicto, y cada mes acaba diciendo que se irá de casa, ¡qué se vaya ya! yo ya tengo suficiente con mi vida, y encima esconder lo mío con Ruth, su mejor amiga, como puedo liar tanto mi vida, debería hacer vida de ermitaño, ¡qué quieren de mí las mujeres! si no entrego en dos semanas la novela, pondré al borde del precipicio nuestra economía familiar, me gustaría descansar dos años de mi vida, estar muerto dos años después de los cuales resucitar fresco, con fuerzas para luchar durante otros cuarenta, que el lívido se vaya de mi interior, me como a las mujeres con los ojos, ¿qué puedo hacer?, ¡qué bueno ser un castrati!, y de paso saber cantar, siempre se quiere lo que no se tiene, es la ley del capitalismo, solo sirve para incrementar la angustia y levantar la economía, me gustaría conocerme más, ¿cómo es posible ser escritor y no conocerse uno mismo?, es una paradoja, pero el ser humano es contradicción interna, la mujer más que el hombre, aunque el pene más que la vagina, otra contradicción, le he de decir a Sofía lo mío con Ruth, aunque Ruth no quiere, ¿quizás es que para ella es una aventura sin futuro?, entonces ¿por qué lo ha hecho? y con el marido de su mejor amiga…

Acaba de sonar el c.d. de John Coltrane, Manuel pone en el aparato otro del tanguero “Polaco” Goyeneche. En ese momento entran en la sala Sofía y Ruth:

Ruth- Manuel, tú siempre con música deprimente.

Manuel- Cuando la melancolía invade el corazón de uno, ya se sabe.

Ruth- Y… ¿qué podemos hacer para reanimarte?

Sofía- En el único momento en que se siente a gusto es cuando está solo. Es un ser solitario. No disfruta ni en momentos íntimos de pareja. Y no es gay.

Manuel- Pero ¿qué dices? ¿Acaso no he gozado contigo? El que haga unos meses que no lo haga no significa que no pueda hacerlo. Las parejas pasan por diferentes etapas.

Sofía- ¿Cómo sería si tuviésemos hijos? Si ya el lívido está por los suelos.

Ruth- Psicoanalizaros. Es un buen método para recuperar a la pareja. Terapia de pareja.

Manuel- Ya he oído hablar, pero no creo en eso.

Ruth- Y… ¿en qué crees tú?

Manuel- En el peor de los mundos posibles. Es donde estamos. ¿O no?

Sofía- Me pones de los nervios. ¡Cómo se puede ser tan negativo! Lo llego a saber y no te compro.

Manuel- Si el que te compré fui yo. Podría cambiarte por un camello como hacen en algunos países árabes. Ja, ja, ja. O eso dicen.

Sofía- Con la sensibilidad que tienes para las artes, en cambio para las mujeres…

Ruth- Lo que necesitáis es un viaje exótico. Locura. Alcohol y sexo. Al son de buena música. Con algún recital de poesía. Y Buena comida.

Sofía- ¿Quién no necesita eso? Tengo que ir al estudio a acabar unos trabajos. ¿Te quedas Ruth? A ver si lo animas.

Sofía sale de escena. Nada más irse Manuel y Ruth se empiezan a besar.

Ruth- Hazme el amor aquí mismo.

Manuel- Tenemos que acabar nuestro idilio. Nuestra aventura.

Ruth- Me prometiste que dejarías a Sofía.

Manuel- No, no puedo. La quiero más de lo que creía.

Ruth sale de la sala enfadada. Manuel sigue escuchando tango y abre otra botella de cava. Bebe en exceso y se queda dormido en el sofá.

 

Acto 2º-

En la sala de la casa de Manuel y Sofía. Conversan Ruth y Sofía. Están tomando café y comiendo galletas sentadas en el sofá.

Sofía- Hay días que no me aguanto ni yo. ¿Cómo voy a soportar a Manuel?

Ruth- Tú lo que le has de dar una alegría al cuerpo. Ya que tienes dinero ¿por qué no pagas a un puto para que te haga estallar de placer? Ya lo he hecho alguna vez y te aseguro que son unos profesionales del placer.

Sofía- Cuéntale esta historia a Manuel que seguro que escribe un relato de ella.

Ruth- No, esto que no salga de nosotras, ¿eh?

Sofía- Vale…

Sofía se levanta, va hacia el bolso y saca un canuto de él.

Sofía- Vamos a fumar, a falta de puto buenas son tortas.

Ruth- Sí, hace tiempo que no nos colocamos juntas. Por cierto ¿cómo siguen tus nuevas esculturas? Están hechas de madera, ¿verdad?

Sofía- Sí, voy trabajando. Me están presionando desde la galería Alberti. Quieren que las exponga en un mes. A ver si llego. A veces prefiero ir al cine que trabajar. Eso no me ayuda.

Ruth- Enséñamelas un día.

Sofía- Tengo los bocetos y fotos de ellas. ¿Quieres verlos?

Sofía saca una libreta Din A3. Y enciende el ordenador portátil que estaba encima de la mesa. Se ponen a ver tanto los dibujos como las fotos en la pantalla del ordenador.

Ruth- Me gustan mucho. Tienen cierto aire de Henry Moore, pero trasladado a nuestro tiempo.

Sofía- Como siempre… es la crítica habitual. Pero un día tienes que venir al estudio a verlas físicamente.

Ruth- De acuerdo. Ya pasaré.

Se acaban de fumar el canuto, y Ruth colocada, se tumba en el sofá colocando la cabeza en el regazo de Sofía.

Ruth- Qué bien me ha sentado el canuto. Sabes, me gustaría hacer un trío contigo y con Manuel, dice mientras le acaricia un pecho a Sofía. Ella agacha la cabeza y empieza a besar a Ruth. Entonces entra Manuel.

Manuel- Vaya, vaya ¡qué sorpresa! Sospechaba de la infidelidad de mi esposa, pero ¿contigo, Ruth?

Sofía- Venga, no es para tanto, nos hemos fumado un canuto y necesitábamos un poco de cariño.

Ruth- Ven siéntate con nosotras.

Manuel se sirve una copa  de cognac.

Manuel- ¿Si no puedo saciar a mi mujer? Haría el ridículo con vosotras dos.

Manuel pone en el aparato la quinta sinfonía de Mahler. Se sienta en el otro extremo del sofá.

Manuel- Dejadme descansar un rato. Vosotras seguid con lo vuestro.

 

Acto 3º

Sofía está sola en su sala de estar. Nerviosa e irascible, elabora un monólogo de unos minutos.

Sofía- Qué cansancio, podría ganarme el premio a la más cansada de la ciudad, aborrezco mi gran urbe, ha dejado de sorprenderme, cuando era joven había tal efervescencia que la creatividad se sentía, o eso es lo que notaba, pero ahora… quizás es que me he aburguesado, ¿qué es el arte sin provocación?, ¿qué es la filosofía si no es crítica?, y yo casada con un tipo que escribe para el stablishment, ¡cómo lo he podido hacer!, antes leíamos poesía, filosofía, teoría del arte juntos, ahora casi ni nos soportamos, además estoy segura de que tiene una amante, que le aproveche… ¡qué psicólogo podría solucionar mi angustia vital! ¿merece la pena vivir en estas condiciones?, quien lo sepa que me conteste, antes tenía siempre la radio puesta para escuchar todas las noticias internacionales que pudiese, me leía tres periódicos diarios, ahora detesto el mundo, lo que pase más allá de mi misma me importa un bledo, ¡cómo puedo sé tan cabrona!, y encima ¡quiero follarme a Ruth!, la amiga de los dos, la confidente, más confidente será en la cama, el otro día casi sucede, y aparece el tonto de mi marido, nos ve y ni se enfada, toda esta angustian la he de transmitir en mi obra, que gusta, muy bien, si no que les den…

Sofía se enciende un canuto y sigue con el monólogo:

Me gustaría volver a pintar, o escribir versos, la poesía el conocimiento de los sentimientos, o eso dijo Adorno, ¡qué filósofo, por favor!, conocimiento de los sentimientos, a mí me explotan pero conocerlos no los conozco, ¿tú los conoces Manuel?, lo dudo, ni te conoces a ti mismo, ni conoces a las mujeres, ni conoces el mundo, y yo haber follado contigo, bochornoso, como decía Nietszche del eterno retorno, querrías que si volvieses a vivir una y otra vez, las próximas vidas fuesen exactamente igual a la que has vivido, eso es ser un super hombre, pero Manuel… aparte de por la locura, no se parece en nada a Nietszche, ni siquiera en la creatividad, Ruth, Ruth, Ruth, me pertenecerás, lo verás, serás mía, yo lo que quiero lo cojo, lo que no quiero lo rechazo, en eso ha de consistir me creatividad, por allí ha de pasar mi angustia para alejarse y no volver, para decirle adiós y volver a sonreír.

Sofía se acaba el porro, pone unas arias de Schumann cuando entra Manuel a la sala.

Sofía- Lo que faltaba, ¿qué quieres?, ¿no te habías ido el fin de semana?

Manuel- No podía estar sin ti… que romántico.

Sofía- Déjame escuchar la música y descansar.

Manuel- ¿Quieres que habrá una botella de cava?

Sofía- Prefiero algo más fuerte. ¿Hay ginebra?

Manuel saca del bar de la sala una botella de Tanqueray y una cubitera con hielos. Sirve dos vasos.

Manuel- En que estabas pensando cuando he llegado.

Sofía- Pensar… en nada. Tenía ganas de masturbarme.

Manuel- Puedes hacerlo si lo necesitas.

Sofía y Manuel se empiezan a besar. Manuel le quita la camiseta y los sostenes a Sofía.

Manuel- Hace meses que no follamos. Estoy contento.

Sofía- Seré idiota. Pero ¿qué estoy haciendo?

Sofía se pone los sostenes.

Sofía- Nosotros ya no nos atraemos. Sería un error seguir por done vamos.

Manuel- ¡Joder! Abrase visto. ¡Tú sí que me atraes!

Sofía- ¿Por eso tienes una amante?

Manuel- Porque no follamos.

Sofía- Y ¿quién es? Es la primera vez que lo afirmas.

Manuel- Déjalo, es una historia que se ha acabado. Ahora podemos intentar estar bien tú y yo.

Sofía mientras sale de la sala negando con la cabeza dice:

Sofía- Yo me voy de casa. No quiero verte. Por cierto en media hora vendrá Ruth. Atiéndela un rato, a las seis volveré, no quiero que estés. Dejas a Ruth en casa esperándome y te vas.

 

Acto 4º-

Manuel solo en casa espera a Ruth. Mientras tanto bebiendo ginebra, habla:

Manuel- Nunca he entendido a las mujeres, en eso Sofía tiene razón, mi ex amante, mi ex mujer, y ahora que tengo, me tengo a mí mismo, he de ser fuerte, de momento puede que conserve a Ruth, pero por primera vez en la vida he de saber estar conmigo mismo, que dirían mis lectores, si saben que soy un escritor al que le cuesta tanto conversar consigo mismo, me conozco porque veo mi reflejo en los demás, estudiando a los otros me doy cuenta de en qué me les parezco, que es lo que aborrezco de mí, que debería cambiar, sí, soy escritor pero me encantaría ser músico en una gran banda de jazz, o bailarín para un espectáculo de variedades, para acabar de trabajar y salir con mis compañeros y amigos a emborracharnos, y a hablar de marranadas, ¡quién dijo que el que escribe es por vocación! lo que pasa es que tiene la mente estructurada de tal forma, que es lo único con lo que puede subsistir, pero le lleva un aturdimiento, un sufrimiento, que ni ardiendo en los infiernos de Dante, ese sí que fue escritor, vidente, insurrecto y a la vez conservador, aunque parezca mentira hasta él está lleno de contrariedades, como seremos los otros, y ahora vendrá Ruth, le daré ginebra y más ginebra, para acabar extasiados follando, para acabar vistiéndome corriendo, porque en seguida volverá Sofía, y si nos pilla entonces sí que será el final, y los finales no me gustan, ¿cómo me voy a portar bien si yo no sé hacerlo?, ¿cómo puede ser alguien tan racional que incluso trabajando con las palabras solo pueda pensar con la cabeza de abajo?, he conocido muchos escritores y todos parecían tan dignos, tan mesurados, poetas no, sino novelistas y ensayistas, los poetas están incluso más locos que yo, que ya es decir…

En ese momento entra Ruth.

Ruth- Hola grandullón, ¿cómo estás?

Manuel- Bien y tú, ¿una copita?

Ruth- Conozco tu táctica, no beberé nada hasta que venga Sofía. ¿Me ha dicho que tenéis problemas matrimoniales?

Manuel- Nada que no se pueda arreglar.

Ruth- No son las noticias que me han llegado. Conmigo ya no tienes ni tendrás nada, y además con tu mujer va como va.

Manuel- Venga, si no puedes vivir sin mí.

Ruth- No puedo vivir contigo.

Manuel- La semana pasada no pensabas eso.

Ruth- Es que tengo en mente a otra persona.

Manuel- ¿La conozco?

Ruth- Es una sorpresa.

Manuel- Bueno, me tengo que ir antes de que llegue Sofía, si no el enfado será monumental.

Manuel sale de la sala, Ruth se queda sola y empieza a divagar habiéndose servido una Ginebra. Suena Dizzy Gillespie de fondo.

Ruth- Sueño con una sala de estar como esta, si yo hubiese tenido la suerte de ser la pareja de Manuel, o de Sofía, qué más da uno que otra, y ahora esos tontos en crisis matrimonial, cada uno ha ido por libre, unidos pero teniendo su ligues, si yo fuese uno de ellos lucharía por lo que tengo como una fiera,

Se sirve otra copa de ginebra, continúa el monólogo,

es que esto es una mierda, como mínimo injusto, cada vez que miro este cuadro, no sé de quién es pero me parece bello, interesante, lo tendría que tener yo…

Lo descuelga de la pared, y lo mira durante un rato…

Todo él negro, blanco y rojo, y las mezclas de colores entre ellos, el color rojo me apasiona, el color de la vida, del corazón, de la sangre, de la menstruación, del parto, de la feminidad, este cuadro debería ser mío, es increíble, y yo me merezco cosas increíbles, ya que mis poemas de momento no han tenido éxito, ¿quién puede vivir de la poesía?, ser camarera, y el tiempo que me deja libre el servir a los otros, escribir versos, ¡qué vida!, me voy a ir con él y lo voy a colgar en el pasillo de mi casa, o en mi habitación.

Coge el cuadro y se intenta ir con él cuando aparece Sofía,

Sofía- ¿Qué haces con el cuadro?, no lo cojas, sabes lo que vale, que insensata.

Ruth- Perdona, quería saber que se sentía al poseerlo, me dais una envidia.

Sofía- Tú no necesitas el cuadro, tu vitalidad existencial supera con creces cualquier adorno.

Sofía acaricia el pelo y la espalda a Ruth.

Ruth- Que buena eres conmigo. Me gusta ser tu amiga.

Sofía- Amiga y algo más.

Ruth- Lo otro pierde importancia.

Sofía- Eres increíble. Con lo ardiente que eres con el sexo y dices que pierde importancia.

Ruth- Otra cosa no tendré, pero decir lo que siento…

Se sirven otra Ginebra. Sofía habla andando por la sala. Ruth se estira en el sofá.

Sofía- Sabes que me excitas mucho.

Ruth- ¿Cuánto es ese mucho? Me gustaría saberlo en carne y hueso.

Sofía se acerca y besa a Ruth pasándole la mano a lo largo del cuerpo.

Ruth- Estoy harta de ser el objeto sexual de todos.

Sofía- ¿Quién más hay?

Ruth- No conoces a nadie más.

Sofía- Venga, no me guardes secretos. Que te piensas. ¿Qué no lo sé?

Ruth- ¿El qué?

Sofía- Lo que tienes con Manuel. No pasa nada. No me importa. Nosotros casi hemos acabado. Nuestra relación divaga como un monólogo en escena.

Ruth- ¿Cómo es que lo sabes?

Sofía- Soy tonta pero no tanto. Además no disimuláis nada bien.

Ruth- ¡Qué vergüenza! Manuel y yo también hemos acabado.

Sofía- Pobrecito se va a quedar más solo. El que mucho abarca…

Ruth- ¿Y quieres enrollarte conmigo para vengarte de Manuel?

Sofía- No. No. He notado que me gustan más las mujeres que los hombres. Y tú especialmente.

Ruth- Anda ya. Si siempre has sido una devoradora de hombres.

Sofía- Quizás me he empachado.

Ruth- Oye, me encanta vuestro cuadro.

Sofía- Dime la verdad. Antes te lo querías llevar. Nos lo querías robar.

Ruth- MMMM. No sé. Es que vosotros tenéis tanto y yo tan poco.

Sofía- Pues sabes que ese cuadro lo pinté yo. Era el único que no compraron en una exposición que hice hace años. Quizás te lo podría regalar a cambio…

Ruth- Guarra. Crees que soy una puta…

Sofía- No te enfades, era una broma.

Ruth- Abrase visto, el gusto que tienes. Eres artista pero podrías dedicarte a diseño de interiores tranquilamente.

Sofía- Tú también eres artista. Eres poeta. No recuerdas que he leído versos tuyos. Me gustaron mucho.

Ruth- Soy camarera, y de hobby escribo poesía.

Sofía- Ya les gustaría a muchos poetas tener la sensibilidad que tú tienes. No tienes algún poema que pueda leer.

Ruth- No, pero voy a improvisar uno para el momento.

Ruth sirve dos Ginebras más, y se inventa un poema oral.

Ruth-

Ser, en el límite

sentir.

Como desgarrón de piel.

Como ausencia de querer.

Y mientras tu suave mano.

Y mientras tu digna mirada.

Y yo sin notarme.

Deambulando sin stop.

Permitiendo mi erosión.

¿Quién puede

no permitirla?

Razón insustituible.

Pasión imperecedera.

Sofía- Increíble, sublime, insustituible. Sabes los momentos de éxtasis que puedes generar en un momento, sin problemas llegas a lo más profundo de una persona. Increíble. Y luego dices que yo soy artista.

Ruth- Gracias, gracias, me haces sonrojar. Te lo dedico, te lo regalo, aunque no me acuerdo de él, no puedo escribirlo.

Sofía- Queda el insustituible momento. Nunca lo olvidaré. Gracias.

Manuel entra en la sala. Se sirve una ginebra. Pone Thelonius Monk en el aparato de música.

Manuel- No tengo donde irme. No me vas a echar de casa como si fuera basura. Vamos a compartir casa hasta que encuentre algo.

Sofía- Das pena. Quédate anda. Aunque interrumpes algo.

Manuel- Interrumpo, ¿el qué?

Ruth- Siempre has interrumpido y siempre interrumpirás. Es la condición del género masculino.

Ruth y Sofía se ríen. Manuel pone cara de sorpresa y luego de indignación.

 

Acto 5º-

Ruth, Sofía y Manuel están en la sala dialogando y tomando copas, de vez en cuando uno se levanta, pasea, cambia de música, abre una botella de diferente licor mientras continúan hablando.

Manuel- No entiendo y nunca entenderé a las mujeres. Siempre regidas por una moral férrea hasta que ya no os conviene o no la podéis sostener.

Sofía- Tú, en cambio eres un amoral, o mejor un inmoral.

Manuel- Gracias a Dios aún no he sucumbido a la moral impuesta por el cristianismo.

Ruth- Te das cuenta, Sofía, cómo se las da de progre. En realidad eres un conservador.

Manuel- Pero bueno, ¿qué? ¿estáis las dos en mi contra?

Sofía- Después de quince años a tu lado, ¿de quién quieres que esté en contra?

Manuel- Quince felices años. Sweet fifteen. Parecido a la película de Ken Loach.

Sofía- A mi tanto drama social no me va.

Manuel- Ya has perdido la conciencia de clase. ¿Como tienes tanto éxito?

Sofía- Cabrón.

Ruth- Tranquilos chicos, ya que estamos juntos al menos no nos matemos.

Manuel- Calla, que todavía se me revuelve el estómago desde que me he enterado de que estas con nosotros dos.

Ruth- Tú, señorito, también has estado con nosotras dos.

Sofía- A mí no me excluyáis. Yo también he estado con los dos.

Manuel- Pues podríamos añadir una novedad…

Sofía- Ya me imagino la propuesta.

Manuel- Ya que estamos todos con todos, estarlo a la vez.

Ruth- Yo contigo no me quiero acostar más.

Sofía- Yo también he tenido suficiente.

Manuel- No creo que me vayáis a dejar solo. Necesito compañía continua. Mis horas de soledad escribiendo son puro sufrimiento.

Sofía- Pues vas a tener que aprender a estar solo. Aunque… también son buena compañía las putas.

Manuel- Cabronas.

Manuel se levanta nervioso. Pone música de fondo a Herbie Hancock, el jazzman escogido. Se acaba la botella de ginebra y abre otra de ron. En el vaso lleva un coctel de ron, ginebra, lima y hielo.

Sofía- Y tú Ruth comprendes al género masculino.

Ruth- Sí, son los que solo piensan con la polla. Ya pueden ser intelectuales o parecer razonables que a la hora de la verdad, son un fiasco.

Sofía- Estoy contigo. Porque la especie se ha de procrear, sino estaríamos bien nosotras solas.

Ruth- Sí y menos falo por aquí, falo por allá, que crezca la barriga y si te he visto no me acuerdo.

Manuel- Venga, si no podéis vivir sin nosotros.

Se ríen escandalosamente Sofía y Ruth.

Ruth- Lo que me faltaba oír.

Manuel- Pues no opinabas lo mismo hace tan solo unas semanas.

Ruth- Tú como escritor deberías saber que la vida es cambio. Lo que no se transforma muere. El cambio es vida.

Sofía- Cómo escritor solo tienes el resultado de tu trabajo. Pero las vanguardias del siglo veinte nos enseñaron que la elaboración de una obra de arte es tan importante como el resultado final.

Manuel- Eso valdrá para la escultura. Pero ¿para las novelas?

Ruth- Pues en los poemas la elaboración cobra cada vez más peso.

Manuel- Hablas como una poetisa moderna pero yo no he visto todavía ningún verso tuyo.

Ruth se levanta, bebe un trago de Ron e improvisa un poema.

Ruth-

Camino, a ningún

lugar. Sobre mis

cenizas vuelvo a crecer.

Como bulbo imperecedero.

Sobre mis hombros:

seres diminutos me dicen…

vete por el camino erróneo.

Quizás sea como la varicela,

cuando la pasas ya no te vuelve a acechar.

Mientras pienso… entre rocas, entre risas,

entre enjambres pasionales.

Como es mi condición.

Manuel- Bravo, bravo. Mientras, da palmadas.

Sofía- Eres una gran poetisa. Me encanta como encaras los poemas. Llegarás lejos.

Manuel- Ahora en serio. Me has sorprendido.

Ruth- Gracias chicos, pero eso no quita que piense lo que pienso del género masculino.

Manuel- Yo que creía haberte despistado.

Sofía- Ruth, me acompañas a comprar algo para comer esta noche.

Ruth- De acuerdo, vamos.

Sofía y Ruth salen de la sala. Manuel se queda solo renegando y hablando, con su copa y música de Charlie Parker.

Manuel- Ya me gustaría ser como Bird, él volaba con el saxo, sus improvisaciones eran apoteósicas, mi pluma en cambio es torpe, y ahora que quizás me quede sin Sofía empeorará la cosa, con ella todo era un estímulo, incluida la escritura, solo, ¡solo!, ¡qué voy a hacer!, lo mismo de siempre, pudrirme en mis penas, ser más yo que nunca en lo que se refiere a negatividad, y seguir existiendo sin sentido, el sentido de mi vida es mi propia angustia, y eso que no me gusta Sartre, pero en mí, su filosofía viene como anillo al dedo, que diría de ello un flaneur como Baudelaire, siempre quise parecerme a él, y no le llego ni a la suela del zapato, ser entre cirenaico y filósofo, ser esteta como condición indispensable en mi vida, y en que me he quedado, en la nada, en la contradicción, que unido a la soledad hacen un equipo mortal, ¿para que sirve estar  en este mundo sin tiempo eterno?, y si fuera eterno qué más daría ahora que después, que pasa ¿qué creo en el más allá?, lo que hacen unas copas de más, ¡oh, oh, que fraseo!, él sí que era un artista, voy a por la penúltima para brindar conmigo mismo por Bird, Charlie Parker, ¡qué saxo!, pero mortal como todos, debe estar a la derecha de la derecha del Padre, al lado de Jesucristo, o al menos por allí cerca…

 

Entran Sofía y Ruth muy animadas, riéndose, con una bolsa cada una con productos del supermercado.  Sacan el contenido de las bolsas.

Sofía- Cuatro botellas de vino, cuatrocientos gramos de jamón pata negra, queso Emmental, olivas, foie de pato, pan, brócoli y pasta fresca.

Ruth- Aguacates, nachos, tomate, cebolla, cilantro, patatas, mayonesa, kétchup y salsa brava, salmón fresco, lollo rosso, solomillo de cerdo, salsa de carne, bacalao, calabacín y una botella de Ron Habana Club, y otra de Jack Daniels.

Manuel- Pero, ¿habéis visto cuántos somos en la fiesta?

Sofía- Tres y como vamos a estar dos días encerrados aquí, para resolver nuestro futuro…  tenemos despensa de sobras.

Ruth- Si falta algo podemos ir en un momento a comprarlo.

Sofía- La idea es no bajar más.

Manuel- ¿Qué trampa me estaréis ideando?

Ruth- ¿Tú me ves con cara de tramposa?

Manuel- Yo ya no me fío de nadie.

Sofía- De mí haces bien no fiándote.

Manuel- (ríendo). Más vale malo conocido que bueno por conocer.

Sofía- Estás seguro de que ese refrán siempre es cierto.

Manuel- Cierto no hay nada…

Sofía- No me vengas con tus filosofadas.

Ruth- Tranquilos chicos. Siempre teniendo que poner orden…

Manuel- Si no fuese por ti, Ruth…

Sofía- Haría meses que no follarías.

Manuel- Qué desagradable.

Sofía- Ahora vas de fino.

Ruth- Los dos me habéis follado, o sea que no se el por qué de esta discusión.

Manuel- Sin discutir no podríamos vivir.

Ruth- Pues que tristeza.

Manuel- La vida es más triste que alegre.

Ruth- Tú vida. Especifica.

Manuel- Nunca había conocido a un poeta feliz.

Ruth- No soy poeta, soy poetisa. Quizás esa es la diferencia.

Sofía- Aquí tenéis jamón, queso, olivas, y abrid esta botella que ahora traigo las copas.

Manuel- Bien, Sofía, ¿de qué querías hablar?

Sofía- Pero que cuadriculado que eres. Hablemos, y dejando que le corriente nos lleve, disfrutemos o suframos.

Ruth- Pareces colocada. ¿Te has fumado un canuto y no nos has invitado?

Sofía- Mirad tengo marihuana y cocaína. Yo empezaría fumando. La coca, que hay de sobras, la dejaría para bien entrada la noche.

Sofía- ¡Qué golosinas!

Manuel-  Ya sabes que yo no me meto nada por la nariz.

Sofía- ¡Pues a la mierda tu moralidad! Estos dos días vas a esnifar.

Manuel desencajado se queda pensativo. Sirve tres copas de vino y empiezan los tres a coger de la comida.

Manuel- Esnifaré si hacemos un trío.

Ruth- Eso te lo has de ganar, y no vas por el mejor camino.

Sofía- ¿Qué te hace pensar que a mí me apetece estar contigo?

Manuel- Hasta hace poco te motivaba. Incluso te excitaba. O eso creo.

Sofía- ¿Tú que quieres de la vida? Llevamos años siendo pareja y no conozco tus miedos más íntimos, tus secretos.

Manuel- Yo estoy obsesionado por las mujeres pero me dan pánico. Además siempre me lío con las que más miedo me dan.

Sofía- ¿Yo te doy miedo? Ya, seguro.

Ruth- ¿Tus amantes también te dan miedo o son el objeto nivelador?

Sofía- Bien dicho lo de objeto. Te damos miedo pero no somos más que un objeto en el que descargar.

Manuel- Si no me habéis conocido es porque no habéis querido. Soy simple y más sincero de lo que parece.

Sofía- Desnúdate. Ya que eres literato improvisa un discurso presentándote. Un autorretrato en forma de monólogo.

Ruth- Sí, sí, hazlo.

Manuel se levanta, come una loncha de jamón, bebe un poco de vino, y empieza a hablar.

Manuel-

Soy lo que veis, mis contradicciones me corroen, parece que solo me importa mi cuerpo, porque siempre me intento desahogar físicamente, pero mi espíritu, complejo y perverso, me hace ser un hombre sensiblero y llorón, conozco la vida, ya que la he vivido fuerte, y lo que he aprendido es que del que menos te has de fiar es de ti mismo, los miedos y contradicciones internas te pueden hacer llevar a cabo actos de los que te podrías arrepentir, sin mujeres no podrías vivir, son la sal y el azúcar de la vida, me gustar amar y follar, me enamoro cada media hora aunque sea soñando despierto, pero me da pánico enamorarme, la vida, la puta vida, cómo llamarla, cómo definirla, saltar las adversidades, regatear los momentos inconformes, abrazar la felicidad exterior para que se vuelva interior, el exterior importa para el estado anímico, por ello se ha de saber desechar y coger lo que más conviene, novelista, rechazo la soledad, ¿qué cómo es posible?, ni yo mismo me lo explico, cuando he hablado con otros escritores me han dicho que pagarían por más momentos de soledad, soy el raro, ni mis mujeres me han comprendido, vivo y dejo vivir, al único que no dejo vivir es a mí mismo, como penitente, como ser enfermo de contrariedades, soy lo que veis, soy cómo me comporto, quizás soy digno de un pormenorizado estudio, quién no lo es.

Al acabar de hablar Sofía y Ruth empezaron a aplaudir.

Sofía- Has hablado y no nos has dicho nada de lo que queríamos.

Ruth- Eso dilo por ti. A mí me ha gustado mucho.

Ruth se levanta y le da un provocativo beso a Manuel. Sofía se enfada.

Sofía- ¡Pero que hacéis! Y sin pedir permiso. Ruth, tú eres mía.

Ruth- Yo soy como un angelito que se lleva el viento.

Sofía- Tú eres como una puta que se lleva el viento.

Manuel- Sofía, para ya.

Ruth- ¿Qué estás celosa?

Sofía- Me gustas Ruth. Manuel ha de ser agua pasada.

Manuel- Eso que cada una lo decida.

Ruth- Odio a las personas posesivas.

Manuel- Yo no soy nada posesivo.

Ruth- Pero eres demasiado libertino.

Sofía- Que has sacado la palabra de hace dos siglos.

Ruth- Me encanta la palabra libertino.

Manuel- Pues utilízala pero no conmigo que soy un tipo moderno.

Sofía- Demasiado moderno, pero sobre todo para lo que te conviene.

Manuel- Como todo el mundo.

Acaban con la botella de vino y el pica-pica. Sofía enciende el canuto.

Sofía- No sé qué queréis de mí, yo lo he dado todo por vosotros, a cada uno en su momento, y ahora me encuentro que habéis sido peligrosamente cómplices, iros a la mierda, no sabéis ni quien soy, ni de lo que soy capaz de hacer, a la mierda, estoy borracha y algo fumada, y sabéis de sobra lo peligrosa que soy en este estado, a ver si cojo la gubia y os esculpo a mi antojo, mierda, yo quiero estar contigo Ruth, y te pones de parte del cerdo este, me has herido…

Sofía se pone a llorar desconsolada, arrodillada en el suelo, Ruth y Manuel se le acercan y la acarician.

Ruth- Sabes que tú también me gustas mucho.

Manuel- Y a mí también.

Sofía- Tú calla…

Manuel- Siempre salgo perdiendo.

Sofía- Te lo has ganado a pulso.

Ruth- ¡Qué paréis de discutir!

Manuel- Yo no he discutido en toda la noche.

Ruth- Pero provocas, siempre has sido un provocador.

Manuel- Joder.

Se van pasando el porro mientras Ruth se estira en el sofá con las piernas de Sofía como almohada. Manuel se queda de pie. Sofía y Ruth se empiezan a besar.

Manuel- Vale ya, que me estoy poniendo a cien.

Sofía- Tu siempre tan pervertido.

Ruth- ¿Quizás quiera intervenir?

Sofía- Si él entra en el besuqueo, yo me voy.

Manuel- Seguid, seguid que yo salgo a dar un paseo.

Sofía- Nos hemos encerrado aquí para hablar. Para dejar las cosas claras.

Manuel- Bien. Pues parad ya. ¿Qué quieres dejar claro?

Sofía- Has de abandonar esta casa. Vendrá a vivir Ruth.

Ruth- Yo no sabía nada. ¿Quién lo ha decidido por mí?

Sofía- Es mi regalo de cumpleaños.

Ruth- Pues no. Yo valoro mucho mi independencia. ¿Por qué no nos quedamos como estábamos, vosotros como pareja, y yo de amante de los dos?

Manuel- Por mi va bien.

Sofía- ¡Qué me he enamorado de ti, coño!

Ruth- Pues yo no soy de nadie. Soy una libre creadora.

Sofía enfadada tira una botella contra el suelo y se va de la sala.

 

Acto 6º

Manuel y Ruth están en la sala, alegres por el vino, conversan.

Ruth- Lo que me gusta de ti es que no eres posesivo.

Manuel- Si soy anticapitalista radical.

Ruth- No me refería a eso.

Manuel- Pero todo va ligado. El que tiene un espíritu de posesión, lo tiene para el dinero, las amistades, las amantes, por las pertenencias en general.

Ruth- Pero no se puede comparar una casa con una amante. Las emociones son diferentes. Por lo tanto el sentimiento de pertenencia también.

Manuel- Quizás. Pero… tú nunca te has sentido celosa al saber que yo siempre volvía a casa al lado de Sofía.

Ruth- Yo siempre tengo el mismo papel en las relaciones, me lo sé de memoria. Estoy acostumbrada.

Manuel- Eres una profesional.

Ruth- Sí, profesional del sexo, ¿no? Pero, ¿qué dices?

Manuel- Me refería a profesional del adulterio.

Ruth- Escribe un libro sobre mi vida.

Manuel- Lo que me faltaba. Con lo incrustado que estoy en ella solo me faltaba escribirla también.

Ruth- ¿No te parezco una mujer interesante, con la que puedes follar, pero que no te ata a nada? ¿Con la que puedes ser sincero?

Manuel- Yo intento ser sincero en todas las relaciones.

Ruth- Siendo infiel te crees sincero.

Manuel- Es en lo único…

Ruth- Pero es algo básico para que una relación estable dure.

Manuel- No querrías formalizar una relación conmigo.

Ruth- Yo soy libre. Quieres estropear lo nuestro… Yo nunca seré de nadie.

Manuel- ¡Que tópico!

Ruth- Pero real.

Manuel- Improvisa otro poema por favor.

Ruth se pone de pie lleva en la mano una copa de vino.

Ruth-

Preámbulo… al éxtasis.

Ámame imbécil.

Creando placeres innecesarios,

correteando ante la ilusión

de un final… que aunque

no sea feliz, es un final.

¿En qué consiste la vida

más que en proyectos que

acaban finalizando?

La estética de la sinrazón…

a ella voy. En ella pienso

descansar. Cómo párvulo

ansioso de jugar.

Como la realidad

de un existencia innecesaria

pero placentera.

Manuel- Eres soberbia. Sí enviases tus poesías a algún concurso creo que lo podrías ganar.

Ruth- No me interesa estar en el mercado literario. Escribo únicamente para mí.

Manuel- Tantos escritores que intentan publicar y tú que tienes un don lo desaprovechas.

Ruth- Sabes cuál es la estética que me motiva. La del poeta que escribe unos poemas para un recital, y cada vez que recita uno quema el papel que es la única copia del poema.

Manuel- Pero eso es un desperdicio. Me parece muy vanguardista. Aun así creo que si durante toda la historia del arte los artistas se hubiesen comportado de este modo no habría cultura.

Ruth- Estamos en una era en que sobra la cultura. Ha de ser efímera, no cabe toda la que recibimos. Nuestros sentidos están totalmente ocupados. Se ha de hacer boicot a la basura tele comunicativa y a la cultura de masas.

Manuel- Mira, Sofía se ha dejado aquí la cocaína. ¿Nos hacemos unas rayas?

Ruth- Vale…

Mientras Ruth las hace sobre el vidrio de la mesa que hay delante del sofá entra Sofía.

Sofía- Pero, ¡qué hacéis con mi cocaína! Dádmela.

Ruth Y Sofía forcejean. Queda Ruth encima de Sofía y le da un profundo beso. Acaban de hacer las tres rayas de coca y las esnifan.

Sofía- Nos vamos a poner… es de buena calidad.

Ruth- A mí me pone a cien… es afrodisiaca.

Sofía- Sí, a mí también.

Manuel- Pues yo no podré saciaros a las dos.

Sofía- ¿Quién te lo ha pedido? Nosotras nos bastamos.

Ruth- Yo quizás sí que necesito algo de ti.

Manuel- Pide y obtendrás.

Sofía- Ya empezamos. ¿Qué voy a ser siempre la excluida del grupo?

Manuel- Tú ponte a esculpir que nosotros gozaremos.

Sofía- Cabrón.

Manuel- Sabéis, el otro día me llamaron de la editorial Lagarto. Quieren publicarme la última novela que escribí.

Ruth- Es una pequeña editorial pero que publica literatura de calidad.

Manuel- Yo preferiría que fuese una editorial de gran tirada.

Sofía- Tú siempre prefieres las ventas a la calidad. ¿Qué estás leyendo últimamente?

Manuel- Ya sabes, leo poco. Y lo que leo son best sellers.

Sofía- ¿Cómo puedes escribir como escribes con la basura de la que te nutres?

Manuel- Me nutro de la vida. Y tú has sido mi vida estos últimos años.

Sofía- No me insultes, ¿vale?

Manuel- Lo decía como un piropo.

Ruth- ¿Qué es para ti la literatura?

Manuel- Mentiras. A ver quién es capaz de decir más mentiras.

Ruth- ¿En serio? Podías decirme que es sentimientos, conocimiento, experiencias. Y para ti no es más que mentiras.

Manuel- Yo dedicándome a lo único que no debería haberme dedicado.

Sofía- Tú eres un insulto para el arte.

Manuel- Gracias, eso también es un piropo.

Ruth- La mayoría de gente se dedica a cosas que realmente no le gustan. Pero, ¿un escritor?

Manuel- Tú no lo entiendes porque eres poetisa de vocación. Si tuvieses que ganarte la vida con ello quizás cambiarías de parecer.

Ruth- Es posible. Pero para mí la poesía es estabilidad. Expulso con ella demasiadas angustias y alegrías, traumas e ilusiones como para aborrecerla.

Sofía- Eres una verdadera artista. Ni Manuel ni yo te llegamos a la suela de los zapatos.

Ruth- Vaya, la cosa va de piropos.

Sofía- Es la realidad. Eres una verdadera artista.

Manuel- Más que yo seguro.

Ruth- Vosotros sois comerciantes del arte. Yo expulso la bilis con mis poemas. Dejo mi vida en ellos.

Sofía- Habéis visto alguna escultura mía que exprese tanto como una solo verso de los que hemos oído tuyos.

Manuel- Por supuesto que no.

Sofía- Déjame hacerte de comercial. Tú no te tendrías que preocupar de nada. Solo escribir y escribir.

Ruth- Puede ser. Déjame pensarlo.

Manuel- ¿No quieres ser también mi comercial?

Sofía- Ni loca, yo quiero una obra consecuente con la vida y sentimientos de su autor. Eso en ti no está.

Manuel- Por supuesto que no. Pero están las contradicciones del hombre y de la vida.

Sofía- ¡Qué chulo! Definitivamente eres un narciso. Deja esas afirmaciones para la crítica. No ves como Ruth ni ha opinado de su obra.

Manuel- ¡Ruth, Ruth, Ruth!, ¿qué tendrá la hermosura esta que no tengamos nosotros?

Sofía- Talento, únicamente talento.

Ruth- También lo veo en vosotros, pero en fin…

Sofía llena las copas y prepara tres rayas de coca más. Suena de fondo Keith Jarret. Ruth sigue el rimo con la cabeza, como extasiada. Manuel bebe y pasea por la estancia, pensativo.

Sofía- ¿Tú no eras al que no le gustaba pensar y abstraerse?, ¿estar solo? Ven y esnifa.

Manuel- Qué no me guste estar en ese estado no significa que nunca lo este. A veces el inconsciente nos traiciona.

Ruth- De que hablas ¿de subconsciente? Con él trabajamos los artistas modernos. Él es el que nos hace avanzar en nuestro trabajo, nos prepara sorpresas al azar con las que las obras mejoran y se vuelven únicas.

Manuel- ¿A qué te refieres?

Ruth- A que el azar y los fallos forman parte del proceso creativo. Al final son la base del resultado final.

Sofía- Pienso igual. El error es básico en nuestro trabajo. Influye más la parte incontrolable que la controlable.

Manuel- No sé si en la escritura sucede lo mismo. Es un trabajo más lógico.

Ruth- A la hora de plasmarlo en el papel quizás sí. Pero el proceso creativo es el mismo para todas las artes.

Manuel- Quizás, no he profundizado tanto en el tema. ¿Y el político? ¿No creéis que su trabajo  también está muy influido por el error?

Sofía- Por supuesto. Es la ocupación en la que más influye el error.

Ruth- El error es la parte más determinante de la vida. Es con lo que más se aprende desde que eres bebé. Nunca se deja de aprender.

Manuel- Esto que es, ¿una apología del error?

Ruth- Debería improvisar un poema dedicado al fallo, al error en mayúsculas.

Sofía- Improvisa, improvisa.

Ruth-

Voy caminando,

Cuando un tropiezo parcial

Se convierte en un error sin retorno.

Pensando en el

´              próximo verso.

Pensando en la estética suprema.

Dije ¡joder!, pues

Tire a un pobre ciego, que

Al levantarse me dijo:

Vaya usted con Dios.

Máximo su error.

En la lectura de la vida,

En la lectura del arte.

El dos más dos son cinco.

El trazo que se forma mancha:

Qué interesante.

Como el fluir abruptamente.

Como el ser en su existir.

Manuel- Me impresionas Ruth.

Sofía- La artista.

Ruth- Venga muchachos, no exageréis.

Manuel- Podrías componer un poema de cualquier cosa que te rodea.

Sofía- Tanto material como inmaterial.

Ruth- Hay, que enrojezco.

Se sirven más vino, la noche transcurre pausada. Se está llegando al equilibrio.

Manuel- Estoy más que alegre, cuando me pongo así me dan unas ganas de sexo.

Sofía- ¡Otra vez con el rollo!

Manuel- Ya me dirás dentro de un rato.

Ruth- Se han de hacer realidad los sentimientos. Porque si no, te enfermas.

Sofía- Pues aunque Manuel sea un horrible enfermo yo no estoy disponible para él.

Ruth- Dentro de unas copas y unas cuantas rayas lo discutimos.

Manuel- Eso, lo discutimos en la cama.

Sofía- Cómo no te espabiles tu próxima cama será un césped del parque.

Manuel- ¡Qué graciosa!

Sofía- Sensible. Capto la realidad tal cual es.

Manuel- No existe la realidad. Cada individuo tiene su realidad.

Sofía- El erudito al que no le gusta estar solo. ¡Calla ya!

Manuel- Que desagradable.

Ruth- A cada rato os tengo que reconciliar. Es que así no se puede.

Sofía- Ahora en serio Ruth. No encuentras a Manuel una espacie de macho muy básico. Al que se le conoce en unos minutos, y del que no hay nada de sorprendente.

Ruth- ¿Cuándo os conocisteis pensabas lo mismo?

Sofía- Fue un momento en que la sensibilidad me dejó de lado.

Ruth- ¿Ya no captabas la realidad cómo ahora?

Sofía- ¿Qué? ¿Estás de su parte?

Ruth- No estoy de ninguna parte. Solo quiero disfrutar. ¿Tú no?

Sofía- No puedo. Mi nivel de estrés supera los límites permitidos.

Ruth- Ya, si hiciesen soplar para ver si estás dentro de lo permitido en estrés, petaría la máquina.

Sofía- Exactamente, ¿y gracias a quién?

Manuel- A que no lo adivinas.

Ruth- ¿A Manuel?

Sofía- A Manuel.

Sofía hace tres rayas más. Pone en el aparato el piano de John Cage.

Manuel- No aguanto a este tipo. Se pensaba que en la vanguardia estaba todo permitido.

Sofía- Y lo estaba. En tiempos de post vanguardia también.

Ruth- Pues yo tenía entendido que las vanguardias eran muy estrictas y dogmáticas.

Sofía- Sí, quizás tengas razón. Si estabas dentro de una corriente vanguardista no podías salir de sus parámetros.

Manuel- Pues que obtusos. La verdad que cuanto más modernos más encasillados. Qué viva la emprendeduría, aunque las reglas de juego sean tan estrictas…

Sofía- Estamos hablando de arte.

Manuel- La podemos trasladar a la vida. Sobre que trata el arte más que sobre la vida.

Sofía- Sí, pero una cosa  es de lo que trata, y otra el proceso y las reglas de creación. Son diferentes a la del resto de aspectos de la vida.

Manuel- Separas demasiado. La mayoría de artistas somos gente tan mediocre como cualquiera.

Sofía- Dilo por ti.

Ruth- Yo no me siento mediocre. Aunque no soy artista.

Sofía- ¿Mi poetisa preferida no es artista? Anda…

Ruth- Cualquiera que tenga una facilidad creadora no ha de por qué ser artista.

Manuel- En tu caso está todo claro. Eres artista. Más que yo.

Sofía- Es que tú eres el anti artista.

Manuel- Gracias, ¿es un cumplido? Me asquea la gente que va de artista. Que se cree diferente a los demás por ello.

Sofía- Pues yo soy una de esas personas.

Ruth- Pues yo no me siento artista y me creo especial.

Manuel- Pero que te sientas especial y no artista es mucho. Hay muchas personas que nos parecen especiales, incluso que se sienten especiales, pero no lo relacionan con su parte artística.

Ruth- Es todo muy subjetivo.

Manuel- Claro.

Sofía- Pues yo lo relaciono. ¿Os importa?

Sofía se levanta y pone John Cage a todo volumen y grita.

Sofía- Él también era especial.

 

Acto 7º-

 

Están los tres durmiendo en la sala. Dos en el sofá el otro en el suelo. Manuel se despierta va hacia Sofía y la empieza a acariciar. Ella cree que es Ruth. Cuando se da cuenta de que es Manuel lanza un grito.

Sofía- ¡AHHHGGGG! Degenerado. ¿Pero qué haces?

Manuel- Ven Sofía, por los viejos tiempos.

Manuel le da un espejo con dos rayas de cocaína a Sofía.

Sofía- No quiero seguir con la fiesta. Estoy saturada.

Manuel le da un beso en la boca y Sofía le muerde la lengua.

Manuel- ¡Aaaaahhh! ¡Qué te pasa?

Ruth- ¿Pero que es este escándalo?

Sofía- Porque Manuel no tiene lo que se ha de tener si no me hubiese violado.

Ruth- Qué exagerada. Solo ha probado a ver qué pasaba. Ven aquí Manuel.

Ruth y Manuel empiezan a besarse y a tocarse. Sofía grita y les echa una jarra de agua.

Ruth- Ja, ja, ja. Estás loca.

Sofía- No os creeréis que os voy a dejar hacer el amor tranquilamente.

Manuel- Ya que tú no quieres podrías ser condescendiente.

Ruth- Desayunemos y volvamos a una cierta paz ambiental.

Manuel saca unos quesos y descorcha la botella de vino sobrante de la noche anterior.

Sofía- Vaya desayuno, queso y vino.

Manuel- Levanta a un muerto.

Sofía- Creo que deberíamos irnos cada uno a nuestro lugar. A trabajar.

Ruth- ¿No íbamos a estar dos días encerrados?

Sofía- Yo ya estoy saturada.

Ruth- Pues vete.

Sofía- O nos vamos todos o no se va nadie.

Manuel- Igual nos pasa como en el Ángel exterminador de Buñuel y no podemos salir de la estancia.

Sofía- ¡Qué gracioso!

Ruth- Esta noche he intentado salir y no he podido.

Sofía- Mirad, voy a hablaros y me tenéis que escuchar.

Manuel- Soy todo oídos.

Ruth-  Yo también.

Sofía- Llevo una época muy difícil, no es que solo no te soporte a ti, Manuel, no me soporto ni a mí misma, necesito un descanso, si me pudiese dormir y no despertarme en tres años lo haría. No sé lo que quiero hacer, me he cansado hasta de la escultura, estoy desmotivada, antes estaba llena de ilusiones, ahora no me apetece nada, ni hacer el amor, por eso estoy mal contigo, pensar que alguien me va a penetrar me da repulsión, por eso le tengo tantas ganas a Ruth, es como yo, sabe lo que me gusta, no pueden haber mal entendidos, o eso creo, ¿Quizás me estoy volviendo lesbiana? ¿quizás lo he sido siempre?, Lo siento Manuel, pero no quiero ni puedo más, al ver vuestro buen rollo me bloqueo, ¿a ti te gusto, Ruth?, porque si es que sí, podemos hacer un dueto de premios Grammy, y si es que si no me pudriré en la oscuridad, como Sauron del Señor de los Anillos, habladme vosotros, Manuel, dime lo que piensas, no quiero mal rollo contigo, podemos continuar siendo amigos, te aprecio, si has sido mi pareja durante tantos años es por algo, pero se ha de acabar, he cambiado, Ruth, háblame tú también, mi más presente deseo…

Que conste que prefiero las películas de Bergmann que El Señor de los Anillos, pero la mención venía como anillo al dedo…

Manuel- No te he sido fiel, pero he pasado contigo los mejores años de mi vida, fuiste, eres y serás, siempre llenarás mi corazón. Si quieres que terminemos nuestra relación, la terminamos, pero no me voy a separar de ti, eres  demasiado rica, intelectual y corporalmente, si no volvemos a hacer el amor, no pasa nada, pero nadie podrá ocupar tu lugar, otro sitio en mi vida quizás, pero el mismo no. Te  amo, pero como no soy posesivo, te dejo ir, pero no del todo, a partir de ahora seremos consejeros el uno del otro, confesores de nuestras más secretas maldades. Claro, si tú quieres.

Ruth- Yo no soy de nadie. Si te quieres acostar conmigo y me apetece lo haremos, Sofía. Pero yo no puedo reducirme a la pareja, me asfixiaría, y en esos casos soy capaz de cualquier barbaridad, contra mí misma y contra los demás, para empezar, diré, que puedo tener algo contigo, con Manuel, para no dejarlo muy solo, y con unas cuantas personas más, itinerantes, siempre itinerantes. ¿Te va bien así? Te soy sincera. O quizás lo que te convenga sea quedarte al lado de Manuel. Sopésalo, y actúa en consecuencia. Ya dirás. A esto querías llegar. Cada uno ha sido sincero. Yo ya me empiezo a ahogar. Es una ambiente irrespirable. Creo que cada uno tendría que irse a su lugar.

Manuel- Yo me quedo triste y solo a trabajar.

Ruth- Tú, Sofía, ve a esculpir que es lo tuyo.

Sofía- Sí, voy.

Ruth- Yo salgo para ver que me ofrece la vida. Quizás me ayude a ello el escribir unos versos.

Manuel se queda solo en la sala. Con la botella de vino por la mitad y música de fondo de Chet Baker.

Manuel- Solo otra vez, como odio los fundamentos de mi vida, soy solo contradicciones, ¿qué no haría por las nalgas de una mujer?, la vida pasa y poco a poco vamos muriendo un poco más, no voy a declarar mi amor a nadie nunca más, aunque me enamore infinitas veces, aunque sea correspondido en todos los aspectos, mis sentimientos serán para sufrirlos o disfrutarlos, pero no para compartirlos, mi vida es como un círculo, siempre caigo en los mismos errores, vuelvo a ellos, como un alcohólico a la bebida, como un suicida fracasado a la vida, pero yo aunque angustiado, y a veces acompañado soy, sin darme cuenta de la responsabilidad de existir, como preámbulo a corregir entusiasmos que no llevan a nada, sentidos y sentimientos para uno mismo, erre que erre, el fin de las profecías, ¿cuál era la mía?, ¿qué iba a acabar solo?, o que mis compañías hartas de mí se fugarían con otras de mis compañías, o que mis inquietudes desapareciesen, convirtiéndome en un mar calmo casi sin vida…

Entra Ruth a la sala, Manuel sorprendido sonríe y le acerca una copa:

Ruth- Hola, todavía aquí. No me acordaba de que hoy tengo día libre. No trabajo. Estoy disponible para amigos y enemigos.

Manuel- ¡Qué bien! Empezaba a sentirme solo.

Ruth- Podemos ponernos a escribir los dos aquí.

Manuel- Buena idea. Tengo el ordenador.

Ruth- Y yo libreta y bolígrafo.

Manuel- Pues empecemos.

Se ponen los dos a escribir concentrados. Con una copa cada uno Manuel se mueve inquieto.

Manuel- No me puedo concentrar.

Ruth- Déjame un momento que repaso el poema.

Manuel- ¿Me lo puedes recitar?

Ruth- Off course:

Entre violetas crecí,

malezas vinieron

a visitarme,

y yo campeando

el temporal.

¿Qué es el discurrir

mas que sufrir?

¿Qué es el pensar

mas que palidecer?

Cuánta realidad escondida

nos acecha,

para asustarnos

al visualizarla.

Como pintor acechante

de su psicología

más irracional.

Como escultor

haciendo un

retrato de su

querida.

No únicamente se está

por estar.

No únicamente

se puede mirar

por amor

a la imagen.

También está la comprensión.

¡Qué lejos ha quedado para algunos!

Manuel- Esto lo has escrito en estos minutos. Tienes un don.

Ruth- Por cierto. Has leído el libro de Jacques Derrida, Dar el tiempo. Habla mucho del don.

Manuel- Demasiado intelectual para mí.

Ruth- No, si al final tendrá razón Sofía, ¿te molesta la intelectualidad y el saber?

Manuel- No son mis amigos, lo fueron un día lejano. Pero acabé demasiado angustiado.

Ruth- Tú eres de los que le harían una oda a la ignorancia.

Manuel- Más bien una oda a la intuición. De eso va toda mi obra.

Ruth- ¿De la intuición?

Manuel- De lo básico que es en la vida intuir bien.

Ruth- Quizás es una parte. Pero no lo es todo.

Manuel- No digo que sea todo. Pero…

Ruth- No me gustan las frases que empiezan por pero.

Manuel- Pues intuyo que te atraigo, y que estás loca porque te bese todo el cuerpo.

Ruth- Qué engreído. Prueba, si tu intuición falla te quedarás otra vez solo.

Manuel- ¿Y si no falla?

Ruth- Entonces pasaremos un buen rato.

Manuel- Primero tomemos unas copas más. Estamos bien hablando.

Ruth- Vas a usar la táctica de emborrachar a la mujer.

Manuel- Me ves así…

Ruth- Capaz de eso y de mucho más.

Manuel- Me conoces bien.

Ruth- Conozco a los hombres.

Manuel- ¿Hay un patrón de hombre?

Ruth- Para el comportamiento más básico sí.

Manuel sirve dos copas más y pone música brasileña. Suena Elis Regina. Ruth se levanta y se quita el jersey. Lleva debajo una camiseta blanca sin sostenes, se le marcan los pezones.

Manuel- Ponte el jersey que me voy a enfermar de pasión.

Ruth- De eso se trata, ¿no?

 

Acto 8º-

Sofía está en la sala donde tiene cinco esculturas de más o menos un metro de alto. Hay buena luz e intenta fotografiarlas con una cámara réflex digital y un trípode. De fondo de las esculturas hay una tela colgada de color oscuro. Sofía va hablando mientras intenta tomar los retratos. Bebe una copa de ginebra.

Sofía- Hay buena luz pero me irían muy bien unos flashes que quitasen las sombras en el lado izquierdo. Voy a escuchar a Bill Evans que me concentraré mejor. La mejor cara de esta escultura… no sé. En mis esculturas todos los lados pueden ser cara… por lo tanto, como no puedo ser objetiva, escogeré al azar el lado a fotografiar… si estuviese Manuel… antes todas mis fotografías las hacía él… sabe bastante, a mí no me quedarán igual…

Entran por la puerta Manuel y Ruth quedándose sorprendidos por lo que ven.

Sofía- Manuel, creía que ya nunca te iba a echar de menos. Ayúdame a fotografiar estas esculturas. De las fotos depende que las acepten en la Documenta de Kassel.

Ruth- Qué nivel… la Documenta.

Manuel empieza a preparar la primera escultura. Sale de la sala y vuelve a aparecer con dos flashes.

Concentrado, haciendo las fotografías está callado. Sofía y Ruth se desentienden del trabajo  y hablan en el sofá.

Ruth- Qué bien que nos veamos. Tenía muchas ganas. ¿Cómo te va?

Sofía- Bien. Sobre todo en el ámbito laboral. Porque en el amoroso… no me haces ni caso.

Ruth- Ya sabes como soy… a la que me empiezan a asfixiar huyo.

Sofía- O sea que te estaba asfixiando.

Ruth- Llámalo como quieras.

Sofía- Y tú ¿qué tal?

Ruth- Yo no voy a exponer en Kassel, soy una simple camarera.

Sofía- Eres mucho más que eso.

Ruth- Mucho más que eso. ¿Qué ves en mí que yo no veo?

Sofía- Una gran poetisa. La mejor que he conocido.

Ruth- Gracias, ilusiones… nunca intentaré publicar. Mis poemas son meramente terapéuticos.

Sofía- Como todo el arte. Como toda la pasión. Como todo el sexo.

Ruth- Para mí desde luego.

Sofía- Pues practiquémoslo.

Sofía se acerca a Ruth y le besa el cuello acariciándole de cintura para arriba. Ruth deja hacer.

Ruth- ¿Qué sabrosa tu inocencia?

Sofía- ¿Inocencia?

Ruth- Parece que fuera la primera vez que acaricias. Actúas como una principiante.

Sofía- Es que me transportas a la primera juventud. A la niñez adulta. A lo primigenio.

Ruth- Creo que nunca había causado esas sensaciones.

Manuel sigue con su trabajo, hasta que se jira enfadado.

Manuel- Dejadlo ya. No me puedo concentrar. ¿Tendréis que iros a dar una vuelta o qué?

Ruth- Tú concéntrate. Qué poco autocontrol.

Sofía- Nosotras como si no estuviéramos.

Manuel continúa fotografiando las esculturas.

Ruth- ¿Qué vas a hacer tú sin Manuel? Era la base de tu vida.

Sofía- Me he enamorado de ti.

Ruth- Eso es solo un capricho. Si lo sacias se esfumará. Te quedarás sola.

Sofía- No lo creo. Saciémoslo. Comprobémoslo.

Ruth se acerca a Sofía con cara provocadora, la besa, en ese instante se jira Manuel exclamando que ya  ha acabado de fotografiar las esculturas. Sofía y Ruth se separan. Manuel sirve tres copas.

Manuel- Mira las fotos en mi portátil, a ver que te parecen.

Sofía- Muy buenas, increíbles. ¡Qué haría sin ti!

Manuel- Hace unas horas no decías lo mismo.

Sofía- Las percepciones cambian. ¿La vida no era movimiento?

Ruth- Manuel sí que es movimiento, mira como se le está poniendo erecta.

Manuel- Caya, caya.

Ruth- ¿Qué fantasías estás teniendo?

Manuel- Déjalo ya.

Ruth- A ver si lo adivino… mmmm. ¿Un trío entre los tres?

Manuel- Diste en el blanco.

Sofía- Muy buenas fotos pero conmigo seguid sin contar.

Ruth- Manuel, ¿crees que tienes posibilidades de llevar las esculturas a Kassel?

Manuel- A mí me gustan. Lo que seguro aceptaban es un video de ella en un  momento íntimo.

Sofía- Eres un guarro.

Manuel- Solo doy mi opinión.

Ruth- Exacto, hagamos un video atractivo, no guarro.

Sofía- Sobre qué tema.

Ruth- Sobre la vida. Grabado en la sala, nosotros tomando y discutiendo sobre nosotros mismos. Mostrar nuestro egocentrismo.

Manuel- De acuerdo. Voy a buscar las cámaras de video.

Sofía- Pero solo grabaremos nuestra vida y relaciones.

Ruth- Claro, la dificultad de comunicación entre gente que tiene confianza entre sí. Paradigma de la modernidad. La gente ya no se escucha.

Manuel- Todo por el individualismo exacerbado.

Ruth- Todo y más, dejamos hasta la salud.

Sofía- ¡A qué esperas, trae la cámara!

Manuel- No quiero sobre actuación.

Ruth- Cierto, la sobre actuación en el cine es negativa.

Manuel sale y vuelve con tres cámaras de video. Las coloca estratégicamente por la sala. Sirve tres ginebras. Y las pone a funcionar.

Manuel- ¡Qué cansado que estoy! Eso de hacer todo el trayecto caminando es agotador.

Sofía- ¡Qué trayecto! Del campo de fútbol hasta aquí. Eso no es nada.

Manuel- Pero, es que nos paramos en cada bar a tomar una caña.

Sofía- Tú y tus amigos. Los anti intelectuales.

Ruth- No me digas que te interesa el fútbol.

Manuel- Es hacer algo de deporte.

Ruth- El mejor deporte es el que se practica en la cama.

Sofía- Y solo se necesitan dos personas.

Manuel- O tres. ¿Vamos al lecho del amor?

Ruth- ¡No! No ves que estamos grabando.

Sofía- Una grabación sobre gente hablando de la grabación.

Manuel- Es lo más progre. Hablar sobre lo que hace uno mismo.

Ruth- ¿Te consideras progre… jugando a fútbol?

Manuel- No me considero nada. Soy lo que veis. Un pobre pecador.

Sofía- Por lo infiel que eres seguro.

Manuel- Mamona.

Sofía- Ya no lo practico eso de mamar. Ahora prefiero lamer.

Manuel- ¿Desde cuándo te interesan las mujeres?

Sofía- Desde siempre, lo tenía escondido.

Ruth- Cualquier edad es buena para salir del armario.

Manuel- Pues salgamos todos del armario. Pero antes juntémonos en la cama.

Sofía- Lo tuyo es una obsesión.

Ruth- Primero es estar por la grabación.

Manuel- Pensamiento de pensamiento. Diálogo sobre el diálogo. Acto de fe.

Sofía- ¿Por qué dices tantas absurdidades?

Manuel- Soy Manuel, el inimitable.

Ruth- Manuel el plasta.

Sofía-Manuel el imbécil.

Manuel- Os estáis ensañando.

Sofía- Somos dos contra uno. ¿Qué esperabas?

Manuel- Un poco de compasión.

Ruth- ¿Compasión para el verdugo? Nooooo.

Manuel- Por favor, llenadme la copa.

Sofía- A mí también.

Ruth se levanta, llena las tres copas y pone a John Coltrane.

Manuel apaga las cámaras de video.

Acto 9.

 

Entran los tres en la sala borrachos.

Manuel- No podemos seguir así.

Ruth- Nos lo estamos bebiendo todo.

Sofía- Voy a preparar unos tés.

Ruth- Yo tomaré uno.

Manuel- Yo también. Además Sofía tiene una mano para preparar tés.

Manuel se levanta y se sirve una copa de ginebra.

Ruth- ¿Pero qué haces, estás loco?

Manuel- Para que entre mejor el té.

Sofía- Te sentará mal.

Sofía le da el té a cada uno. Manuel bebe la ginebra de un trago. Instantáneamente cae al suelo desmayado.

Sofía- ¡Qué te pasa! ¡Responde!

Ruth- ¡Hemos de llamar a una ambulancia!

Ruth llama a urgencias.

Ruth- Por favor, podrían venir, un amigo ha bebido demasiado y se ha desmayado… la dirección es calle Diputación 234 ático 2ª.

Ruth le empieza a dar cachetadas a Manuel exclamando desesperada. Sofía anda de un lado a otro muy nerviosa.

Llegan dos enfermeros de la ambulancia revisan a Manuel y se lo llevan.

Enfermero- Da malas sensaciones, hemos de ir rápido al hospital.

Ruth- Como le pase algo a Manuel no me lo perdonaré.

Sofía- No le pasará nada. Es un hombre fuerte.

Ruth- ¿Ha sobrado té? ¿Cojo un poco más vale?

Ruth llena las dos tazas de té. Se sienta en el sillón al lado de Sofía que está sollozando. Se abrazan y en unos segundos  empiezan a besarse.

Sofía- Lo siento, hoy no puedo. Hasta que no sepa cómo está Manuel, no.

Ruth- Pero si llevas días diciendo que no lo aguantas.

Sofía- Pero con lo que ha sucedido no sé si me siento culpable o ha renacido el amor.

Ruth- ¡No puede ser!

Sofía- Tú me gustas y siempre me has gustado. Pero creo que quiero a Manuel.

Ruth- ¿Han de pasar tragedias para que nos demos cuenta de las cosas?

Sofía- Todavía no ha pasado ninguna tragedia.

Ruth- Voy a preparar algo de pasta para comer.

Sofía- Te ayudo.

Mientras hierben pasta fresca y preparan salsa de tomate. Se van mirando. Se sonríen. Hablan poco pero con contundencia.

Ruth- Manuel aprenderá del susto. No puede beber tanto.

Sofía- Los tres bebemos mucho.

Ruth- Pero para él es ya parte de su vida. Es alcohólico.

Sofía- ¿Y quién no lo es?

Ruth- Justificas todas sus acciones.

Sofía- Es que somos igual que él. Tres artistas al borde de un precipicio.

Ruth- Llamemos al hospital.

Sofía- O vayamos allá.

Ruth Llama al hospital.

Ruth- Hola quería saber cómo está Manuel González. Ingresado por ingestión excesiva de alcohol.

Secretaria- A ver qué miro. Lo siento está muy grave, ha entrado en coma.

Ruth- ¡Cómo! ¡No puede ser!

Sofía- ¡Ha entrado en coma! ¡Voy para allá! Tú no vengas. Dame las llaves de casa. No nos volveremos a ver nunca más. Estaremos otra vez solos Manuel y yo.

Ruth le da las llaves de casa.

Ruth- ¿Pues vaya compañía?, un vegetal.

Sofía- Mejor estar en compañía de alguien que realmente te importa. Además, estoy segura de que se despertará.

Ruth sale de la sala dándole un beso en la boca a Sofía.

Sofía le entrega el cuadro de arte abstracto que hay encima del sofá.

Ruth- Gracias.

Sofía- Si lo vendes a lo mejor puedes auto publicar tus poemas.

Las dos se dan un gran abrazo. Ruth sale definitivamente de la sala.

Sofía prepara una bolsa dónde lleva ropa de recambio.

Mira la sala desconsolada y se va.

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