Equinoccio de primavera

Mark- Antropólogo y músico. Soltero. Conquistador. 48 años.

John- Cheff. Casado con Mary. Un hijo. 50 años.

Alfred- Hijo de John. Licenciado en filosofía y matemáticas. 25 años.

Mary- Esposa de John y madrastra de Alfred. Fotógrafa. Senderista. Promiscua. 40 años.

Sonia- Ex pareja de Alfred. Asistente social. Filántropa. 27 años.

Uma- Soltera de oro, coqueta. Trabaja en recursos humanos en una multinacional. Pasión: la pintura. 38 años.

Acto 1-

Fiesta en casa de John y Mary por el equinoccio de primavera. En la sala de la casa hay una mesa con diez tipos de canapés creativos que van picando y un bar con variedad en el tipo de vinos y licores. Suena por los altavoces conectados al ordenador diferente música pop rock de los 70-80-90 a través de Spotify.

Suena de fondo Depecha Mode. Uma, está dibujando un boceto en el sofá de la izquiera. Se le hacerca John con una copa de vino tinto.

John- ¡Amigos y amigas!, gente querida, quiero brindar… sí, ha llegado una primavera más. En primavera nació Alfred, el sentido de mi vida…

Alfred- ¡Corta el rollo! ya estamos mayorcitos para tanto sentimentalismo de padre e hijo!

John- Pese a la interrupción inoportuna continuaré, también en primavera conocí a Mary. Quizás el amor de mi vida, quizás la persona que más me conoce y por la que apostaría en todas mis próximas reencarnaciones.

Mary- Pues a mí no me preguntes si estoy de acuerdo, ¿puedo negar y no volver a caer en la misma piedra?

John se acerca a Mary y le da un apasionado beso en los labios. Mary acariciándole las nalgas hace la señal de victoria a los miembros reunidos con significado de victoria.

Mary- ¡Le tengo en el bote!

Alfred- Eso, eso, aléjalo un poco de mí, por favor.

Mark- Mary, te conformas con poco. Te invito una semana a un hotel en San Francisco, nos empaparemos de cultura y vicio, ¿aceptas?

Mary- Sé que pocas veces te rechazan, pero no me voy contigo ni que me zurres.

Uma- Yo sí que voy, si soy invitada, pero necesito mínimo tres orgasmos diarios y unas cuantas horas de soledad para pintar.

Mark- Trato hecho.

John- ¡Joder! Brindamos ya, por las viejas y las nuevas amistades, que duren hasta que nos vayamos por el retrete de este mundo hostil y desapasionado.

Mary- Suerte que le inyectas un poco de tú pasión, si no…

Sonia- Por la vida o la muerte, por la salud o la enfermedad, por el amor o el desamor, por la guerra o la paz. Si no existiese una cara tampoco lo haría la otra.

Uma se levanta y le da un beso en la boca a Sonia, que le corresponde.

Sonia- Gracias, Uma. Ya sé que Alfred no lo volverá a hacer, me gustas mujer complaciente.

Alfred- Lo nuestro está más que acabado. Somos grandes amigos, nunca debió suceder nada, ¿no es cierto?

Sonia- Yo lo disfruté y todavía no lo he olvidado.

Mark y John están en la terraza que da a la sala, bebiendo Jack Daniels, y hablando. Alfred, Mary, Sonia y Uma están sentados en la sala. Uma desconecta de la conversación y continúa pintando sus dibujos abstractos.

John- No te digo que no, a veces me he arrepentido de haber tenido un hijo con Helena, pero nos enamoramos más que ciegamente y lo tuvimos. Alfred ha sido difícil, rebelde, inconstante, vamos, una preocupación, pero como casi todos, ha acabado levantando cabeza.

Mark- Me han dicho, qué tanto de filósofo como de matemático es muy consistente. Está muy bien preparado, ofrece juicios e ideas propias.

John- Siempre ha sido un muchacho que sobresale de la media. Ahora lo está aprovechando.

Mark- Tiene toda la vida por delante.

John- Cuando se intentó suicidar a los catorce, casi el que se fue al hoyo soy yo. No me lo podía explicar. Aunque mi separación de Helena fue violenta, no entendí su desespero.

Mark- Las vidas de los demás no las podemos juzgar…aunque, si es tu hijo, es difícil no hacerlo.

John- Si se quiere morir… ¡cómo te lo puedes explicar!

Mark- Ahora está sano y fuerte espiritualmente.

John- Sí, eso espero… pero el miedo no sé me va.

En la sala Alfred, Mary, Sonia y Uma hablan. En la terraza del escenario se ve como beben e interactúan Mark y John.

Alfred- Uma, que interesante que eres. Siempre a lo tuyo, te da igual quien te rodee, lo que quieres hacer lo haces, yo en cambio estoy siempre tan influido por todo.

Uma- Calla y déjame pintar.

Sonia- Ya te hubiera gustado que yo fuese una mujer como ella.

Alfred- Cada uno es como es,  no hay ningún motivo explicable del por qué lo nuestro no funcionó.

Mary- Hay infinidad de hombres interesantes en esta ciudad o en otra. Solo tienes que esperar para cazar a alguno.

Sonia- Pero yo quiero a Alfred, ¿qué voy a hacer?

Alfred le da un abrazo a Sonia. Uma se acerca y acaricia las nalgas de Sonia y le da un beso en los labios.

Uma- Yo te puedo consolar y hacer que olvides a este payaso.

Uma sigue dibujando en su block de bocetos.

Sonia- Ya me gustaría que todo fuese tan fácil.

Sonia se sienta junto a Uma y mira sus dibujos.

Sonia- Eres una mujer tan interesante, quizás pruebe los placeres que me puedan brindar las mujeres, somos todas parecidas, sabría a qué atenerme.

Uma- Sencillo no hay nada, pero, si quieres, cuando acabe este dibujo, vamos a una habitación, o si no tienes vergüenza lo hacemos aquí mismo… a mí me da lo mismo…

Alfred- A mí me gustaría ver el espectáculo.

Sonia- ¡Cerdo!

Uma- Morboso.

Alfred- Según Freud, el deseo, es la parte fundamental, lo que nos hace vivir.

Uma- Freud tenía razón.

Mary- Yo también lo creo, si no fuese tu madrastra, ya verías…

Alfred- No seas inmoral, en otras sociedades te matarían.

Mary- En las sociedades que me matarían, no existen las madrastas.

Alfred- Tienes respuestas para todo, pareces  tú la filósofa y no yo.

Mary- La buena fotografía cuando no es pensamiento da que pensar.

Uma- Y este boceto, ¿da que pensar?

Sonia- Es cautivador.

Mary- Ya se ha vuelto a enamorar.

Sonia- Veo la luz después de estar en la oscuridad.

Uma mira a los que están conversando y se le escapa una carcajada. Abre una botella de ginebra y prepara cuatro gin tónics. De fondo suena Leonard Cohen.

Uma- Me gusta la voz de este hombre, me excita.

Alfred- Era un poeta, loco y bohemio. Seguro que te habría complacido en la cama.

Uma- Y si no lo hubiera hecho mediante el sexo, como persona, seguro que lo habría logrado.

Mary- Como persona, ¿por su moralidad o por su amoralidad?

Uma- Ya sabéis que los tipos malos me gustan, pero, no creo que el fuese malo del todo.

Sonia- ¿Y las tipas malas?

Uma- Pueden ser interesantes, pero tú tampoco eres una tipa mala y ni mucho menos una mala tipa.

Sonia- Me ha gustado tu juego de palabras. Qué mujer más interesante, ¿no creéis?

Alfred- Yo también era, para tus ojos, una persona muy interesante.

Sonia- No quiero comparar, pero el morbo que me dabas tú, no tiene la intensidad del que me da Uma.

Uma- Me estoy excitando. ¿Siempre te he dado morbo?

Sonia- Sí… pero con los gin tónics que llevo, más.

Mary- El alcohol hace milagros, surgen deseos cuando menos te lo esperas.

Alfred- Es el motivo de la tradición alcohólica de occidente, si no, la raza blanca se habría extinguido.

Uma se ríe, se levanta y le da un beso a Sonia en la boca.

Uma- Sigue trabajándome, que por el camino que vas tendrás premio.

Mary va hacia la terraza donde están John y Mark mientras se lía un canuto. Suena de fondo The Velvet Underground.

Mary- Qué pareja más interesante, ¿qué tramáis?

John- Hombre, mira quién ha venido a visitarnos, mi deseada mujer.

Mark- Atractiva es, lástima que esté casada.

John- Me parece que a ti, la condición de casada, te da lo mismo.

Mark- Tendrías que ampliarlo, casada y casado, no tengo celos.

Mary- Mark el conquistador, el Hombre Interesante en mayúsculas, compositor y antropólogo. ¿Qué diría Levy-Strauss del urbanita actual?

Mark- Creo que lo compararía con los miembros de una tribu subsahariana, por ejemplo, los Zulús sudafricanos.

Mary- ¿Cuál es el motivo para que los pudiese comparar?

Mark- Los zulús, han sido discriminados a lo largo del siglo XX, siempre exentos de libertades. Para los sudafricanos colonizadores, los zulús no eran nada. No llegaban a ser hombres. Ellos sí que eran unos cualquiera, al estilo agambeniano. Los ciudadanos de las urbes son lo mismo, los sin nombre, los sin rostro, los no individuos. Los ciudadanos son una masa, pero, además, una masa en la que no sé diferencian sus individuos. Por ello cada uno  pasa desapercibido para los otros.

Mary- ¿Eso quién lo pensaría Levy-Struss o Don Mark Ferrer?

John- Por Dios, estamos celebrando el equinoccio de primavera. Queréis parar de hablar de cosas tan profundas, por lo tanto deprimentes.

Mary- Mira Mark, mi marido, el gozador, nos corta el rollo, ¿fumáis?

John- Yo sí.

Mark- Fumemos y bebamos. A tú salud Mary. ¿Cómo te gustan las fiestas?, ¿y los invitados?

Mary- ¡A los participantes de mis fiestas!, libertad para ser y hacer lo que quieran.

Brindan los tres con sus copas de Jack Daniels y fuman caladas del canuto. Uma y Sonia se juntan a un lado del sofá… coqueteando van discutiendo sobre hombres, amigas, pintura y sobre su relación…

Uma- Sabes que en el único momento del día en que me siento libre es cuando dibujo o pinto.

Sonia- A mí me gustaría tener creatividad artística, pero no la tengo, ¿qué puedo hacer?, admirar a quienes la tienen.

Uma- La creatividad se trabaja, como todo los aspectos humanos.

Sonia- Tú, además de tener creatividad, proyectas gran expectación como persona, la gente no te comprende, se interroga sobre qué es lo que te mueve, eres la atípica mujer rara.

Uma- Me acabas de regalar un gran piropo.

Uma empieza a besar a Sonia. Cuando se están acariciando las interrumpe Alfred.

Alfred- El nuevo romance, insospechado, sorprendente y excitante.

Uma- Ya te gustaría estar en medio alguna vez, ¿no?

Alfred- A Sonia la conozco al dedillo. Pero tú, Uma, para mí eres como una caja de sorpresas. Entre mística y misteriosa, deseada y a la vez lejana. En realidad, ¿quién eres?

Uma- Descríbeme, Sonia.

Sonia- Para mí…

Uma- No, para ti no. A de ser una descripción lo más objetiva posible.

Sonia- Eres una mujer con todo el significado de la palabra, una mujer única. No miras nunca, en las personas, su fachada. Por eso Alfred ha hablado de tú misticismo. Siempre intentas indagar en el interior de las cosas, y, en ese interior, es dónde se encuentra la divinidad. Eres la sexualidad en acto… alguna definición más de Uma quieren los señores.

Uma- Te has ganado una semana de sexo. Me alagas.

Alfred- No la había captado tan bien como tú, Sonia. ¿Por qué no fuiste tan lúcida cuando estabas conmigo?

Sonia- Quizás me ocultabas… tú personalidad dominante, hacía que se escondiese lo bueno que hay en mí.

Alfred- Ya… o sea, que es mi culpa.

Sonia- Of course.

Uma- Eso de asumir sus propias culpas… no os suena…

Alfred- A mí no.

Sonia- A mí tampoco.

Se escucha en el escenario a Mark, John y Mary hablando desde el balcón. Siguen fumando y bebiendo licores…

Mark- La vida debería ser tan perfecta y cerrada como una sinfonía.

Mary- Habló el músico, el compositor, el artista…, no sabía que además de antropólogo…

Mark- Pero si no está tan bien cerrada como una sinfonía, luego, en el último momento, aparecen los arrepentimientos, los dolores de cabeza, los miedos, las autoinculpaciones.

John- Pero, ¿quién quiere una vida perfecta? ¡Qué aburrimiento!

John y Uma, se gritan desde sus respectivos lugares, cercanos al sofá.

John- Uma, ¿tú quieres una vida perfecta?

Uma- ¡No sé si la quiero, pero no la persigo!

Uma sigue acariciando a Sonia.

Sonia- Tú no necesitas una vida perfecta, si eres la perfección.

Alfred y Uma se ríen.

Alfred- ¡Qué bobos son los enamorados!

Sonia- No estoy enamorada, solo que mi deseo por Uma, me hace estar constantemente húmeda.

Uma pinta una vulva en el blog y se la enseña a Sonia.

De nuevo se centra el acto en la terraza. Donde Mark, John y Mary siguen conversando.

Mary- Me siento bonita, inteligente, arrebatadora.

John- Lo eres, tus atributos nos saltan a la vista.

Mary- Como antropólogo, Mark, ¿cómo definirías al espécimen de mi marido?

Mark- Es un espécimen clásico de macho ibérico, aguanta bien el calor, necesita sexo diariamente, y los excesos y su vida van unidos.

John- Te estarás presentando tú a ti mismo, ¿no?

Mark- Nos parecemos tanto… somos amigos desde hace décadas… por algo será.

John- Supongo, aunque a veces me arrepiento. Y cómo, ¿definirías a mi querida esposa?

Mark- Se parece a la grafía de un ocho. Sin más sorpresas que su espontaneidad, que lo es todo. Toda ella es curvas, curvas cerradas y perfectas, como ha de ser la vida de un individuo…, ¿no?

John- Eso, eso… la vida de una persona, de mí persona, la anti vida, como la anti poesía.

Mary- ¿Qué sabes algo de anti poesía?

John- Antes de casarme contigo había vivido unos cuantos años…

Mary- Años fructíferos, años consoladores.

John- Gracias, contigo también lo han sido.

Uma y Sonia se ponen a bailar música de Simply Minds. Mark y John las observan divirtiéndose. Mary y Alfred entablan una conversación, beben una copa de vino tinto cada uno.

Alfred- Tengo la mejor madrastra que podía haber tenido.

Mary- Gracias… es todo un cumplido… casi un piropo.

Alfred- Si no te hubiese tenido durante la adolescencia, hubiese cogido otro rumbo.

Mary- Date todos los méritos que te mereces.

Alfred- ¿Quién hubiese dicho que tenía vocación de filósofo?

Mary- Ni siquiera de matemático. A los dieciséis no creía que pudieses pasar de ser un camarero.

Alfred- Hay camareros de gran cultura, incluso creativos.

Mary- Son camareros de oficio, pero no de espíritu.

Alfred- Siempre has sabido hablar conmigo. Mi primer porro lo fumamos juntos. Siempre has sabido estar, no como mis padres.

Mary- Tu padre, es una gran persona, pero las responsabilidades le estresan.

Alfred- Es un capullo.

Mary- No olvides que es mi esposo.

Alfred- Me gusta decir verdades, siempre lo intento.

Mary- Pero tus verdades, son solo tuyas. ¿Significa que es una verdad absoluta? Vamos, que eres filósofo…

Alfred- Filósofo subjetivo. Me va la sabiduría oriental.

Mary- Me parece bien pero siempre se ha de intentar ser algo objetivo, dentro de las posibilidades de cada uno.

Alfred- ¡Tú sí qué eres sabia!

Mary- Dame un abrazo y llenemos las copas.

Alfred- Por nuestros años pasados en armonía, y por los venideros que seguro serán sorprendentes.

Mary- Por ti, mi hijastro favorito.

Alfred- Y que siempre sea solo uno, ni uno más.

John y Mark continúan hablando en la terraza, se fuman otro canuto.

John- Mi amigo del alma. ¡Qué cabroncete!

Mark- Lo de cabroncete sobra.

John- Siempre has conseguido lo que has querido, llevas la vida exactamente cómo deseas, pocos pueden alardear de ello.

Mark- Y tú… con hijo y casado. Desde los veinte que aspirabas a tener familia.

John- Sí, pero hace siglos que hubiese dejado la hostelería.

Mark- Si la cocina te encanta.

John- Me gustaba pero tengo alma de poeta, o de diseñador.

Mark- Es que lo puedes ser. Cuánta gente hay que se dedica a dos cosas a la vez.

John- Cómo tú, que eres antropólogo y músico, qué envidia.

Mark- La poesía la llevas en el alma, ¿por qué no me lees lo último que has escrito?

John- La vida ilustrada.

Cómo historia personal…

Histeria colectiva… dónde se fue la cordura.

Mientras, líneas sobre la hoja en blanco…

¿Qué son? Líneas de letras o líneas de dibujos…

No hay conceptos válidos… no hay experiencias ideales…

Todo mediocridad… todo dejar pasar… ni que fuese un ser pasivo…

Como mero pensamiento, como idílica irrealidad.

Mark- Increíble, lo tuyo es progresivo. Constantemente me sorprendes.

John- Gracias. La realidad y la irrealidad se juntan en mis versos.

Mark- Cuánto hay de ti… todos tus poemas son autorretratos.

Uma se acerca a John y Mark. Les brinda con su copa de vino.

Uma- Quiero escuchar a la experiencia, a la vida concreta, al ejemplo.

John- ¿Qué no estabas dibujando?

Mark- ¿Qué no estabas intimando con Sonia?

Uma- Sonia es maja… y está muy buena. Pero intelectualmente los hombres con experiencia, son lo mejor.

Mark- Pero solo para escuchar, ni siquiera para aprender.

Uma- Como tú dices, en el fondo es humorístico. Te acercas a especímenes así y no puedes parar de reír.

John- ¿Siempre eres tan sarcástica?

Uma- Solo cuando me miran en una fiesta con ojos que me dicen: te voy a follar. Y encima su mujer a ratos está hablando conmigo. Esa es la experiencia que me da risa y pena.

John- Cuándo estés cansada de la vida. Desengañada de las relaciones constructivas ya me dirás.

Uma- A mí eso nunca me pasará. Soy un polvorín de energía. Como diría una gran amiga: siempre me recuerdas al pájaro que se dispone a empezar la migración, pero sola, siempre sola y no en grupo.

Mark- Así soy yo también.

Uma- Más humor. Perfecto, perfecto, riámonos un poco más.

Llega a hablar Mary, que también levanta la copa para brindar.

Uma- Huye, Mary, huye, hay aquí unos folladores en potencia.

Mary- Sabes que a mí me encantan.

Uma- Te he advertido.

Uma se va y vuelve junto a Sonia.

Sonia- ¿Qué pasaba en esa ala de la fiesta?

Uma- Nada que nos importe, vamos a montar nuestra propia fiesta particular.

Sonia- Uma, ¿qué has visto en mí?

Uma- Una mujer sensible que tiene ganas de disfrutar. ¿Y tú en mí?

Sonia- Una persona interesante. La persona interesante.

Uma- La vida es curvilínea. Ahora estás bien, luego estás mal para más adelante volver a estar bien.

Sonia- Ojalá existiera la estabilidad perfecta.

Uma- Qué aliciente tendría la vida si todo fuese normal, lineal y aburrido.

Sonia- Pero no tiene por qué ser aburrido.

Uma- Pero sí monótono.

Sonia- Imagínate que tú vida fuese lineal pero llena de felicidad.

Uma- Son nociones contradictorias.

Sonia- Qué difícil pones las cosas, ¿te gusta tener depresiones?

Uma- No, pero así valoro cuando estoy bien.

Sonia- Yo lo valoro siempre.

Uma- Bebamos, que esta es nuestra noche.

Uma le acaricia las nalgas a Sonia y le da un beso. De fondo suena Talking Heads. Beben vodka Absolut. Uma se mueve al ritmo de la música. Aparece Alfred.

Alfred- Las dos mejores personas de la fiesta.

Sonia- ¿Qué quieres de nosotras?

Uma- No quiere nada concreto. Solo calentarse con la música, el alcohol y nuestras curvas.

Alfred- Más que curvas, sois montañas rusas excitantes e insospechadas.

Sonia- Ya has catado las mías pero no volverás a hacerlo.

Alfred- Las mujeres son como las ideas, solo la primera vez son originales, se las conoce y sorprenden.

Uma- Las mujeres son como las ideas, se puede profundizar en y con ellas tanto como uno quiere.

Alfred- Tienes respuesta para todo, ¿brindáis?

Sonia- Por supuesto, porque los ex amantes sigan siendo siempre ex amantes.

Alfred- Qué así sea.

Uma- Amén… casi me atraganto con el vodka.

Alfred- No sé puede beber utilizando una palabra sagrada.

Acto 2-

Sigue la fiesta. Están todos un poco más alegres debido a la bebida. A un lado de la sala están Alfred, John, y Uma. En el sofá, Mark, Sonia y Mary.

Uma- ¡Por qué no me gustan los hombres? si me gustaran haría un trío con padre e hijo.

John- Pervertida.

Alfred- Nunca, nunca. Horror, blasfemia.

Uma se ríe.

Uma- Cómo me gusta provocar a la gente mediante su moral retrógrada.

Alfred le toca un pecho a Uma y le pasa la mano por la vulva.

Alfred- Querida, ¿te gusta provocar?

Uma salta hacia atrás con cara de enfado.

Uma- ¡Cabrón! Esto no te lo tolero.

John- Aunque con lo que te gusta la juerga…

Uma- Mirad… esta libreta para bocetos es mi mejor amiga. Mejor relacionarme con ella en vez de con vosotros.

Uma se pone a dibujar. Aparece Mary.

Mary- Tan mal te han tratado para quedarte a parte dibujando.

Uma- El cabrón de tu hijastro me ha metido la mano en el chocho.

Mary- ¿Alfred? ¡Está despertando de su largo letargo! ¡Qué horror! Esos son los peores.

En el otro lado de la sala están Mark y Sonia hablando.

Mark- Creía que serías la nuera ideal, John también lo creía y le apetecía que lo fueras.

Sonia- Y yo. Pero no hay mal que por bien no  venga.

Mark- ¿Ya no quieres a Alfred?

Sonia- Me atrae su cabeza pero no su cuerpo.

Mark- Van muy ligados, ¿no crees?

Sonia- Puede ser, pero no quiero nada con él ni con ningún otro hombre.

Mark- Lo tuyo con Uma… ¿es real?

Sonia- Me gustaría… la deseo. Qué voy a hacerle…

Mark- Nada, nada, adelante. Si te urge una habitación para estar con ella, utiliza la de John, yo hablaré con él.

Sonia y Alfred se acercan mutuamente. Alfred le sirve un ron con hielo a Sonia. Suena de fondo Simply Red.

Alfred- ¿Qué ha pasado con nosotros?

Sonia- Somos como los gases expansivos. Abarcamos mucho más de lo que tenemos.

Alfred- Ya sé que no te traté muy bien, pero te quería. Te aseguro que todavía te quiero.

Sonia- A Dios rogando y con el mazo dando… tanto que me hinchaste la cabeza con el misticismo de Heidegger… y luego te comportas como un cabrón.

Alfred- Él también fue un cabrón, pero eso no debilita su obra.

Sonia- Pero tú, al menos de momento, no tienes obra.

Alfred- Gracias por recordármelo. Sigo en las mismas: te quiero.

Sonia- Pero yo quiero a Uma.

Alfred- ¿La quieres?

Sonia- No lo sé, pero cuando estoy con ella me humedezco como nunca me ha pasado.

Alfred- ¡Joder, mi novia es lesbiana!

Sonia- Di, mi ex novia. Y además, tú qué sabes si soy lesbiana.

Alfred- Salta a la vista.

Sonia- Siempre me dijiste que no te puedes fiar de los sentidos.

Alfred- Cuánto has aprendido.

Sonia- Te lo debo.

Alfred- ¿Cuántas cosas me debes?

Sonia le da un beso a Alfred en la boca. Aparece Uma con un canuto en la boca y se va.

Sonia- Siempre creí que ibas a ser mi príncipe azul, pero tú falta de sensibilidad para tratar a las mujeres, creo que conecto mejor con personas de mi género.

Alfred- A la gente no le atrae o le deja de atraer un género o el otro a su antojo, ¿no crees?

Sonia- Por supuesto, siempre que he visto una escena lésbica en una película, me he excitado.

Alfred- Sí quieres podemos despedirnos como dios manda. Un fin de semana en la Escala y me llevaré todos los aparatos que tengo para hacer gozar a la mujeres.

Sonia- Nunca me los presentantes, ¿de qué aparatos hablas?

Alfred- Vibradores, bolitas chinas y diversas cosas de las que seguro no has oído hablar en tu vida.

Sonia- Me parece atractiva la invitación, lo pensaré pero no te prometo nada.

Se acerca Uma.

Uma- ¿Qué hay ex tortolito?, ¿de qué habláis?

Sonia- Me ha hecho una invitación multi orgásmica.

Uma- ¿Yo también puedo ser invitada?, me gusta la propuesta.

Alfred- Podemos ir los tres, os sorprenderá.

Uma- Menudos gallitos que tenías por ex novios.

Sonia- Todos los filósofos son unos gallitos.

Uma- Sí, se creen que porque su trabajo es razonar, ven las cosas más claras que los demás.

Alfred- ¿No es así? ¿Lo dudas?

Uma- Hay filósofos que se merecen el adjetivo de idiotas y otros a los que se les debe escuchar.

Alfred- Estoy de acuerdo. ¿Y yo de qué tipo soy yo?

Uma- ¿Acaso tienes tu propia filosofía? ¿O solo cuentas lo que otros han pensado?

Alfred- Te puedo sorprender, sí, sí, te sorprenderé.

Sonia- Aunque parezca la inocencia personificada, es un cabroncete.

Uma- O sea, que piensas.

Alfred- Lo intento.

Uma- Brindemos por las ideas individualizadoras.

Sonia- Exacto, porque si algo tiene un pensamiento propio, es individualizar al ser pensante.

Alfred- Qué así sea.

Alfred llena las copas de Sonia y Uma de vino. Brindan. De fondo suenan los Pet Shop Boys.  Se ponen a bailar los tres. Alfred se acerca a Sonia… insinuante…

Sonia- ¿Pero qué haces? ¿Nunca te queda nada claro?

Alfred- Cómo que nunca me queda nada claro, soy irresistible.

Uma- Es su especie. La especie de los machos es así. Qué le vamos a hacer las mujeres, se piensan que son los que mandan. Siempre lo han creído. Son patéticos.

Alfred- Pues… brindemos por los que mandan, los referentes, el género fuerte.

Sonia- El género inexistente, voluble, paranoico. Ahora estoy y ahora no estoy. Ahora soy así, luego, ya he cambiado.

Alfred- Cómo os equivocáis. ¿Qué haríais sin nosotros?

Uma- Sonia y yo… puedes imaginarte lo que haríamos, ¿no?

Alfred- Por supuesto, marranadas. Si queréis os ayudo… a hacerlas.

Sonia- No, gracias, somos auto suficientes.

Alfred- Por supuesto, lo he sabido siempre. A mí no me tenéis que convencer para nada de la emancipación de la mujer.

Uma- No… si al final habrá en él un hombre inteligente.

Alfred- Estoy con vosotras, no existe el hombre inteligente, pero, ¿y la mujer inteligente?

Sonia- ¿No nos ves bien?, ¿quieres vernos más claro?

Alfred- Perfecto, por favor, desnudaos.

Uma- Ni borracha, que ya lo estoy.

Alfred- Como en todas las fiestas.

Uma- Y que continúe pasando.

Siguen bailando, ahora sueno U2. Se añaden Mary, John, y Mark. Se van pasando entre todos, un par de canutos. Pasan tres minutos bailando, cada uno sintiendo la música y expresándola. Después John baja el volumen de la música.

John- Brindemos porque estamos aquí. Es primavera, la época en que todo nace, brota. Es la época en la que la sangre se altera. Démonos un abrazo colectivo, y por favor, sin patadas en el trasero, que para eso tenemos todo el año.

Uma- Por los bueno bocetos y los besos sugerentes.

Alfred- También por los buenos recuerdos y por no tener miedo de volver al pasado.

Mark- ¡Joder!, y por mí.

John- Este último trago con precaución, no nos vayamos a atragantar.

Mary- Señores y señoras, voy a entrar en trance… la primavera me posee como nunca nadie me ha poseído. Anda John, ven y ayúdame un poco.

John- ¿Quieres hacer el amor delante de todos?

Mary- Querer, querer, sí, quiero. Pero tranquilo, no lo haremos. Aunque sabes…, que cuando quiero algo lo consigo.

John- Dejémoslo estar. Sonia, ¿cuáles son tus últimas tendencias?

Sonia- Viejos como tú, desde luego no.

John- Gracias a dios, ni se me ocurriría fijarme en la ex de mi hijo.

Mary- Ni en la ex de tu hijo ni en ninguna otra mujer. Tú ya tienes hembra.

John- Y una gran hembra.

Mark- Si ni puedes con ella.

John- Es más fácil que sirva a doscientos comensales que satisfacerla.

Alfred- Papá, pues estás jodido, debes sentirte muy poco hombre.

Mary- Un poco de respeto por tu padre.

Uma- A los padres no se les ha de respetar. Se les ha de intentar ignorar, si no uno está jodido.

Sonia- Yo no tengo padre, se fue cuando nací, pero me parece un poco fuerte lo que dices.

Uma- Tranquila, corazón, son las copas de vino.

Mary- Vino, ron, ginebra, marihuana, ¿y algún estupefaciente más?

Uma- Sí,  ese polvo blanco que tomamos el sábado pasado.

Mary- ¡Es una mentirosa!, anda ponte a dibujar bocetos y no hables más. Me vas a meter en algunos problemas.

John- Soy muy liberal, le dejo hacer lo que le apetezca. Sé que es responsable.

Mark- Bailemos y sintamos la música. Dejémonos de chácharas inútiles.

Pasan cuatro minutos bailando. De repente Alfred apaga la música.

Alfred- He escrito un texto para la gran ocasión, es un día, perdón, una noche muy especial. Todos somos conocidos y nos queremos. Por lo tanto es el momento de que conozcáis parte de mis pensamientos especulativos.

Sonia- ¡Oh…, no!

John- Lo espero ansioso.

Uma- Adelante, a ver si nos sorprendes.

Alfred- ¿La vida es una o son varias? No lo sé, no me importa no saberlo. ¿Por qué indagar filosóficamente sobre algo que nunca se aclarará? Pensemos en casos concretos y sociales. En las relaciones entre los seres vivos. En política. En arte. ¿Cuánto y por qué tiene tanta magia el acto de la creación? Cómo decía Hannah Arendt, lo sorprendente y realmente relevante para pensar, es el nacimiento y no la muerte. Entonces,  qué sentido tiene la forma occidental de vivir la muerte, con todos sus lutos y miedos por ella. Esa importancia y trascendentalismo en un tema tan claro como la muerte, ha sido erróneo. Ahora estoy y ahora no estoy… ahora soy y ahora no soy… no hay más que pensar… ni siquiera que sentir.

Lo que nos debe dar dolor de cabeza, es el nacimiento y su trayectoria posterior… por qué sino de la importancia en la educación de los hijos. ¿Para que tengan una buena muerte? El cristianismo se ha equivocado, nos ha engañado. No se ha de llevar una buena vida para acabar al lado de Dios. Se ha de llevar buena vida, porque si no, estás jodido en lo real, lo terrenal.

¿Qué pensáis de todo esto?

Mark- No lo sé. Es arriesgado plantearse cosas tan profundas, te puedes equivocar. Para hablar de todo esto, deberíamos tener tres botellas de whisky delante.

Uma- Las tenemos. Dejémonos de bailes y hablemos.

Mary- Exacto, hablemos.

Sonia- Yo ya me he servido la primera copa.

Alfred coloca seis sillas en círculo con una mesita en medio, dónde ponen cuatro botellas de licor, una cubitera con hielos y seis vasos.

Uma- Me atrae la muerte más que la vida. Nunca he creído ser una persona mística. Últimamente me he dado cuenta de que lo soy más de lo que creía.

John- ¿Cómo te va a atraer más la muerte? Digamos, haciendo una analogía, que la vida es la consciencia y la muerte la inconsciencia.

Alfred- Todo se mezcla interminablemente, en la vida hay consciencia e inconsciencia. En la muerte es posible que también.

Mary- Pero nunca lo sabremos. Lo que has leído es sabio, son palabras equilibradas, de una persona que sabe lo que dice, o que está convencido de lo que dice.

Mark- La verdad es una falsedad. No podemos nunca saber si algo es cierto al cien por cien.

Sonia- Pero entonces entramos en el escepticismo total.

Mark- Solo hay dos posturas posibles en este mundo, el escepticismo y la fe, en todo y por todo. Más allá de eso, nada tiene sentido.

Alfred- Opino que Mark no cree en lo que dice. Sabe perfectamente que se pueden tomar muchas más posturas en la vida. El creer o no creer, solo es una manera de tomarse la vida… entre muchas otras.

Mark- Pero es la postura, la actitud ante la vida. Y esa actitud marcará toda nuestra existencia.

Uma- Sirvámonos otra ronda… está noche veo que será la última de nuestras vidas. A follar, a follar que el mundo se va a acabar.

Sonia- ¿Vamos a una habitación?

Alfred- No interrumpáis lo único que de verdad está valiendo la pena de esta noche.

Mary- ¿Para ti la fiesta, el baile, las risas, no valen la pena?

Alfred- Son superficialidades.

Sonia- ¿Cómo queréis que me fuese bien con este muermo?

Alfred- ¿Damos por concluida nuestra reflexión conjunta?

Mark- Yo voy a tomar el aire en la terraza, lo necesito, más tarde continuamos hablando.

Acto 3-

Durante unos minutos la fiesta empieza a decaer. Uma y Sonia duermen abrazadas en el sofá. Alfred, John, Mark y Mary hablan alrededor de la mesa pausadamente. De fondo suena Enya.

John- Esto se está muriendo. No puede ser. Despertémonos.

Mary- Las fiestas son como la vida. Cuando se quieren acabar, no se puede hacer nada.

Mark- Tengo una idea. Y si preparamos algo para comer… seguro que nos animamos.

Alfred- ¿Verdad que hay gazpacho y calamares en su tinta en la nevera?

John- Sí, los voy a calentar. Además, voy a freír unas croquetas de bacalao, y poner pan con tómate y jamón y queso.

Mark- Mary, abre vino.

Preparan la mesa con la comida y despiertan a Uma y Sonia.

Uma- ¡Joder! ¡Alfred! ¿Qué haces?

Alfred- Tenemos un manjar en la mesa, ¿Venís?

Sonia- Yo ya estoy lista.

Se sientan los seis a comer, brindan con su copa de vino. De fondo suena Phil Collins.

Uma- Gracias por despertarnos. Lo necesitábamos.

John- Cuando se está en una fiesta de esta magnitud, te puedes esperar cualquier cosa, tanto buena como mala.

Alfred- En tú casa papá, mala, siempre mala.

Mark- Estás fatal… John siempre ha sido un gran anfitrión.

Mary- Y tú su escudero fiel.

Mark- Qué siga así.

Uma- Por los siglos de los siglos.

Sonia- Amén.

Mary- Detesto esa palabra, es un concepto equivocado. Como así sea. Las cosas han de ser como uno quiere.

Alfred- Volvamos a filosofar.

Mark- Entre bocado de calamar en su tinta y de queso cabrales.

Alfred- Con la barriga satisfecha se piensa mejor.

Mary- Casi siempre.

Sonia- A veces se pierde de vista lo esencial.

Alfred- Sí, comer y follar, ¡hay cosas más esenciales!

Mark- ¿Cómo qué?

Alfred- Cómo la trascendencia o el futuro de la humanidad.

Mark- En comparación con comer y follar eso no es nada.

Uma- Cuándo se tiene hambre y se satisface el apetito, solo se pueden pensar cosas buenas.

Sonia- La felicidad de vivir, e intentar hacerlo de la mejor forma posible.

Mark- Somos unos privilegiados, lástima que follamos poco.

John- Eso dilo por ti.

Mary- Por nosotros también, ya ni me tocas.

John- Crees que eso lo debemos hablar ahora.

Mary- Tienes razón, lo siento.

Sonia- A veces se folla poco pero se está satisfecha.

Uma- Otras veces se folla mucho y uno está angustiado.

Mark- La vie, life is hard…

Mary- Qué pasa con la vida, con lo complicada que es y no queremos hacerla más  sencilla. Si consiguiésemos estabilizarla…

Alfred- Estaríamos más satisfechos.

John- Yo estoy tranquilo, no sé cómo me veis, pero mi única interpretación es intentar ser armónico.

Mary- Menos cuando estás conmigo.

Alfred- El matrimonio, el siempre sufrido matrimonio.

John- El bendito hijueputa matrimonio.

Mary le da un tortazo a John y produce una risotada en los demás.

Mary- Serás cabrón, lo dejé todo, cambié mi vida por estar contigo.

John- ¿Yo te lo pedí?

Mary- Pues sí, me lo pediste.

John- No me arrepiento, mi amor.

Mary- No me vengas con sarcasmos, que te vas a enterar.

John- Dejemos esta discusión… delante de todos…

Mary- ¡Qué se enteren de lo idiota que eres, estás a punto de romper otro de tus matrimonios!

John- Sí, soy un experto en hacerlo.

Mary- Y te sientes bien, eres más burro de lo que creía.

John- ¡No permito que me insultes!

Alfred- Estas discusiones me suenan, antes de separarse, con mi madre hacían lo mismo.

John- ¡Calla hijo!

Alfred- Vete a dormir la mona, te arrepentirás.

John- Me vas a decir lo que tengo que hacer.

Alfred- Ya no soy un niño, como para que me mandes al cuarto.

Mark- Hazle caso, John.

John- Pero si ha empezado Mary.

Uma- Puede ser, pero una retirada a tiempo se puede convertir en una victoria.

John se va de la sala para acostarse a dormir. Mary está muy tensa. Suena Soda Estereo. Mary habla en forma de monólogo.

Mary-  A quién se le ocurre casarse con un puto loco, no estaba preparada ni lo estoy, con la cantidad de hombres disponibles que hay. He de decidir cosas, mi futuro es incierto, ¿qué haríais vosotros?, escuchar mi corazón, pero es que mi órgano vital está demasiado herido, hasta el coño, ha llegado el momento de ser grosera, de luchar contra todo, ya está bien de ser la mujer correcta, la gente correcta nunca ha tenido éxito, ni siquiera ha sido especial, debo ser yo misma más que nunca, recuerdo que una lúcida amiga de la infancia me decía, a los seres queridos no se les ha de tomar en serio, si los haces sufres, que se jodan… cuánta razón tenía, en cambio yo, que me implico tanto en todo, y luego me derrumbo como una gran torre, haciendo ruido y causando males, la vida es inesperada, aunque no haya libertad de elección, creemos que la tenemos, y como mucho, podemos elegir sobre unas posibilidades anteriormente prefijadas, ¿qué voy a elegir yo?, quedarme más tiempo con la persona que quiero, aunque me haga daño, o volar a otros nidos, otras sensaciones, otras sorpresas, no lo sé, difícil decisión, lo único que quiero es sufrir poco, empezar una vida sola, ¡no!, o, ¡sí!, estoy perdida en el limbo, pero a John ya no le aguanto, cómo se transforma el amor, pasa de la pasión a la intolerancia sin que una se dé cuenta, y una vez que ha habido el cambio… qué difícil es que algo vaya bien…

Alfred se acerca a Mary, le lleva una copa de vino tinto.

Alfred- Querida madrastra, nos estáis dando la fiesta.

Mary- Lo siento, recordemos los buenos momentos del equinoccio de primavera del 2017.

Alfred- Relajémonos y acabemos la fiesta en paz. Venga volvamos a bailar. Y recuerda que todo tiene solución.

Se ponen los cinco a bailar al ritmo de Lou Reed. Brindan con las copas. En ese momento aparece John.

John- Esperad, yo también quiero brindar, aunque sea con limonada hecha con lima natural.

Mary- ¡Yo no voy a brindar!

Sonia- Me parece que se ha vuelto a acabar el buen rollo de la fiesta.

Alfred- Para nada, dentro de cinco minutos estarán en la cama follando.

Uma- ¡Qué relación más apasionada!

Mark- Yo no quiero una así para mí.

Mary- Yo tampoco y la tengo.

John entra en la sala con un plato que ha preparado., de berenjena, huevo poché, salsa holandesa, y encima caviar… Llena una copa de champany y le da todo a Mary.

John- Hagamos las paces, eres el amor de mi vida.

Mary- Cabrón, no te da vergüenza montar este numerito delante de todos.

Uma- Ya estoy acostumbrada a numeritos, con la infancia que pasé…

Sonia- ¿Has sido una niña necesitada de amor?

Sonia se acerca a Uma y le  da un beso en la boca abrazándola.

Alfred- ¿Conmigo nunca mostraste tu ardor?

Sonia- Cómo qué ardor… qué palabra más fea. Ardor es cuando te cae algún producto como la lejía en la piel, o cuando andando por el campo rozas ortigas, pero al deseo sexual llamarle ardor, me parece una falta de criterio lingüístico tremenda.

Alfred- En la lengua se van admitiendo las expresiones que utiliza durante mucho tiempo la población.

Mark- Por eso la gente se expresa cada vez peor, ¿cuándo te encuentras con alguien que sabe hablar…?

John- Yo sé hablar.

Alfred- Y más cuando estás borracho.

Mary- O cuándo me quieres tocar los cojones.

Alfred- En eso es un maestro.

Sonia- Pues yo creo que el maestro en tocar los cojones eres tú, Alfred.

Mary- De tal palo tal astilla.

John se ríe y golpea en el hombro a Alfred…

John- Somos calcados.

Uma- De eso no se ha de poner nadie contento.

Mary- Es que son cómo hombres del cromagnon. O cómo simios.

John- Aquí te pillo aquí te mato.

Mary- Eso es lo que quieres hacer conmigo, matarme por el estrés que me causas. Nunca había tenido tanta rabia como contigo.

John- ¡Joder!, es que soy un mago. Obtengo de los otros lo que quiero…

Mary- Come esto.

Mary le da a John una patada en la entrepierna. El resto de personas se ríen o sonríen. John sé queja del dolor.

John- ¡Cabrona!

Mary- A su servicio.

Alfred se lleva a Mary a un lado de la sala. Parecen discutir. De fondo suena The cult.

Mary- Lo siento, en serio, siento haber dado este espectáculo. Si tenéis un poco de paciencia todo puede volver a la normalidad.

Uma se ríe a carcajadas. Sonia que está a su lado le da un empujón de advertencia.

Uma- ¿Y qué es para ti la normalidad?

Mary- Tranquilidad, buen diálogo, risas y buen rollo.

Mark- Eso lo hemos tenido durante casi toda la fiesta. Podemos volver…

John- Sí, pero yo tengo los cojones hinchados.

Mary sonríe.

Mary- Lo siento, mi amor.

Mary le da un abrazo a John. Se dirige al aparato de música y sube el volumen. Empieza a bailar exagerando los gestos.

Alfred- Me parece que vamos demasiado cargados de alcohol y porros.

Sonia- Vamos a sentarnos. Unos minutos de autoexamen.

Mark- Yo no necesito auto examinarme.

Uma- Con lo intelectual que eres, te conoces perfectamente…

John- Igual que yo… siento, luego soy. Todavía me duele.

Mary- ¡Qué pesado! No ha sido para tanto.

John- Corazón, si yo te contara.

John se tumba en el sofá y se duerme. Alfred observa como Mary coquetea con Mark.

Mark- Digas lo que digas tienes un buen marido.

Mary- Estoy cansada de hombres de acción, son muy viriles pero al final se quedan en nada.

Mark- A John le funciona muy bien la cabeza. Podría dedicarse a una ocupación intelectual.

Mary- Lo dudo.

Mark- Le conozco desde la adolescencia… siempre fue el más listo del grupo.

Mary- ¿En serio?

Mark- Tenía una oratoria, un discurso, convencía a cualquiera aunque no se creyese el argumento ni él.

Mary- Ahora no es así.

Mark- Tantos años de excesos habrán mellado sus capacidades.

Mary- ¿No te apetecería salir una noche conmigo?

Mark- ¿Me estás pidiendo una cita?

Mary- Puedes llamarlo como quieras. Solo quiero que pasemos juntos buenos momentos.

Mark- Qué soy el mejor amigo de tu marido…

Mary- No tiene que pasar nada, si no queremos.

Mark- Ya, ya conozco estas situaciones.

Mary- Tienes tiempo para confirmar nuestra cita.

Se acerca Alfred, Mary, le mira.

Mary- Hola, querido ahijado.

Alfred- Mary, has bebido demasiado, no la líes más. Anda vete a la cama.

Mary se despide de los dos y desaparece.

Mark- Nunca había visto a Mary de esta forma.

Alfred- Creo que están pasando una profunda crisis de pareja.

Mark- Si pudiese hacer algo por ellos… y de paso por ti.

Alfred- Por mí no te preocupes, ya estoy acostumbrado a la inestabilidad de mi padre.

Mark- Creo que una persona nunca se puede acostumbrar a eso.

Alfred- Se intenta. Gracias de todas maneras.

Acaba la función.

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