¿Cómo puedo hacer coincidir el trabajo de mis sueños con la mujer ideal? Esa pregunta se hacía constantemente Alejandro. También se la hacía a la psicóloga.
Pero, en realidad, su trabajo de cartero, no era el trabajo de sus sueños, y su amante no era la mujer ideal, sino una mujer en el paro que bebía más de la cuenta y de la que no podía fiarse demasiado.
Alejandro era experto cocinero aunque él no lo sabía. También componía unas fotos muy interesantes.
Sofía era su amiga desde hacía treinta años, iban juntos a primaria, le animó a buscar trabajo de cocinero. Lo encontró, en un interesante restaurante de cocina de autor. Allí demostró sus dotes y conocimientos, en poco tiempo se convirtió en la mano derecha del cheff. Juntos crearon nuevas cartas y menús.
Los miércoles, que era su día de fiesta, los dedicaba a tomar fotos por la calle y en interiores que le parecían atractivos, también hablaba con Sofía. Un miércoles, estaban Sofía y él en su casa, fumaron un canuto que les sentó tan bien que se acostaron juntos. A la mañana siguiente, Sofía le dijo que siempre le había gustado, Alejandro exclamó, ¡si te veía cómo una mujer imposible!
Sofía, le hizo prometer que dejaría de ver a su amante. Alejandro accedió a ello.
Otro miércoles, estaba Alejandro trabajando en el ordenador, retocando fotos, y Sofía las vio. Le dijo, que eran unas fotos muy interesantes, que tenía un amigo propietario de una galería de fotografía.
Un mes después Alejandro expondría en esa galería.
Ahora, Alejandro, cuando iba a la psicóloga no le hacía preguntas, le exponía sus miedos a que todo fuera un sueño. Qué ese cambio de vida no fuera real.
La psicóloga le dio el alta diciéndole, cuando quieras tomamos un café, ahora ya no eres mi paciente. Alejandro le contestó, quiero a mi mujer y no quiero amar a dos mujeres a la vez. Gracias por todo. Se dieron un beso y se dijeron, hasta la vista, y que sea un reencuentro muy lejano.
Pensamiento Irracional 