Poemario inspirado en la película de Víctor Gaviria Rodrigo D, natural de Medellín, Colombia.
Calles,
lumbago psíquico permanente,
paseo intranquilo.
Regeneración imposible,
destino gritado y sufrido…
Eccema permanente.
Ruido, locura extensiva…
Como la res cartesiana,
como el materialismo dialéctico.
No sinceridad,
aspectos inverosímiles,
realismo llevado a la práctica.
Muro,
cuánto lo pensó Tàpies.
¿Acaso era de una comuna?
Rejas…
Luz aplastante,
mentiras verdaderas.
Espacio que contiene
la nada…
Verbos descompensados…
Miradas muertas en vida…
Amistad difusa,
por el alcohol y las drogas…
Se confunden las pieles…
Realidad animal…
Contenido etílico…
En la desmesura de la hiper realidad….
Concreción adversa,
el sinsentido…
No hay opción,
límites corrosivos.
Insignia efusiva.
Elementos subversivos.
Estado elemental…
Emboscadas,
penumbra opcional.
Descubren elementos
reales, oscuros,
dónde los pasos
generalmente desandan.
La lírica de la violencia…
El summun del fracaso…
Subiendo las escaleras
quizás haya luz.
Estados hambrientos,
se alimentan a golpes…
El infierno es uno mismo,
aunque lo alimenten los otros…
Reliquias callejeras,
con mentes infrahumanas,
las lentes hacen ver,
aunque no hay opción
de adquirirlas….
Opciones graves…
Suspenso práctico,
camino cerrado,
alimentación violenta
en las comunas derruidas.
Ciudad en swing,
lomas hirviendo,
quehaceres mitigados
al ritmo de la sinrazón,
y el espíritu urbano sigue componiendo
a pesar del sufrimiento…
La línea imaginaria
no existe cuando la armonía
impera en antros
y desemboca en sensibilidades
latentes….
Cuando el ritmo suena,
el trueno se debilita,
y las míseras vidas
palpitantes tanto
andan como desandan…
Ambiente cargado,
la no respetabilidad visual,
sin límites…
Desamparados,
las ilusiones siempre
quebradas, pueden desembocar
en vida o muerte…
Piedras rodantes
bajan las lomas,
para que su melódica
armonía deleite oídos
y pareceres…
Llega la muerte de las sensibilidades…
Réquiem circunstancial…
Lo diabólico de la música enraizada
a mentes y cuerpos…
Sucumbiendo ante melodías
que como algunas balas
dan en el blanco.
Ecosistema contraproducente,
no hay simbiosis posible
y el camuflaje de la realidad
es urgente y utópico…
Paradojas vitales…
La insurrección de…
…Somos y no estamos….
¿O estamos y no somos?
El orden de los términos cambia el significado…
En las comunas no importa el orden,
gobierna la bala.
Melodías abstractas,
en vidas contraproducentes…
Esencias inversas,
en el reino de la circunstancialidad….
No hay recompensas,
en el mundo surreal
de las fantasías violentas….
Música de barrio,
melenas histéricas,
sexo descontrolado,
violencia y malas palabras…
El régimen abstracto
de la fealdad ambiental,
con su desparpajo violento….
La suciedad emocional impera,
y el lujo espiritual se queda
solo, un lujo que no
se puede llevar a la práctica.
Las solicitudes
son contraproducentes,
(solicito malas compañías
y energía dañina)
muchos las consiguen.
Los ambidiestros tienen
ventaja,
pueden disparar con ambas manos,
que desvergüenza.
Descontento espiritual,
la contestación siempre violenta
llega a alterar los cimientos
del bienestar.
Sinopsis…
Violencia justificada,
pan escaso,
irascibilidad y concupiscencia
como condición de vida.
Las letras desaparecieron
del no lugar por la falta
de práctica de los hombres:
Comuna…
La similitud entre
la realidad y la ficción
es inapreciable…
¡Qué jodida es la vida!
Resultado bélico,
los sones de la
liturgia animal,
donde los instintos por vivir
te matan y hacen matar.
La ocupación va unida a la
autoconstrucción,
y en el panal faltando la reina,
se entra en el caos, y en la
guerra es de todos contra todos…
Lo obsesivo como ritual
violento en la comuna
de la lírica esencial….
Las herramientas laborales,
armas de fuego
dispuestas a perforarte el espíritu.
Retiro mercantil,
cambio bala por sangre….
Los espíritus invierten lágrimas
incomprensibles,
ya que la empatía
se eclipsó hace tiempo.
La siniestralidad forma
parte de la vida…
Las formas, en su conjunto
se deforman…
Qué vida más siniestra…
Los estereotipos
ya no son válidos…
Todo terminó con las convenciones,
y ya, desde hace tiempo,
las manos solo destruyen….
Inconsistencia narcótica…
Sin ideales, deambulan
dando pasos y atropellando
a otredades…
La disculpa debería ser lineal,
pero la vida no lo es…
En las comunas todos trabajan,
aunque algunos sea disparando bala
y otros vegetando…
Los más son activos y espontáneos…
Música transmisora de ideales,
contestataria y diabólica…
Estamos in crescendo mientras otros
decrecen…
La comisura de los
labios, deformada
por pronunciar un hijueputa…
Hay alguna palabra que describa mejor
la realidad….
Melodías tronando…
No existen los límites
en el mundo expresivo y
combativo…
La muchedumbre se agita
por no poder ver otra realidad
alternativa…
Somos nada en el mundo
de la violencia instintiva
y de los sentidos….
La crónica desgracia
vidas límite y sonidos
quebradizos,
un grito melódico hace
tranquilizar
los propios espíritus….
La esencia de la realidad
es la irrealidad,
qué paradoja más radical.
Patriotas inverosímiles,
hiriendo el entorno,
cuando lo social es el enemigo…
Pisadas violentas,
ritmos cardíacos….
La longitud de miras está
siempre ausente.
La concurrencia abstracta,
la inverosimilitud ambiental,
el detritus somos todos…
La inconsciencia como normalidad…
Lo contrastado como mentira,
la ilusión como irrealidad…
Los motivos se compaginan
con la visceralidad…
Lo opuesto,
las náuseas ambientales
en calles que no son calles,
aunque sí caminos que llevan a la nada…
Sin apoyo va pasando la vida…
Siempre limítrofe,
siempre atenta para que no se escape el mal…
Terror generalizado.
La comisura de tus labios…
Mujer oscura,
en la que la bondad está
ausente…
De fondo melodías chirriantes…
La ruptura interior,
solo quedan intactas las vísceras….
Mundo paradójico y violento….
La singularidad escasea…
Unos golpean y otros narran…
La historia lleva intrínseca
su razón de ser…
Pasos quebrados,
no hay linealidad,
la armonía vital no es ni una
ilusión…
Abruptamente suena
una banda que te gusta,
aunque no comparte tu energía….
Listones caídos,
casas en destrucción.
La esencia invade la nada…
Esencia violenta y alterna…
Lo inspirado en la
promiscuidad vital…
Todos pueden recibir…
Para que se actualice
solo hay que esperar….
La ruptura,
infierno terrestre…
En la desmesura…
Vidas intensas aunque dañadas…
La hecatombe,
ecosistema ensangrentado…
La línea es utópica.
No hay historias,
los recuerdos se han de
quedar en el pasado…
Ya es suficientemente
duro el presente…
La desmesura en forma
de balas y de malas intenciones….
El aullido poético no basta
para encauzar tanta ira comunal.
Réquiem por la vida y por la muerte…
No hay salida posible…
Lo inmutable:
Un pandillero disparando balas….
La expresión del horror,
en un retrato emotivo
y calificador: film.
La orquesta no existe:
Y quien marca la melodía de esta
historia… No hay melodía….
Contorsiones direccionales…
¿Amistades verdaderas?
La vida como un rugir carnoso.
Historias: horror.
Ambiente: perdedor.
Espíritu: combativo…
¿Existe alguna trinidad
más provocativa?
La existencia como nulidad
armónica…
¡No somos nadie!
Lo retrógrado no existe…
El ambiente de la frustración
en el medio de la supervivencia.
Rosso, impoluto,
narcisista, violento,
y sin amor…
La pasión es otra cosa…
Incisión quejosa,
punzante y sangrienta…
El realismo exacerbado
como vida….
La intuición reiterativa
basada en la sangre…
Estímulos paradójicos,
como la vida y la muerte,
los sentidos y la sinrazón….
Admisión al infierno…
De balas y melodías salvajes.
Cuando la intuición se
combina con la necesidad:
¿Maldad?
La res abrupta,
perversa mediocre e infernal….
La vida arrastrada, rocambolesca,
sin límites y voraz.
La selva de asfalto,
limitada por muertos y besos.
Lo inmensurable:
Ausencia de empatía
en calles malditas,
y sexualidad exasperada.
Lo relativo no existe:
Medio burlón y asesino…
Las cuestiones
sin hablarse,
¿acaban siendo sangrantes?
¿Te la juegas o no te la juegas?
Ni el asfalto disimula
la desestructuración,
en historias vívidas…
¿Durante más o menos tiempo!
La genialidad proviene
de la constancia…
¡Qué efectivos sois
disparando bala!
Espíritus quebrados,
indomables,
incorrectos e inmorales…
Realidad hecha expresión.
Las incertidumbres son paganas,
contra lo que creéis creer
y no practicáis.
Incorrecciones radicales,
estructuras deformes,
vidas incorregibles.
La insignia defectuosa…
Arma polvorienta,
sarcasmos y blasfemias,
en ritos y pareceres,
adversos y violentos…
El límite contemporáneo,
la historia conocida,
calles, armas y muertes.
Melodías tanto sonoras
como visuales….
Lo exento de armonía…
La vida contingente y a veces
espiritual.
La concurrencia radical.
Comparaciones irreales…
El metal suena…
El yunque mata
y deforma.
Resistencia controlada,
en forma de distorsión
sonora,
entre el rococó
que es la vida,
y la insignificancia
de la muerte…
La línea adversa,
los sonidos recalcitrantes
de la jungla de asfalto…
Cuando el futuro está vacío de contenido.
Las esquelas ininterrumpidas
inundan la vida de muerte…
La perversidad aumenta en
la urbe bipolar.
Las simbiosis
internas producen y
reproducen…
Somos gente insignificante
ante la maldad y majestuosidad
urbana…
La invasión fecundacional,
se deberían crear más
ideas que llevar
a la práctica.
Más sentimientos actuales y
sinceros…
La textura ambiental raspa
y hiere, y la vida inmersa
en su bucle que siempre
desemboca en muerte.
La estirpe del fierro,
la inmundicia latente,
la ausencia material,
los sentimientos dañados.
Lo instintual siempre latente,
sin musa ni contemplaciones,
con atardeceres violentos
y tormentosos…
¿La vida sigue…?
La concupiscencia llevada
al límite,
lo revolucionario siempre
es espontáneo,
ya no hay bien sin mal,
y la absurdidad es la esencia
vital…
Lo retorcido
de las visiones
subjetivas,
el misticismo de la violencia,
la paradoja es trascendente….
Revolución:
Lo intrínseco y devaluado…
Reminiscencias de la nada…
Cuando el vacío viene
y la liturgia aparece…
El símil,
la vanidad,
las melodías truncadas…
La evanescencia,
el rito del disparo
y la muerte.
La inexactitud deslumbra,
somos la paradoja ideal…
Las calles borrachas se desequilibran,
y yo de moral
dudosa las intento enderezar.
Las comisiones,
la libertad en forma
de violencia…
La servidumbre,
la vanagloria circunstancial…
Los deseos,
la invariable levedad de
la muerte…
Sin conexiones la distorsión
suena en la azotea de la luz…
Reembolso…
Lo instintual como modo
de vida.
Calles calientes,
fuego desigual.
Lo intenso,
lo perpetuo.
El dilema entre
la vida y la muerte.
La línea,
el desembarco sin
agua,
la sed sin
aliento,
el ahogo perpetuo.
La convalecencia dirige,
el dolor invade,
la sangre corre.
La insinuación ambiental…
Los límites entre el mal
y el peor…
En moradas desiertas
y comodidades muertas.
La finitud como meta…
Material bélico,
condescendencia austera…
Lo retro es una ilusión.
Las consideraciones apátridas…
El sumun de la causalidad,
el por qué no importa,
el cómo tampoco,
lo marchito es lo real…
Exentos, perplejos
y violentos,
jóvenes comunales
en son de guerra.
Sinopsis destructiva:
El ser es violencia
y contestación.
Lo abstracto, lo irreal,
la desmesura…
Violencia esencial.
Las situaciones informan
de la virtud circunstancial.
Lo insigne como falto de
armonía, los elementos naturales
sufren,
narcóticos contra la depresión
por la realidad.
Las intenciones,
a veces subversivas,
corren y golpean,
al ritmo acelerado de un punk
crítico y auto crítico.
Exento de culpa, golpean y
golpeo,
cuando la escena hace hasta
reprimir el aliento,
y la música nos invade y hace reaccionar.
No hay descanso,
lo esencial es la mera vida…
La felicidad es una utopía.
La continencia emocional
no existe en el mundo
de la distorsión sensorial.
Rotura integral,
relax fortuito,
sin instituciones…
Vidas autónomas
y golpeadas….
Éxtasis diabólico,
impregnado de impulsos rebeldes…
Lo opuesto, lo irresoluble,
lo impuesto, lo incompleto….
Recorridos inversos,
la inmersión oscura,
la magnitud indiferente…
Lo menstrual…
La inmensidad colapsada.
Cicatriz abierta,
melodías quebradas.
la línea imaginaria,
lo rocambolesco
como expresión asesina…
La amplitud visual,
la escasez espiritual,
la conclusión inconclusa,
el barrio sanguinario.
Las solicitudes emprendedoras
y melódicas en calles
temblorosas y harapientas.
La sincronía visual,
el sumun de la elaboración
violenta,
los símiles desiguales…
Las intenciones adversas.
Contrariedades
definitivas,
la esencia microscópica,
la altitud primordial,
la cantidad pasa por
la decrepitud.
Encontrando iguales…
La diferencia es clasista,
la distancia al final
diferente,
terrible,
real.
Revolución personal,
sones impertérritos,
incontinencia sensorial,
historias contrarias,
realismo sangriento.
Recreación subversiva
y concomitante,
no hay melodía válida
para describir tanto
atropello…
La vida sigue de forma
discontinua,
la bala llega y se va.
El tamaño sí importa,
a mayor distancia mejor
visión…
Por eso en las comunas
la gente conoce mejor Medellín.
Los restos irascibles,
los recogimientos inversos…
La metamorfosis impera
en la realidad deformada.
Calles candentes,
no existe el idilio…
En las casas violentas, se está y se amputa…
Vidas rebeldes en la
ciudad de la pasión.
Ecosistema urbano,
todos perdemos algo.
Incremento irracional,
la miseria objetivada.
asesinato.
Sonrisa inerte,
lo rocambolesco,
la irritación agresiva,
sonrisas maquiavélicas.
La convergencia maligna…
Calles ardiendo por sentimientos oscuros.
Relatos breves,
la muerte siempre está
cerca,
no se puede uno esconder,
todo está oscuro,
y ella te llama y te atrapa.
Los instintos dictan,
las distancias se acortan,
es difícil fallar el tiro…
¿Todos seremos acribillados?
La renuncia,
ineptitud ambiental.
Heridas sangrantes,
melodía perturbadora.
El incremento
de la irrealidad,
corrosión incipiente.
Recreo bélico,
desembolso.
Líneas opuestas,
batallas anárquicas.
Las diferencias determinan,
la ansiedad resplandece,
gritos y confusión.
La inconsistencia social,
las miradas perdidas,
municiones melódicas,
versos exultantes.
Inconcreción,
nostalgia violenta de la nada,
vacío espiritual,
desequilibrio anímico.
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