De vuelta a lo natural… instintual… y…

Vayamos y descansemos

 

Y cómo si mi hijo

me hubiera preguntado:

¿De qué estás cansado?

Y yo tras la pregunta,

no paro de reflexionar

y la respuesta se me esconde.

¿No estaré cansado de la

Gasolina y de la frialdad humana?

De tanto cemento, de lo que pagamos

por un lugar para criar, educar y dormir.

Y casi me atrevo a contestarle a

mi hijo. Mi niño no puedo más con los

claxons. Marchemos al prado verde

enmoquetado de los montes. A que

realmente nos alimente el oxígeno.

Vayamos y sonriamos.

Vayamos y descansemos.

 

 

 

Con o sin corazón

 

Y la reminiscencia me vuelve,

me veo sobre las ramas de

un árbol refrescándome

con el viento de un maduro y

soleado día.

Y como, como naranjas, y

bebo agua del riachuelo.

Y mis poros de la piel emiten

melodías naturales.

Cuánta grandeza hay en los

seres sin corazón, y cuánta

lucha en los seres con corazón.

¿Y ya no me preguntaré más si

soy ser con o sin corazón?

Si el corazón me lo habéis robado vosotros,

naturaleza con aroma a lo que

eres, guerra de pasiones.

 

 

 

Pasión

 

Oigo el sonido del agua

al correr por el arroyuelo

del alto monte, al soñar

dormido en mi dormitorio

semi urbano, junto a mí

mujer que es como una catarata

descontrolada, de sentimiento

por la vida.

¿Y cuándo despierto?

Cuando despierto excitado

por tu piel, digo:

subamos en el tren y

lleguemos a la estación

ferroviaria de más altitud

posible, y si allí hay prado

y hace sol, holgazaneemos

como todo animal que

no está en busca de comida.

¡Ya que nosotros no buscamos comida!

¿No?

Tú eres mi comida, y yo soy tú comida.

¿Por qué no alimentarnos mutuamente

donde posiblemente hace tiempo

que ningún prehumano haya

pisado esa hierba, esa humedad,

de monte casi virgen?

Monte.

 

 

 

Lo instintivo

 

Hasta donde viajan mis

inquietudes, mis sensaciones

estéticas, mis impulsos amorosos

y sexuales siempre junto a ti.

Viajan a lo primigenio,

a lo instintivo, a donde hay lucha

por la vida y no crueldad en la vida.

Viajen al bosque, a las rocas perdiéndose

por el ir y venir del mar. Al monte desnudo

ante las inclemencias atmosféricas,

pero siempre sacando la cabeza.

Y sólo viajo hasta allí porque mis sueños

van hacia la vida natural.

Hasta la naturaleza en que mis instintos y

mi razón no riñen.

No riñen.

 

 

 

 

Lo salvaje

 

Van pasando los hechos,

en la medida que es el

tiempo de la historia.

Y me excito, luego

me aburro, más tarde

amo, a continuación

llega la luz del visionario

que me dice, ¿no sería mejor

que todos los estados pasasen

junto a lo salvaje,

a lo vegetal, a lo

animal? Sí, allá donde se

devoran unos a otros,

pero por hambre.

Y una vez allá

buscar el sentido de lo real

y lo irreal junto

a tu hijo y

tu mujer.

Y amar, amar y amar,

al cielo azul, y a tus

caderas, las hojas caducas

y tu espontaneidad.

A lo natural y a lo poco

convencional que quede

entre nosotros tres.

La iluminación realmente

sabia era, y algo de luz me…

y seguidamente nos dio.

 

 

 

Mensaje

 

Quietud, quietud,

si calienta el sol pero

un pino nos resguarda

con su sombra pudiendo

ver desde allí. Por

la claridad, intuyo.

Por el sol, el uno intuye. Por

la sombra del pino

me refresco

intuyendo e intuyendo,

y la imagen de mis molestias

se hacen nítidas.

¿Cuánta frialdad ha pasado?

¿Cuán culpable me he sentido?

Y después de ello y de

algo más de calor,

aunque esté bajo la sombra,

os propongo, mujer e hijo.

¿Volvamos para encontrarnos

con nuestros instintos como

hace la sabia madre, o la

razón natural?

 

 

 

 

Cuan lento itinerario

 

Cuan lento itinerario

hasta llegar a una voluntad

no sé si media o final.

Quiero pasar mi vida

alejado de las toneladas

de asfalto que actualmente

me rodean. Pero sin estar

solo. Y me pregunto,

¿puedo realizar mi

voluntad o sólo se quedará

en una ilusión? No sé,

no sé, lo que sé es que no se

para de hacer camino

sobre este medio en que

vivimos hasta que nuestro

cuerpo muera. El alma no lo

sé. Son preguntas en que no puedo

responder con conocimiento

justificado. Y el camino lo hacemos,

y le obligamos o deberíamos obligarle

a torcer a nuestro antojo.

O sea que ilusiones, ilusiones serán hasta

que queramos.

O si no, dirijamos nuestro trayecto.

 

 

 

 

Delirio

Sangrante delirio.

¿El qué me penetra?

¿El qué te incumbe?

¿El que casi es imperceptible?

Y corro, huyo, me intuyo,

pero siempre intenta

ser entre verdes naturales,

o rocosas realidades.

Y como cuando lloro,

aunque nunca gotean

mis lágrimas,  a mi expresión

impertérrita le gustaría asemejarse

a la de astuto zorro, o al

de la fresca ardilla, pero

sin obsesiones que de

ello soy un experto.

 

 

 

 

Sin desaliento

 

Come, corre, ríe,

consigue. Sin desaliento

se ha de ser más que…

cuando la naturaleza

solo vive de instintos,

su lucha es menos oscura.

En el niño, ¿todos hemos sido niños?

¿Cuándo pasó la niñez si

ni siquiera me llegó y si

me llegó la sufrí?

Quiero andar desnudo con mí

mujer y mi hijo.

Y que la desnudez nuestra

que sea como la del pino

que casi nos da sombra,

pero como seres instintivos y

animales que somos. La

sombra siempre la buscaremos,

siempre que nos moleste

el sol, siempre que nos moleste

la vida.

 

 

 

 

Árbol fuente

 

Voy caminando, acompañado,

bajo nubes que hacen el día gris,

cómo mi estado anímico. Y

tropiezo con un gran árbol,

miro hacia sus altas ramas,

que me hablan. Pero resulta

que las ramas de tanto explicar

se han quedado mudas y

quienes me hablan desde ellas

son mi mujer y mi hijo

que me dicen, alcánzanos,

vuelve a tu estado primigenio,

que es el que deseas y ven

con nosotros y sacia

tu sed en este árbol/fuente.

Fuente de vitalidad. Fuente

que curará tus sensaciones

que no quieren escapar y

salir de ti.

Fuente.

 

 

 

 

Sendero

 

Vamos como siguiendo

el sendero refrescante

sel arroyuelo, sin saber

si acabará secándose, o

si será afluente de otro

cauce con mayor cantidad

sel líquido que restablece

al sediento.

Sediento en forma

de árbol o de animal, de

hombre de campo, o de ciudad.

Y yo urbe, me expansiono

en la naturaleza.

Y yo hombre insano

que busco la salubridad.

Y yo hombre acompañado

entre mis paredes, prefiero

la misma compañía,

estar o ser entre bosques,

rocas, pero sobre todo

cercano a humedades que nos

sanarán de la sequía, incluyendo

siempre sequía emocional.

 

 

 

 

Me hablan

 

La piedra me habla,

la hoja seca me habla.

Más creíble decir ese

ser animado me habla.

Y de lo que estoy seguro

es de que la existencia

me habla. La existencia

abstracta y tu concreción

en forma de hermosura,

brillantez y a la vez

inocente existencia, con

voz de niño individual,

mi niño, tan cercano

a lo natural que entre

lo admiro y lo envidio,

siempre sanamente…

Tu ser, mi ser,

nuestro ser. Amor,

tú amor, nuestro amor.

Hijo, mi hijo, nuestro hijo.

Qué más puede celebrar

una existencia triste

y necesitada

como la mía.

 

 

 

De ser

 

Mi ser, nuestro ser,

vuestro ser, qué sin

angustia y con angustia,

qué con dolor y con

placer, vivimos siendo

y disfrutamos viendo ser.

A nuestros pequeños no sólo

los miramos, no sólo

los cuidamos, sino nos

sorprendemos de sus esencias,

su ser que ríe,

Ser preguntón, ser en

evolución, ser puro amor.

Y hoy, aquí con sol

y entre aguas, hiervas,

relax y desespero nos

decimos adiós, para

seguir, continuar y

sufrir siendo.

 

 

 

 

 

Castigando el sol

 

Castigando el sol, y

yo como pétalo mustio.

Mi alegría y mi angustia

se relacionan, se conocen,

pero no se suprimen.

Y si se suprimiesen me

volvería verde prado

o azul cielo. Tranquilo ante

las inclemencias.

Y huelo, huelo la

naturalidad de lo natural,

Que me llama, nos llama,

llamada en forma discursiva,

cómo lenguaje que es.

¿Cuándo no ha transmitido

una lluvia,

o un sol saliendo entre

nubes, o una mariposa

aunque no sea extravagante?

Cuanto dice lo natural

y cuan poco lo escuchamos.

 

 

 

 

Comprar o dar

 

¿Te puedo comprar tu

alegría? Le

preguntaría al jilguero,

¿y a ti tu espontaneidad?

¿Qué me contestaría mi hijo?

¿Qué me dices tú si te

doy por tu franqueza?

¿Y qué me darías?

Me diría mi amada.

Y pensando y pensando

le diría, te regalaría un acercamiento

a lo natural, para nosotros tres,

en que lo instintivo natural

fuera nuestra acción, y

la belleza natural nos

otorgase su sensibilidad.

 

 

 

 

Noches

 

Las noches por ahora

no se acaban.

Noches almendradas,

noches chillonas por

el rojo de sus llamas.

Y la juventud que sí

corre, que sí salta,

y como dijeron, verde y verde,

verde que te quiero verde.

Donde la pólvora que

para algunos sobra,

a otros casi enloquece.

¿Y qué diría si le

preguntásemos al pino

sobre el humo?

Humaredas que son

como niebla. Humaredas

que son ya efímeras.

Humaredas etílicas.

Humaredas de alegría.

Humaredas para amistades

entre charlas, empatías,

dulces y además de

ilusiones y voluntad,

restos de felicidad.

 

 

 

 

Que siento

 

¿Qué siento?, ¿qué siento?

Cuando tus ojos más

intuitivos que los míos

me cuestionan, eh

niño mío.

¿Y cómo ser yo sin

un entorno casi natural?

¿Y cómo ser yo con nervios

que van de la risa al llanto,

siempre reflexivos?

Y mi terapia, llámese

el mar, o tu cuerpo,

o el prado, o tu voz,

o el viento, o tus

cabellos. Pero

siempre terapias

exactamente naturales.

Exactamente convenientes.

 

 

 

¿Y qué hacer?

 

Casi ni lo siento.

¿Qué hacer?

Mejor que hacer, decir a

mis seres queridos,

vayamos a buscar el

lugar del sentir,

llámese mar, monte o río.

Vayamos pero con tranquilidad,

y si puede ser que el gran trayecto

sea a pie.

Ya que el cansancio, en las extremidades

Inferiores, es como si fueran

raíces que se agarrasen a la tierra.

Y las sensaciones vienen. Y la mente

quizás, todavía viene y va,

viene y va.

 

 

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